Eruyomo

El capitán pareció apiadarse del elfo, recogió sus cosas y las de Eruyomo y lo llamó cuando los caballos estaban ya preparados para partir.
* Eruyomo.- lo llamó y al mirarle tubo que tragar saliva, sus ojos habían cambiado, no tenían el brillo que antes tenían, ni si quiera cuando discutían, ahora estaban opacos y perdidos, su rostro estaba quizás más blanco, cenizo, sin ninguna expresión. Miró al Capitán.
* Vamonos, cuanto antes haga mi trabajo podré regresar a mi hogar... mi hogar.- para sorpresa de él mismo el primer lugar que pensó fue su Bosque Negro, pero ahora había desaparecido.
Eruyomo apretó más el ritmo si eso era posible, el capitán tenía que seguirlo a lo lejos la mayoría de las veces. Durante cinco días y cinco noches cabalgaron por Estemnet, el delta del Entaguas hasta Cair Andros.
En lo lejano vieron Minas Thirith, la ciudad del rey. En la cercania del castillo había un pequeño bosque, al parecer eran Mallorns. Según el capitán el rey Elessar y el rey Eldarion plantaron retoños del árbol de la ciudad para que nunca se perdiera la estirpe del árbol, ahora cubrían la orilla oeste del Anduin. El capitán volvió a rogar que descansaran, tenía los pies insensibles y necesitaba dormir un poco.
* Compañero, descansa un poco o acabaras muriendo de agotamiento si es que podéis morir de eso.- Eruyomo si quiera lo miró y comenzó a descargar a su caballo.- ¿Sabes? Tendrías que ver en Anduin, las flores de los Mallorn caen al agua y parecen nenúfares blancos.- Eruyomo lo miró y siguió con lo que estaba haciendo, el capitán ya cansado de hablar solo comenzó a encender un fuego.- ¡¡Sabes lo que te digo!! ¡No sé que demonios te ha pasado en esta vida pero juro por mi vida que no hay elfo más callado en este mundo o en el otro!- Eruyomo miro sorprendido y por primera vez rompió a reír.
* ¡Hay que razón tienes! Siento que hayas tenido que aguantar mi mal humor.- dijo Eruyomo sonriendo.- Tienes razón, tengo que ver el Anduin, sus aguas son muy refrescantes y necesito algo de descanso. En dos horas, cuando comience a declinar el sol, volvemos a partir.
Eruyomo camino entre el bosque de Mallorn del Anduin, se parecía a Lorien pero era más luminoso, los árboles eran igual de altos con la corteza plateada, grandes troncos, flores doradas y grandes. Llegó a la orilla del Anduin, las flores y hojas de los mallorn flotaban con gracia en las azules aguas del río, el agua fresca le alegró el corazón y canturreaba entre dientes una vieja canción de niños mientras mojaba los pies cansados en el agua.
Escuchó un ruido y levantó inquieto, en lo alto de un árbol cercano había un tosco flet y una sombra lo miraba desde lo alto.
* ¡Aiya!.- dijo él.- Saludos, baja a tierra no soy un enemigo.- la sombra lo seguía mirando en lo oscuro del flet. - Vamos, baja o permite que suba arriba. No te preocupes... tenemos todo el tiempo del mundo.
La sombra salió a la luz, era un elfo, alto de pelo negro y ojos penetrantes.
* ¿Anarmo?.- dijo el elfo. Eruyomo se sobresaltó al escuchar su antiguo nombre, quien era aquel elfo.
* No soy Anarmo, mi nombre es Eruyomo. Baja y hablaremos.- el elfo bajó, era muy delgado, como si estuviese mal alimentado, sus ropas eran grises y verdes, gastadas y viejas. Y solo llevaba una espada vieja en un cinto desgastado. - ¿Cuál es tu nombre y que haces aquí? Por mucho tiempo creí que era el único Eldar en la Tierra Media.- El elfo lo miraba de arriba a bajo, de un lado a otro y musitaba.
* Te pareces, pero... estas armas y estos ropajes... es imposible... ella lo enfermo... ella tubo la culpa.
* ¿Qué dice señor? No os oigo.- El elfo lo miró
* Me llamaban Varyar del Bosque Verde hace ya cientos y cientos de años.- Eruyomo lo miró, no era posible que Varyar, aquel gran capitán entre los eldar fuera aquel descuidado elfo, desnutrido y tan... viejo.
* ¿Y que hacéis aquí solo hermano?
* Me quedaré aquí, por siempre, moriré en esta tierra. Nunca volveré a esa tierra de asesinos Aman nunca me retendrá. Este eldar no se dejara convencer por esos asesinos.
* ¿Asesinos, acaso te refieres a los grandes Valar como asesinos? Nos sabes lo que dices.
* ¡¡Sí lo sé!! Uno de esos traidores me arrebato a mi compañero.- dijo entre lagrimas.- ...mi compañero... mi hermano... Una maia lo hizo enfermar ¡¡La misma Uinen intentó asesinarlo!! Y murió... murió.
* ¡¡No!!.- dijo obligando a mirarle.- no murió Varyar no murió.- Varyar lo miró y sonrió
* No puede ser, estas muerto, te enterramos en el bosque de Ithilien ¡¡estas muerto!!
* Te juro por la misma Elberth a la que he visto que estoy ahora aquí y vivo. - Decía riendo y llorando de la emoción.- ¡¡Te juro por el maldito ciervo que se escapó de las flechas que estoy de vuelta!!.- se abrazaron y charlaron, llegado el momento le presentó al capitán que miró desconfiado al elfo.
* Eruyomo ,tenemos que marcharnos, tu misión no llama.
* Cierto compañero marchemos. Varyar, monta con migo, el meara puede con los dos, a decir verdad podrías volar de lo poco que pesas. Corramos, Gondor nos espera.

Cabalgaron todo aquel día y parte del siguiente con la prisa e llegar a la ciudad blanca cuanto antes. Los tres compañeros ya habían estado con anterioridad en la ciudad blanca, aunque Eruyomo casi no la recordaba. La ciudad de alzó entre ellos, los siete muros blancos bordeaban la ciudad, en lo alto la gran torre con sus pendones de los escudos de todas las altas de Gondor ondulando con el viento. El capitán podía entrar hasta el septimo circulo sin ningún problema. Al entrar al septimo dejaron los caballos en una cuadra y descansaron en la puerta de una posada donde los guardias tomaban el almuerzo. Al cabo de unos minutos un guardia real llegó ante ellos.
* Saludos, mi nombre es Darenal, capitán de la guardia del rey. Me han dicho que tienen un mensaje para él.
* Saludos Darenal, soy el capitán de la guardia del norte, este es Eruyomo de los puertos y Varyar del bosque del Anduin. Hemos recorrido largas millas para hablar con el rey, tenemos un mensaje importante que comunicarle y solo podemos decirlo en persona.- el hombre los miró, pero no tenían aspecto de ser bandalos, el capitán llevaba el uniforme negro con la estrella del norte, el elfo a su derecha vestía grandes ropajes y poderosas armas, aunque el otro parecía más descuidado. A pesar de esto les acompañó. Dejad las armas aquí, mis hombres os las devolverán con el permiso del rey.
Al llegar a la ciudadela vieron un gran árbol blanco en el centro de un jardín justo enfrente del gran palacio. El castillo de grandes torres de un blanco puro con cristales azules, se hacercaron a dos grandes puertas negras, dos guardias les abrieron y en su interior la sala era iluminada por los cientos de ventanas y cristales que iluminaban la sala. Al fondo había un trono blanco y azul, un hombre alto de cabellos oscuros y mirada penetrante hablaba con varios hombres sobre las revueltas de orcos en las nuevas tierras de Mordor y la desolacion de Rhovanion.
* ¡Señor! Tres hombres desean hablar con vos.- el rey les miró y se sorprendió al ver a dos elfos junto con un capitán del norte. Este ultimo se inclinó y los elfos lo imitaron.
* Majestad Elenion hijo de Eldarion, traemos un importante mensaje para vos.- el rey casi no presto atención a las palabras del capitán y miraba asombrado a los elfos.
* ¡Mi padre me dijo que los elfos se extinguieron cuando mi abuelo murió! ¿De donde aparecéis tantos años después?
* Señor.- dijo Eruyomo.- muchas cosas han ocurrido desde entonces. Es urgente que hable con vos, necesito de su ayuda y vos de la mía.- el rey ordenó traer tres asiento y algunos aperitivos para dar a los viajeros
Ahí Eruyomo contó parte de la verdad de lo ocurrido, contó el mensaje de Manwe y su parentesco con el rey, el porque estaba ahí. Dos horas hablaron el rey y Eruyomo, cuando por fin se decidieron por actuar.
* Entonces deja que lo entienda.- dijo el rey.- no se porque te creo, pero mi corazón me dice que tienes razón, si dices que van a atacarme no estarás solo, doblare las guardias, no habrá ciudad mas vigilada que Minas Thirith, mandare ojeadores a todas direcciones en busca de cualquier extranjero sospechoso, ni una hormiga entrara en la ciudad sin mi consentimiento.Pero al capitán algo le parecía raro:
* Eruyomo, dices que el descendiente de los hombres de Thingol esta en peligro... pero podría ser cualquiera, el rey Elessar no solo tuvo un hijo y su majestad el rey, con perdón, no es el único hijo de Eldarion. Toda la familia real esta en peligro.
* Los valar son muy claros, si alguien esta en peligro será el rey. No habrían mandado desde Aman a un elfo para salvar a un primo en cuarto orden de la familia real.- dijo Varyar molesto, no le gustaba la compañía de aquel hombre.- pero si Eruyomo tiene la misión de proteger al rey yo mismo le ayudare. Señor.- dijo inclinándose ante el rey.- Juro protegeros ante esta amenaza, en vuestros ojos se puede ver el brillo de Undomiel, mi lealtad es a vos.
* Os oigo señor elfo y os tomo la palabra. A partir de ahora seréis mi guardia personal cualquiera que quiera verme tendrá que veros antes a vosotr...- el ruido del portón abierto sobresalto a los cuatro, los guardias del portón ayudaban entrar a un hombre herido.
* ¡¡Señor Elenion!! ¡¡Ithilien!! ¡¡Esta siendo atacada!!
Entonces Eruyomo lo vio claro, el capitán tenia razón, no era al rey Elenion a quien debia proteger ¡Era a Valie, hermana del rey!