El rey de la ciudad de piedra

31 de Diciembre de 2004, a las 02:36 - Gelmir
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3. Ecos del Futuro

-¡Corre Idril, corre!- gritó Elenwë entre risas levantando la vista del libro que tenía entre sus manos y dirigiéndola hacia su esposo que perseguía a su hija por uno de los amplios jardines de Valmar.
Habían pasado ya varios años desde la expulsión de Fëanor de Tirion. Había sido un tiempo de tensa calma. Poco después de aquellos acontecimientos, los Valar habían admitido la activa participación de Melkor en la tendencia subversiva de los Noldor, pero el Vala se había escapado de ellos una y otra vez y había seguido extendiendo sus mentiras por todo Valinor. Así, durante algún tiempo la luz del reino bendecido pareció menguar y la congoja se asentó en los corazones de todo Elda, Maia o Vala.
Pero hacía ya unos meses, Melkor se había presentado en Formenos, la fortaleza que Fëanor había levantado al norte de Aman. Allí mintió a Fëanor sobre la codicia que los Silmarils despertaban en los Señores de Occidente, pero el noldo advirtió la traición en la voz y en los pensamientos de Melkor y lo expulsó de Formenos. Finwë, asustado por la visita del Vala, envió mensajeros a Valmar. Cuando los Valar estaban decidiendo que medidas tomarían al respecto, llegaron también mensajeros de Tirion que informaron de que Melkor había cruzado el Calacirya en forma de tormenta dirigiéndose a la Tierra Media. Oromë y Tulkas marcharon en su busca pero el Vala parecía haber desaparecido así que volvieron a Valinor.
Después de esto, los Árboles brillaron otra vez en todo su esplendor, las viejas rencillas se solventaron y la alegría volvió a inundar Aman. Tanto era así que Turgon pudo escaparse de sus labores como hijo del señor de Tirion y pasar unos días en Valmar con Elenwë e Idril y poder así, visitar a su madre que llevaba ya años viviendo en la ciudad.
-No vale Atto, tú corres más que yo- protestó Idril tumbada en la fragante hierba al lado de su padre.
-Fuiste tú la que quisiste jugar- Respondió Turgon- Si te sirve de consuelo te diré que me ha costado mucho alcanzarte, parece mentira que corras tanto siendo tan pequeña.
-Ya no soy tan pequeña, tengo casi once años.
-Siempre se me olvida que estás creciendo, parece mentira que ya seas tan mayor, sólo te quedan unos miles de años para alcanzarnos a Amil y a mí.
-Jo... deja de burlarte de mí, te pasas todo el día igual, y encima llamándome "pies de plata".
Pero Turgon había dejado de atender a su hija y se había fijado en una mujer que pasaba en aquel instante por uno de los caminos que cruzaban el parque. Por alguna razón, sentía que algo no era del todo normal en aquella escena.
La mayoría de los elfos eran capaces de establecer una conexión con el "otro lado", y eran capaces de sentir la esencia especial de un Aniu en el tejido de Arda. De hecho, la percepción o "segunda vista" de Turgon estaba bastante desarrollada y era capaz de recurrir al poder suficiente como para leer esas señales e incluso realizar algunos hechizos sencillos. Estas habilidades mágicas eran un rasgo común en los herederos de Finwë y, en menor medida en todos los Noldor aunque se manifestasen en diversas formas. Pero aquella mujer..., había Maiar por todas partes en Valmar y sin embargo en ella estaban a la vez el poder y la sutileza y un tremendo brillo la envolvía, no podía ser...

"Al abrigo de las montañas, protegidos por los ríos...

La voz sorprendió a Turgon y lo sacó de sus cavilaciones, pues la había escuchado en su cabeza clara como la de su hija instantes atrás pero no había nadie cerca de él, y esa voz...

...una ciudad edificada sobre sueños...

Era una voz extraña, a veces parecía única pero en otros momentos era como el clamor de una gran multitud y lo llenaba todo, mente, sentido y esencia.

...altos los muros y poderosas las puertas...

Estaba tan cargada de tristeza y de dolor que se quebraba una y otra vez impedida por el llanto.

...el mal del que huyeron les encontrará...

La mujer había palidecido, caminaba tambaleándose una figura tremendamente desvalida con una expresión de dolor infinito en el rostro, la luz que la rodeaba parpadeó.

...y traicionados unos por otros, todos...

Definitivamente algo no funcionaba bien en allí. Turgon tenía la impresión de que el tiempo se había ralentizado hasta casi detenerse, sólo la mujer continuaba su calvario, estaba a punto de caer al suelo y nadie hacía nada por ayudarla y él no podía moverse, casi no veía nada salvo a la mujer y no oía nada salvo la voz.

...morirán"

En aquél instante ocurrieron muchas cosas. Los sentidos del noldo se recuperaron así como su capacidad de moverse; el tiempo recuperó su ritmo habitual y, ondeantes el vestido blanco y los largos cabellos negros, la mujer vaciló por última vez y sus profundos ojos grises miraron perdidos al infinito antes de que se desmayara al tiempo que desaparecía el aura de su alrededor. Pero Turgon reaccionó, antes de que la mujer cayese él la cogió en brazos y bastó ese contacto para que ella reabriese los ojos, que miraron, con expresión de asombro, al elfo.
-¿Os encontráis bien?- Preguntó Turgon en cuanto vio que despertaba- Parece que os habéis desmayado.
-Estoy bien- respondió. Para sorpresa de Turgon, la voz de la mujer era normal, algo triste y cansada pero normal. Por alguna razón esperaba que fuese la voz que había oído. -Os agradezco vuestra ayuda Turgon, hijo de Fingolfin. Vuestro poder debe ser grande si habéis sido capaz de verme y de oír las voces. Aunque quizás haya una conexión, sí... 
-¿Cómo sabéis todo eso? ¿Y cómo que he sido capaz de veros, pero si estamos en medio de la calle?
-¿Seguro que estoy a la vista de todos?- Preguntó misteriosa la mujer mientras se incorporaba.
En ese momento, Turgon se percató de que nadie más la había ayudado porque no se habían fijado en ella, el resto de la gente seguía paseando tranquilamente, Elenwë no había levantado la vista de su libro e Idril, que se había aburrido del mutismo de su padre, recogía un ramito de flores para ella.
-Está bien... contestaré a todo eso, pero dejad de haceros preguntas porque me voy a volver loca. -Dijo dejando a Turgon aún más extrañado. -Comprendo que no me reconozcáis, no acostumbro a asistir a los festejos de mis iguales y, cuando lo hago, suelo adquirir un aspecto algo distinto. Entre tu pueblo se me conoce como Nienna. ¿Aclara eso alguna de vuestras preguntas?
-Desde luego mi señora, aclara muchas cosas.- Respondió Turgon con respeto.
-Pues me temo que ahora no tengo tiempo ni fuerzas para resolver el resto. No obstante, como agradecimiento por vuestra gentileza ¿aceptará el rey de la ciudad de piedra un consejo de la dama de las lágrimas?
-Por supuesto que si, y no sólo lo aceptaré sino que lo agradeceré pero me temo que no soy rey y que no conozco ninguna ciudad de piedra salvo Tirion.
-No, claro que no...- Y el tono de la voz de Nienna se dulcificó y sus ojos miraron con ternura al Noldo- que sean entonces un consejo para el rey y una advertencia para el príncipe. ¿Pues príncipe si sois?
-Podría decirse que sí.
-Entonces os diré que os enfrentaréis pronto a una decisión que marcará vuestra vida y la de muchos. Podréis elegir entre guardar vuestra esperanza para vos y preservar la vida que lleváis y que amáis por encima de todo o, por el contrario, dar esperanza...

"Onen i-Estel Edain,...

... a vuestro pueblo pero tarde o temprano perder la vuestra y perder todo lo que hoy amáis.

...ú-chebin estel anim"

-¿Qué son esas voces?- Interrumpió Turgon. Pues había oído clara como antes, una voz femenina que decía algo en una lengua extraña.
-Son ecos del futuro y del pasado. Lamentos que se extienden por toda la Música de la Creación. Mi poder los atrae y por eso me llaman la señora de las lágrimas pues lloro por las penas de los demás.
-¿Y porqué yo soy capaz de escucharlos?
-Eso, sólo Eru lo sabe pues solamente él entiende la música en su totalidad. No obstante deduzco que se debe a que vos estáis relacionado de alguna forma con estas premoniciones y el estar cerca de mi os permite escucharlas. Quizá este encuentro estuviera tejido en las hebras del destino desde hace mucho. Tal vez estabais predestinado a escuchar mi consejo igual que lo estáis a ser rey.
-Oiré entonces vuestras palabras y las tendré presentes por siempre.
-Las oirás, por cierto, pero no las tendrás presentes, eso puedo predecirlo- Sentenció Nienna- Mi consejo para el rey es que no desafíe al hado...

"Turambar...

..., pues lo que se da con condiciones puede venir a reclamarlas y lo que fue predicho antes de iniciar algo irá unido irremediablemente a su final.

...turum ambartanen"

-Y ahora, tenemos que separarnos hijo de Fingolfin. Ojalá mi consejo sirva para que vuestros lamentos no me lleguen en un futuro.
-Que así sea- Respondió Turgon- Namárië mi señora, recordaré nuestro encuentro.
-Namárië- Se despidió Nienna- y, en un hilo de voz, dijo para sí misma- Y será demasiado tarde cuando lo hagáis.

Mientras Nienna desaparecía entre los árboles, Turgon volvió junto a su esposa que seguía enfrascada en la lectura con Idril dormida sobre su regazo. Y esta visión de paz alejó pensamiento y recuerdo enterrando en lo más profundo de la memoria de Turgon las dudas que habían despertado en él, y en los días siguientes recordó aquel encuentro con extrañeza sin creérselo del todo, en parte porque los encuentros con los Valar eran desconcertantes para cualquier elfo, y sin entender la amplitud del mensaje de Nienna, algo que sólo comprendería mucho después.
Unos días después, Turgon y su familia volvieron a casa y las siguientes semanas fueron de frenética actividad. Se acercaban tiempos de festividad y Tirion bullía preparándolo todo, pues aunque en esta fiesta, los Noldor viajarían a Taniquetil con los Valar, la ciudad entera se engalanaba para los días anteriores y había que coordinar el viaje de una multitud tan enorme. Siempre había trabajo para el señor de la ciudad y para sus hijos que tenían que atender los múltiples preparativos que se realizaban y las disputas entre comerciantes y productores que intentaban aprovecharse de la coyuntura. Así el tiempo discurrió rápido y mientras Turgon olvidaba su encuentro en Valmar, el resto de Valinor olvidaba que Melkor estaba aún libre y dispuesto a hacer el mayor daño en cuanto le fuera posible.

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Traducciones:
- Atto: Papá.
- Amil: Mamá.
- Onen i-Estel Edain ú-chebin estel anim (Sindarin): "Di esperanza a mi pueblo y no guardé nada para mí", es el linnod de Gilraen (en los apéndices de ESDLA)
- Turambar turum ambartanen (Quenya): "Amo del destino por el destino dominado" de El Silmarillion.



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