Consultas Psicológicas de la Tierra Media

12 de Mayo de 2004, a las 00:00 - elf-moon
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Sesión psicológica de Gandalf

 ¡¡¡Maldición!!! Ya se me ha ensuciado la capa con ese orco asqueroso...  hummm... caramba, doctor, no lo había visto, bienvenido. ¿Cómo ha ido su viaje? No le esperaba tan pronto... Ah, que llegó ayer... después de Haldir y compañía... interesante, viaja usted más que yo, je, je, je... ¿le gusta mi nuevo New Look? Galadriel dijo que me quedaba mucho mejor el blanco con mi nueva imagen... Sí, doctor, han pasado algunas cosillas desde que nos vimos la última vez... como usted está ocupado con lo suyo y yo con lo mío... dispénseme un momento... ya está, el orco que aún se movía... aaaahhh, [ suspiro ] doctor, aprovechemos que tengo cosas que hacer, como usted... la verdad sea dicha, uno vive trescientas vidas de los hombres y luego tiene que hacer las cosas deprisa y corriendo. No nos engañemos, que uno empieza a estar harto de estos trotes... pero ya se sabe, para eso vino uno a la Tierra Media y después de mis aventuras con los enanos y Bilbo, a uno le toca... ah, si es verdad, ya nos vimos en el Bosque Negro antes de la Batalla de los Cinco ejércitos... pues ya me ve, de nuevo en la brecha, esparciendo la esperanza por el mundo, que a eso vine desde las Tierras Imperecederas, al principio de esta Edad... uno llegó en barco, saltó al muelle, un poco más y se desloma en el intento y Cirdan acabó dándome el ani... perdón, lo aburriré si sigo explicándole mi vida, y usted ya la conoce. La verdad, esta vez, no me esperaba que las cosas fueran como han ido, doctor, entiéndame, uno fue al cumpleaños de Bilbo para disfrutar de la hierba de los medianos y ha acabado dando varazos en Helm... ¿Qué se lo explique? Bueno, ya me conoce, nunca estoy demasiado en un mismo sitio. Pues sí, doctor, la cosa empezó en la fiesta de Bilbo, mi viejo amigo hobbit, y su ocurrencia de dar una magnífica fiesta para despedirse a lo grande de sus vecinos... bien, qué le voy a decir, doctor, encontré realmente raro a Bilbo, sí, ya sabemos que es raro, para los estereotipos hobbits, entiéndame, pero es que Bilbo estaba raro con todas las letras... se le ocurrió hacer una comparación con la mantequilla extrañísima... y eso me preocupó, porque Bilbo, como buen hobbit, no juega con la comida ni cuando habla de ella. Y claro, luego estaba su anillo... aclaremos una cosa, doctor. Yo no quiero ese anillo, para nada, no queda bien con mi vestuario, no está lo suficientemente trabajado, no tiene decoración ¡¡¡NO ME TIENTES!!! ... bueno, disculpe... ya sabe. Porque Bilbo, sin que yo lo supiera, tenía El Anillo... y yo no iba en busca de anillos sino que quería pasar una fiesta divertida y fumar tranquilamente... porque aunque me llamen perturbador de la paz, me encanta descansar en la Comarca, y la cosa fue bien hasta que por culpa de los graciosos de Merry y Pippin, un poco más y achicharran a un buen grupo de hobbits por coger lo que no tenían que coger y encender uno de mis fuegos artificiales. Pero lo mejor vino después... cuando después de un glorioso discursito de Bilbo que me dejó alucinada a la concurrencia, utilizó el Anillo para desaparecer y poder escabullirse sin escenas lacrimógenas y de regalos... porque como ya debe saber, Bilbo había decidido irse de la Comarca, hacia Rivendell y más allá y dejar todo a Frodo, su sobrino y encomendármelo... como si no tuviera más faena que vigilar a un hobbit que en cuanto me ve se me engancha a los faldones cual belcro... pero bueno, para que Bilbo se fuera tranquilo, dije que sí, que le echaría un ojo en cuanto tuviera tiempo. Y en cuanto desapareció Bilbo y me acerqué al anillo... doctor, por un momento pensé que se me había subido la cerveza a la cabeza o que la hierba de los medianos llevaba algo raro o que las setas de Maggot eran alucinógenas.. Porque antes de llegar a tocar el dichoso anillito, vi un ojo envuelto en llamas y me dije: "Tate quieto Gandalf, que esto huele mal". Y así, resultó que cuando volvió Frodo y le hice guardar el anillito en un sobrecito, me largue cagando leches hacia Gondor en busca de respuestas... aún me duelen las almorranas de tanto cabalgar... y cuando finalmente conseguí que el capullo de Denethor me dejará revolver el archivo, uno se encuentra la bonita descripción escrita por el gran Isildur, el imbécil que no destruyó el anillo... el sobrinito de Elrond... menuda pieza estaba hecho... si es que Elrond lo tenía que haber lanzado con anillo y todo a los fuegos del Monte del Destino... pero dejemos estás "nimiedades"... la descripción del anillo. No sabe lo mal que me empezó a oler aquello, y no era mi túnica, doctor, porque me temí que el anillito de Frodo fuera el Anillo... y vuelta la Comarca, para comprobar si el anillito era o no... llegué, pille el anillo, lo eché al fuego y se lo solté a Frodo en la mano... y resultó que lo era, doctor, el anillito de Sauron... por mis barbas, doctor, ¿qué hubiera hecho usted? Pues mandarlo para Bree después de explicarle que Gollum se había chivado a Sauron de donde estaba el anillito... adosándole al pesado de Sam, que como siempre, husmeaba bajo las ventanas y yo me dirigí raudo y veloz, para consternación de mis almorranas, hacia Isengard, a entrevistarme con Saruman... leches, doctor, yo no me esperaba que Saruman se me hubiera pasado al enemigo. Y ale, a liarse a varazos con Saruman después de descubrir que no sólo tenía un palantir sino que encima era un traidor... y claro, después de tanto viajecito y con las almorranas aún doloridas, acabé en lo alto de Orthanc mojándome y sin calefacción, viendo como los orcos de Saruman se cargaban el bosque y "redecoraban" Isengard. Y si conseguí salir de allí fue gracias a Gwaihir, que aunque tarde, llegó justo a tiempo -me pregunto por donde andaba la condenada polilla que envié para tardar tanto y dejarme empapado tanto tiempo-. Y me dejó en Rivendell, el archifamoso albergue del transeúnte de la Tierra Media, donde me encontré que Frodo se me había "reproducido". Yo había dejado a dos hobbits y me encuentro a cuatro y a Aragorn... suerte que lo envié a Bree o mis hobbits acaban como pinchos de Nazgûl. Y claro, no se le ocurrió a Elrond otra cosilla que convocar un Concilio porque el solito no podía decidir que hacer con el condenado Anillo, porque "el tiempo de los elfos se ha terminado, mi pueblo deja estas costas"... leches, pues yo aún veo aquí a la pared medio elfa... oh, gloriosa reunión, donde constaté que para que se organice una discusión sólo necesitas a un elfo, un enano y un gondoriano predispuestos a ello. Claro, un concilio para discutir qué hacer con el Anillo... integrantes: unos cuantos elfos no muy dispuestos a darse una vueltecita por la Tierra Media menos uno, un puñado de enanos dispuestos a dejarse caer de culo por arrearle a un anillo, unos cuantos hombres más callados que una tumba excepto un gondoriano que mira el Anillo con ojos de deseo y un heredero de Isildur que no se presenta como tal ni que lo maten, y unos cuantos hobbits, que a excepción de uno invitado, que aparecen, si te descuidas, por debajo de tu túnica. Así fue el Concilio, doctor, con un gondoriano que sólo quería el anillo, elfos y enanos discutiendo, un heredero de Isildur que no discutía ni que le pisaran el callo del dedo gordo del pie y un hobbit dubitativo que hasta que no se formó una versión reducida de la Última Alianza, no se decidió a llevar el Anillo a Mordor y ser su portador. ¿Y qué iba a hacer yo, doctor, cuando Bilbo me lo había encomendado? Pues me ofrecí voluntario y casi inmediatamente, Aragorn que se me añade, Legolas que salta que él va, Gimli picado que no se pierde la fiesta y Boromir que "Si es esta la voluntad del Concilio, entonces Gondor la ha de ver cumplida", más tres hobbits salidos de un matorral y de dos columnas ante la cara de alucinamiento de Elrond, que dicho sea de paso, de sanar sabrá mucho pero de montar un sistema de seguridad no tiene ni idea, que muy agudo decidió llamarnos la Compañía del Anillo, como si fuéramos una empresa... Y así, empezó nuestro viajecito para llevar el Anillo hasta los fuegos del Monte del Destino. Con semejante compañía, aún es un milagro que llegara siquiera a Caradhras: Frodo, que no se me despega de las faldas ni que le eches agua hirviendo, "Ojalá el Anillo nunca hubiera llegado a mí", Aragorn, de nuevo en su papel de montaraz harapiento "no me lavo que así apesto" y "no mires el Anillo, Boromir, que te arreo", Legolas, "yo voy de vigía y dejadme hacer la mía", Gimli "si el elfo puede, yo más, por mis barbas y las de mamá", Sam, el hobbit más cargado de toda la historia "señor Frodo, no me deje", Merry y Pippin, los hobbits más revoltosos de la Comarca, "donde vas tú, voy yo, y si viene el gondoriano, mejor que mejor", y por último, Boromir, el hijo del senescal de Gondor "Gondor no tiene Rey. Gondor no necesita Rey, que ya estoy yo para eso y mucho más", además de un pollino raquítico sacado de Bree que como lo dejes en un establo lleno de heno se lo zampa en un momento. ¿Usted cree que es normal que se me pongan a discutir por donde vamos?... tozudo que es el hijo de Denethor, leches, él pesado que teníamos que pasar por Rohan, que él había pasado y no le habían parado ni en el peaje ni nada... ¡¡¡¿¿¿pero no te estoy diciendo condenado gondoriano que eso nos acerca demasiado a Isengard???!!! ¡¡¡¿¿¿De dónde crees que he sacado yo este constipado???!!! Y él erre que erre... y luego me salta el enano con que pasemos por Moria "porque diría que estamos dando un rodeo"... si es que sólo faltaba que el montaraz me dijera que fuéramos por Fornost porque se ha dejado la capa, el elfo saltara que vía el Bosque Negro para recargar el carcaj y los hobbits porque no pasamos por el Dragón Verde que tenemos hambre... no, no y no, yo ni caso, hacia Caradhras, a "tomar el fresco" por no decir otra cosa, que aquí el más viejo soy yo, que ni el elfo "paso del personal mientras miro por encima hacia la lejanía" me gana en años ¡¡¡¿¿¿Pero qué leches iba yo a saber que la previsión de aludes era altísima y más cuando un mago traidor te manda todo lo que tiene???!!! Pues claro, acabé con la punta del sombrero congelada y aún gracias que el elfo me agarró o acabo haciendo caída libre... aún no entiendo como el condenado pollino aguantó el frío... ¿llevaría calefacción centralizada? Y ya nos tiene en Moria, para regocijo de Gimli. ¿Acaso no puede uno tener lapsus de memoria? Al fin y al cabo, yo jamás había entrado por aquella maldita puerta y no sabía que la contraseña era aquel estúpido acertijo, también la podía saber Gimli, que al fin y al cabo es un enano. A veces tienen los enanos unas ocurrencias... y después de rebanarme los sesos mientras algún gracioso gondoriano rezongaba por lo bajo, unos hobbits muy divertidos se burlaban y tiraban piedras al estanque, un enano y un elfo se dedicaban a discutir sobre las puertas de Moria, un montaraz harapiento decidía soltar al pollino raquítico mientras gemía un hobbit más cargado de trastos que el pollino y el portador me miraba con ojos alelados, consigo dar con la contraseña y se abren por fin las puertas. Encima, me toca encender la vara porque a nadie se le ocurrió traer una antorcha. Y de golpe, se oye al simpático gondoriano saltar con que eso es una tumba, al enano empezar a gemir y al elfo, tras mirar una de las flechitas que había por allí, soltar que hay trasgos... vamos, hasta yo sin mirar la flecha adivino lo que ha pasado cuando veo tanto enano disecado y tanta arma desperdigada. Y entonces, nos sale un pulpo del estanque, doctor, un pedazo de pulpo enorme que atrapó a Frodo y tuvimos que darnos de ostias con él, porque para más cachondeo, el señor pulpo, aún después de que el gondoriano y el montaraz se liaran a espadazos, le dio por seguirnos dentro de Moria y destrozar la condenada puertecita que tanto costó de abrir. Y ale, vuelve a darle al interruptor de la vara, gastando pilas para variar y camina que caminarás por Moria. Y nos sale un balrog... ¿¿¿PERO NO SE SUPONÍA ESTABAN EXTINTOS??? Esto no estaba en mi contrato... y le aseguro que yo juraría iba diciendo algo de un elfo... no sé, empiezo a sordear algo... y venga a correr, doctor, sin parar, hasta que me planté en el último puente y me dispuse heroicamente a defender a mis compañeros y enfrentarme a ese ser que se suponía estaba extinto. Sí, doctor, enarbolé mi vara y mi espada y me encaré con esa criatura humeante, dispuesto a luchar, mientras el bicho me rugía, seguía diciendo no sé qué del elfo y me chamuscaba las barbas. Ah no, eso sí que no lo tolero, bicho infecto, que me chamusquen las barbas no se lo tolero ni a Sauron. Y le arreé semejante varazo al puente que se rompió, el bicho humeante se me despeña, yo que me vuelvo confiado y ¡¡¡zasss!!!, el maldito látigo de fuego del bicho humeante se me enrosca y que me caigo... y heroicamente yo lanzo "¡Huid, insensatos!"... cuando debería haber soltado "¡no me dejéis, mariconazos!" y claro, uno suelta semejante frase y encendido como estaba por la chamuscada de barba, me solté haciendo caída libre detrás del bicho humeante, agarré a Glamdring en plena caída y me subí a la chepa del bicho humeante y a liarme a espadazos... y la caída fue impresionante, doctor, así como la subida... para acabar sobre Zirakzigil y vencer al balrog... ¿qué cómo salí de allí?... bueno, pasó casualmente Gwaihir y me llevó a Lothlórien, transformado en el blanco, como aquí me ve... ¿qué cómo me transformé?... bueno... eso es una laaaaaarga historia, doctor, sólo le diré que fue muy laaaaaargo. Y al llegar a Lothlorien y adecentarme, Galadriel, a parte de decirme que la compañía ya había pasado por allí y que tuviera cuidado con lo que hacía con mi pipa, decidió convocar un concilio élfico para decidir que hacían, mientras yo raudo y veloz, me dirigía a Fangorn, donde me encontré con el "siempre breve" Bárbol... y leches, también aparecieron Merry y Pippin, que dejé a su cuidado y me dediqué a pasear por Fangorn hasta que tope con Aragorn, Gimli y Legolas, que un poco más y me ensartan, suerte de mis "reflejos", para luego alucinar por mi esplendorosa aparición y conducirlos a Édoras, para lo cual necesité a mi buen amigo Sombragris. Y ya nos tiene los cuatro juntitos hacia Édoras, donde me encontré al rey Théoden en plan decrépito y con el botarate de Gríma... el día que pueda, a ese lo arreglo yo... llamarme malas nuevas de un indeseado... habrase visto semejante falta de respeto a mis canas... como lo pille otra vez, se come la vara... gloriosa entrada en Meduseld, doctor, donde Aragorn, Gimli y Legolas acabaron liándose a bofetones con el personal y yo deshaciendo posesiones sarumánicas reales... doctor, que bueno soy utilizando la vara por mucho que digan algunos, consiguiendo que Théoden volviera a la normalidad, aunque lo de ser un cenizo no se lo quita nadie. Y ya nos tiene luego de funeral, doctor, enterrando a Théodred. Poco duró la tranquilidad. Nos llegaron unos críos avisándonos del avance de tropas de Saruman y después de una discusión entre Aragorn y Théoden y la constatación de que los rohirrim son relativamente rápidos en cuestión de salir pitando de Édoras, tuve que irme en busca de Éomer, el sobrino de Théoden, dejando de encargado a Aragorn para ayudar a Théoden. ¿Y qué le voy a decir que no sepa ya, doctor? Que llegué justito para lanzarme ladera abajo con Éomer y compañía para socorrer al montaraz, a Théoden y a los demás y demostrar que un mago llega cuando quiere... siempre que las almorranas no te incordien demasiado, y tu caballo se comporte como debe, no se te ensarte en una lanza orca y no te tropiece en plena carga. Claro que, doctor ¿usted cree que esta barba me favorece? Es que tuve que recortármela después de la chamuscada del bicho humeante y no sé si me queda bien tan corta... por cierto, ¿tiene fuego? Es para encender la pipa... y este ani... como que no sirve para ello...


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