El Elegido

01 de Agosto de 2003, a las 00:00 - Falath
Relatos de Fantasía - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]Meneame

EL BOSQUE DE LOCK

El día estaba comenzando, Huala seguía radiante como siempre y Falath estaba con su túnica vino muy limpia como si el lodo nunca la hubiese tocado, Imis estaba esperando tan paciente casi ocultando por completo que era un caballo tan fuerte y de gran carácter - Huala espérame un momento aquí, voy a conseguir un bastón ya que el mío se perdió en el castillo y espero que ya esté hecho polvo, porque si otro lo encuentra le va ir muy mal.

- Bueno pero no te tardes, siento que alguien no observa y no me agrada esto mucho.

- Huala sabes defenderte con magia, úsala si es muy necesario.

- Claro "tengo el báculo"- pensó la elhum  mientras le brillaban los ojos con malicia

-Huala, yo me llevaré el Báculo, tú ya no lo puedes llevar no pudiste controlarte- dijo el mago cuando vio a Huala y su gesto de malicia.          
- No sabes que, mejor vamos los dos a Otorlinad  y en el camino me elegirá algún buen trozo de madera que tendrá el poder que busco  

Huala de pronto se sintió aliviada de que no quedaría sola para combatir la  tentación de usar aquella arma que fue obligada a ser perversa, los dos se montaron en Imis, pero este relinchó como si estuviera en peligro, Falath movió rápidamente la cabeza a los lados, al igual que Huala, pero no encontraron nada, solo percibieron unos susurros de algo que escapa entre los árboles o alguien que trata de ocultarse pero que al mismo tiempo quiere que lo vea.

Los jinetes cabalgaban en silencio, ninguno de los dos quería hablar de lo que había pasado y no era porque fuera malo, sino porque había tantas incógnitas que uno esperaba que el otro diera respuestas a preguntas que jamás habían sido formuladas.

Pero algo pasó que ninguno de los dos había previsto.

Un gran Oso de piel café oscuro, con grandes garras y una trompa llena de dientes afilados, su cuerpo redondo  estaba lleno de pelo del mismo color, y rugía con gran fuerza su tamaño era como de unos cuatro metros de píe, se paró ante a ellos y le pegó en el pecho a Falath derribándolo del caballo  y Huala que aún estaba en el caballo  desenvainó la espada con mucha rabia y le cortó la garra peluda y el oso rugió de dolor, El repudio fue creciendo en Huala y la bolsa donde estaba el báculo comenzó a quemarse lentamente y la elhum fue atraída hacia el Báculo y en su mente una voz crecía -uuunoo, pooodeer.

-no somos nada cállate tu no tienes poder sobre mi, no tienes poder- y la voz desapareció, pero el corazón de Huala latía rápidamente y sus manos sudaban tanto que la espada se le resbalaba por unos instantes.

Estas en un gran aprieto úsame, soy la única salida, ¿no?, ahora veras las consecuencias  

Un rayo salió del báculo y golpeo la mano mutilada del oso, y la sangre comenzó a correr, hacia los lados, y se fueron formando venas y avanzaban lentamente haciéndose, cada vez más largas y poco a poco se fueron enredando en huesos que aparecían a velocidad que avanzaban e iban cubriendo de grasa, piel y pelo, formando un nuevo oso que rugía al igual que el primero y se fueron haciendo más y más.

-Falath creo que estamos en un gran apuro y si no hacemos algo rápido  moriremos mucho antes de empezar, ¿qué se te ocurre?, dijo Huala  al mago que se ponía en pie.

- mandanos algo, lo que tú creas que sea necesario para acabar con esta amenaza- pidió Falath a la naturaleza. Mientras los osos se multiplicaban cada vez y se mordían entre ellos, peleando por el lugar para atacar a los viajeros.

Un oso se abalanzó sobre Falath, pero muy inteligentemente sacó su espada y la clavó en el costado izquierdo y luego le cortó la cabeza, Huala mutiló a otros dos. - escuchas eso, un grito, de donde viene, ¿lo sabes?

- No, Huala, pero espero que no sea en contra de nosotros- Dijo Falath mirando alrededor.

El grito se intensifico más y más, después los osos corrieron desesperadamente chocando unos con otros, derribando a aquellos árboles tan hermosos y verdes, las fieras corrían hacia Elhum pero unos rugidos de cañones los hicieron girar al oeste.

Falath y Huala bajaron la guardia después de un largo y tedioso rato, ya que sus sentidos se habían agudizado durante el ataque y ahora escuchaban cualquier sonido que los hacía ponerse en guardia.

Falath caminó en búsqueda de Huala y le tocó el brazo ella se sobresaltó - Falath, me asustaste, mira algo se mueve en el este, algo humano, probablemente sea un, un Hombre Puro de Siala o...

-O un elhume que nos anda buscando, pero ¿por qué nos defendió del los osos? Si fue un hombre de Siala ¿que hace en el este? Si sus tierras están en el oeste, bueno sea lo que sea nos ayudó y ahora tenemos que salir del bosque y rápido, si esos osos tienen hambre regresarán.
 
- Falath, el mm el - Huala  suspiró- El báculo me tentó a usarlo de nuevo y como rechacé su propuesta creo a los demás osos, esa cosa tiene más poder del que me puedo imaginar, y todo eso es mal, un mal muy oscuro, ¿por qué?, si la vida es buena ¿por que el báculo tiene que ser así?- Dijo Huala mientras se paraba en un tronco, junto a Falath, para curarle la cabeza.

-Mira, Ahuu, en este momento no te puedo explicar nada, es una historia demasiado larga y aparte alguien nos asecha y estamos cerca de terreno enemigo, tenemos que seguir, además me siento algo culpable de que nos vigilen, yo pedí ayuda y eso nos mandaron.

Ambos cabalgaron durante toda la mañana, hubo ciertos contratiempos como cuando Huala se atascó en el fango y pensó que la había atrapado un elhuno y gritó de tal forma que ahuyentó a los pájaros y a la sombra que aún los seguía, casi consigue que se acercara a ellos.

Casi entrada la tarde Huala comenzó a sentir una extraño dolor algo que por primera vez en varios días podía apreciar o ponerle atención, - Falath, me duele el estómago, lo siento totalmente vacío, siento que el aire hará explotar mi vientre.
- Déjame ver, mmm, si creo que, no sé esto no está muy claro, a ver permíteme  tocar tu estómago otra vez, exacto, lo tengo ¡tienes algo llamado hambre! - dijo Falath en un tono muy burlón que no le pareció muy gracioso a Huala, pero al final soltó una carcajada - en la bolsa que tiene Imis en el lomo hay unas semillas de colores, creo que serán suficientes dos, una para ti y otro para mí.
Huala fue con el corcel y metió su blanca mano en una bolsa color verde y sacó unos granitos de color azul y rojo del tamaño de una lenteja, -Crees que con estas cabezas de hormiga voy a llenar a mi estómago que está más vacío que, bueno que un vacío - dijo Huala enérgicamente
-No te molestes tanto, mí querida aprendiz, estas cabezas de hormiga como tú las llamas, son unas de mis creaciones, estas grageas saben a lo que tú quieras y te llenan y nutren como si hubieses comido el mejor de los manjares.
-bueno si tú lo dices- contestó Huala como resignándose a que por lo menos un año estaría comiendo esas cosas, pero cual fue su sorpresa, cuando comió su gragea, le supo a pollo asado, el más delicioso pollo era tan jugoso y tostado(lo que le pareció extraño ya que no podía estar jugoso y tostado a la vez, pero bueno era comida)  que estuvo un buen rato saboreando la gragea más deliciosa de su vida, Falath solo veía como ella disfrutaba comiendo, y soltaba una leve risa, una hora más tarde retomaron el camino, al igual que la sombra que al parecer estaba también comiendo.              
 
Empezaron a cabalgar y al poco tiempo los árboles se iban haciendo  cada vez más delgados y la luz del atardecer perdía poder, ninguno de los dos volvió a decir una palabra aunque en Huala  la impaciencia corría entre sus venas, tal y como si fuera su sangre, en su mente solo tenía al báculo y a sus grandes poderes con todo y consecuencias, en varios instantes abrió la boca para decir algo pero lo evitó, sabía que ese no era el momento.

Falath, que iba delante de ella tenía todos sus sentidos activados y llevados al límite, los susurros de la sombra lo hacían voltearse al lado izquierdo que era el lugar donde aparecía y desaparecía el ser que se ocultaba entre los árboles que pronto estarían por acabar, pero algo más le agobiaba dentro de su corazón, la leyenda del elegido ocupaba su mente más que otra cosa y observaba a Huala, no le gustaba la idea de que el báculo lo había tentado a el.
-Huala mira ahí está Otorlinad, hay que ir con mucha cautela, es muy peligroso que nos encuentren, la noche será nuestro mejor puente.

Huala no contestó, estaba tan impresionada con la hermosura del paisaje que ahí se presentaba, los árboles delgados y de color ocre, eran lo mejor que había visto y el olor a madera húmeda era tan penetrante que no podía contener las ganas de abrazar un árbol y descansar ahí para siempre. 

Justo después de que salieron del bosque, la sombra que los seguía corrió rumbo al castillo y Falath trató de seguirlo con la mirada, pero decidió mejor apurarse a cruzar las montañas de Lacrab, por el paso de Rab, que atraviesa todas las montañas.

-Falath, ahora siento que puedo hablar, como si un peso se me quitara de encima.
-yo también siento lo mismo Huala, es extraño, pero es la primera vez que me alegra estar en Otorlinad.

En el este se podía ver como el bosque serpenteaba, subiendo por las faldas de las montañas, los árboles se aferraban  a la tierra con sus raíces que lucían como venas de una mano que realizó un duro trabajo, la Luna se alzaba gloriosa ahora, era como una gran corona resplandeciente, jamás tocada.

Unos fuertes gritos que provenían del sur perturbaron la paz de la noche, parecían ser  gritos de victoria después de haber roto alguna gran barrera.

Cientos de soldados salieron del castillo y de los alrededores, corrían todos al mismo paso, tenían armaduras plateadas y capas azules, sus espadas eran largas y blancas, en sus escudos había un grabado de un águila blanca con las alas y garras en posición de ataque, el pico estaba hecho de oro. Huala le dio la orden a Imis de que corriera hacia el noreste, el corcel corría muy rápido pero no emitía el menor ruido, el báculo comenzó a brillar muy fuerte espantando a Imis que tiró a Huala y a Falath, El báculo había revelando la posición de los jinetes, todos los soldados se detuvieron de golpe y se dirigieron con furia directo a Huala y Falath.



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