Consultas Psicológicas de la Tierra Media

Sesión psicológica de Gríma

Bienvenido, heraldo de infortunios... perdón, a usted no era, doctor, es que estaba ensayando, y he visto su capa gris y me ha recordado algo... Pero siéntese, siéntese... ha sido muy amable al venir hasta aquí para visitarme. Si me permite, me sentaré en este lado, a su derecha, que la luz me molesta... ¿Por qué le he llamado? Por su impresionante currículum, su prestancia y su buen gusto, que muchos no reconocen pero yo sí; aquí me tiene a su lado, para serle útil en lo que sea, si hace falta, hablaré por usted... verá, tengo un gran dilema sobre mi persona que no puedo dejar para más tarde... supongo que esos orcos no le han importunado demasiado al venir hasta Isengard... les avisé de su llegada y que debían dejar que pasara para llegar hasta mi... ya debe saber que los desagradecidos de Édoras me han echado a patadas... por culpa del malas nuevas de Gándalf... después de  lo mucho que he hecho por el rey Théoden y por todos ellos... ¿cree qué es normal que a un consejero como yo, de carrera, sea tratado como un criminal? ¡Qué tragedia para un rey perder a su único consejero! ¿Quién sabe lo que habrá hablado con la oscuridad, en las amargas guardias nocturnas, cuando toda su vida parece menguar, con los muros de su aposento estrechando su espacio, cercado animalillo en su madriguera?... le aseguro que Théoden me echará en falta... ¿acaso no me mantuve firme a su lado cuando todos los jinetes se fueron a cabalgar por Rohan siguiendo a Eómer, hijo de Eomund y al príncipe Théodred? Yo, Gríma, Lengua de Serpiente, su fiel consejero... ¿acaso no impedí con mis consejos que entrara en guerra con el gran Saruman el Blanco y así preservar las vidas de Rohan? Pero no, no me lo tuvieron en cuenta cuando el palurdo de Háma me lanzó escaleras abajo de Meduseld, así se lo trague un wargo... siempre envidiaron mi inteligencia y mi maravillosa manera de expresarme... nunca me han perdonado que pudiera vencerles sin esfuerzo alguno en batalla dialéctica. ¿Acaso tengo culpa yo de que no me gustara el ejercicio físico, doctor? ¿Cómo quieren que me dedique a dar mandobles cuando mi mente preclara los ha sacado de muchos problemas con mis excelentes y prudentes consejos? Además, a mi piel no le sienta bien el aire libre... y mis ojos son demasiado delicados para ello... ¿le gustan? Sí, no se equivoca, son de diferente color... y sí, no tengo cejas... cuestión estética, que así impongo más... pero lo que le explicaba, doctor, yo he hecho mucho por Rohan con mis sabios consejos... ¿acaso uno no puede mantener una amistad con Saruman el Blanco sin que le tilden de traidor? ¿acaso uno no puede mirar a Éowyn sin que le acusen de que la acoso? Por favor... seamos francos, doctor... ¿quién más sino yo podría amar a esa doncella, tan bella, tan fría, como una pálida mañana de primavera cerrada al hielo invernal? Me acusan de encantar con mis palabras a Théoden y hacerlo tan débil que no podía moverse... vamos, con lo que yo le cuidaba, aconsejándole que no saliera de Meduseld, no fuera se me resfriara... ¿y como me pagaron? Lanzándome escaleras abajo... ¿y dónde podía venir, sino era a Isengard, con mi señ... con mi amigo Saruman el Blanco? Soy un incomprendido, doctor, puesto que siempre los intereses de Rohan defendí. ¿Acaso no me apenó la muerte de Théodred? ¿Qué culpa tuve yo si se provocó un conflicto con los orcos de Saruman en los Vados del Isen? Aquellas pobres criaturas sólo iban de paseo... y los rohirrim los atacaron... sí, fue una lástima que Théodred muriera... pero así son las cosas... ¿Acaso Éomer no fue el primero que me acusó de confabularme con Saruman? Yo lo único que traté fue de no generalizar el conflicto y de que no se vertieran vidas innecesariamente. ¿Qué hubiera hecho usted, doctor? Pues desterrar a Éomer, vamos, que si se descuida, el mariscal me ahoga en el intento... ¿Qué culpa tengo yo que me apellide Lengua de Serpiente? ¿Acaso me hubieran tratado mejor si me hubiera llamado Lengua de Colibrí? No, doctor, porque me envidian. Y ese cuervo de malas nuevas... ya quisiera Gandalf el Gris tener mi lengua, mi sapiencia, mi dominio del lenguaje... porque con malas artes me indispuso contra mi rey y consiguió que me apartaran de su lado. ¿Acaso estaba el conjurador en Édoras cuando cayó el Folde Oeste? Lathspell lo nombré, malas nuevas de un indeseado y el condenado me amenazó con su vara... ¿cree que es normal, doctor? ¿amenazar así a un consejero indefenso como yo? Y el condenado enano que le acompañaba... aún me duele el pecho de semejante patadón me dio esa criatura achaparrada y barbuda de mal gruñido... así los uruk-hais le rebanen su cabeza... aaahhh [suspiro] doctor, ¿acaso no debo estar agradecido a Saruman el Blanco por su hospitalidad? ¿acaso he hecho mal comentándole algún que otro detallito sin importancia de la fortaleza de Helm? ¿acaso me dirá que por decirle que su muro exterior es de sólida roca, pero tiene una abertura en su base poco más grande que un desagüe, puede uno hacer daño? ¿qué mal hay en decirle que por ese agujero sale la cloaca de Helm? ¿qué sabía yo de sus innumerables ejércitos de uruk-hais cuando comenté tan nimio punto? Emoción sentí ante tan magnífica estampa de sus tropas ante Isengard... escalofríos de emoción recorrieron mi cuerpo... ¿qué pueden hacer esas desarrapadas tropas rohirrim ante el poder inigualable de Saruman? Cumplida mi vengan... perdón, se me fue la cabeza, pensaba en otras cosas, doctor... a lo que iba, por eso le he hecho venir aquí, ¿cree que si me hago la cirugía estética, Éowyn me aceptará? Lo digo por que he pensado en hacerme un plan de arreglillos, ponerme lentillas azules, dejarme una barba de un par de días, vestir en plan montaraz harapiento...