Dagor Dagorath

02 de Septiembre de 2007, a las 21:32 - El_Nigromante
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]Meneame

Capitulo VI: Un Paraíso Destruido.

Cuando Morthion despertó, lo primero que vio fue el cielo azul. Ya el tormento se había acabado, las nubes negras no estaban. El infierno había terminado. “¿Estamos volando?” se preguntó, soñoliento. Lentamente se dio cuenta de que estaba tirado sobre la hierba, en la ladera de una pequeña colina. Miro a su derecha y vio el extenso campo que se extendía hacia allá. Al fondo distinguió una inmensa cadena de Montañas. Miró a su derecha y vio a Vanimeldë acostada, con los ojos cerrados. Su belleza se hizo notar como si fuera luz. Se quedó contemplándola un rato hasta que una voz que nunca se había dirigido a él lo hizo incorporarse.
-Al fin despertaste. Has dormido desde ayer.- Maglor lo miraba como si fueran amigos de toda la vida.- Las Águilas nos dejaron acá a media tarde de ayer. Salí a explorar un rato. Creo que estamos al sur de Emyn Beraid.
Morthion se paró, y miró alrededor. Su vista se posó al Norte, donde jirones de nubes negras cubrían las colinas. Como si una piedra apareciera en su estomago, el recuerdo de Balin y Radagast le volvieron a la mente.
-¿Que paso con lo demás?-dijo alterado.
-No lo se. La batalla en Mithlond terminó ayer durante la tarde. Lo mas seguro es que los orcos hallan sido derrotados, ya que las nubes negras ya no están. No quedan mas que esos jirones.-dijo apuntando al Norte.- Pero no podemos estar seguros de nada. Ahora tenemos solo dos posibilidades; ir al Oeste, a las minas Enanas, o ir al Noreste, a la Comarca, y luego subir hasta Annuminas.
Con tan solo oír el nombre de la capital de Arnor, los recuerdos de Boromir y Osgiliath le vinieron a al mente. Hace tanto tiempo no veía a Boromir. Extrañaba incluso a Bombaruth, aunque nunca hubieran arreglado sus diferencias. Por otro lado, no sabía como estaban las cosas en Annuminas. Le gustaría ir, y conocer la capital de Arnor, su Reino. Después de todo, el era el Monarca del Reino Unificado. Pero no estaba en su país. Se sintió terrible. Era un Rey que había abandonado a su pueblo, había dejado a su amigo de la infancia en una ciudad sitiada, había escapado de una ciudad en ruinas dejando a dos amigos, y ahora estaba sano y salvo sobre la hierba verde. La voz de Vanimeldë lo volvió a la realidad.
-¡Despertaste! Muy bien, ahora tenemos que decidir hacia donde ir.
Maglor miró a Morthion. Al parecer, toda la responsabilidad caía ahora sobre él. Si estaban al Sur de Emyn Beraid, la cordillera que veía al Oeste tenía que ser Ered Luin, las Montañas Azules. Ahí había una ciudad de Enanos, Belegost II. Era famosa por la variedad de metales que se podían encontrar ahí. Pero los Enanos de Belegost II no eran muy amistosos con los extranjeros, y aborrecían a los Elfos. Si iban a la Comarca, no sabían con que se encontrarían. Volver a Mithlond seria muy arriesgado. Al fin decidió lo mas seguro.
-Vamos a La Comarca. Después podemos ir a Annuminas. Pero lo que mas quisiera ahora es volver a los Puertos. Tenemos que buscar noticias de Balin y Radagast.
-No sabemos como están las cosas allá.- dijo Vanimeldë.- Es muy arriesgado.
-Entonces, está decidido. Vamos al Norte.
Dicho esto, cada uno tomo sus cosas y partieron. Rodearon la colina, yendo hacia el Este, y comenzaron a alejarse de Emyn Beraid, para luego llegar a un sitio más llano y torcer hacia el Norte.

Después de cuatro horas caminando, pararon un rato para comer. Las pocas provisiones que les quedaban no les alcanzarían para más de una semana. Por suerte no tenían problemas con el agua; la cantidad de arroyos y riachuelos en esa región era considerable. Ya descansados, siguieron el camino, ahora torciendo más hacia el Norte. Si seguían así, no tardarían mucho en llegar a las fronteras de La Comarca.
A media tarde comenzaron a caminar hacia el Este, dándole la espalda al Sol. Fueron dejando las colinas atrás, y entraron en un gigantesco terreno llano, que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Cuando ya casi oscurecía, encontraron el antiguo camino que iba hacia los Puertos Grises. Esa noche durmieron al lado del sendero, y en la mañana continuaron viajando, siempre hacia el Este. Mucho antes de mediodía llegaron a una pequeña colina. Decidieron escalarla para ver los alrededores y ubicarse. Encontraron un sendero que llegaba hasta la cima del cerro. De pronto algo hizo detenerse a Maglor.
-Oigo voces. Alguien viene caminando por el sendero. Escóndanse.- dijo casi en un susurro. Se ocultaron detrás de una roca, justo a tiempo para no ser vistos por los dos orcos que se acercaban, bajando por el camino. Uno era muy alto y corpulento, con la piel oscura y sucia. El segundo era un poco más pequeño, parecido a un mono; tenia los brazos largos, y su postura curca hacia que estos casi tocaran el suelo.
-Dicen que nos vamos a retirar.- dijo el más grande.- No se porque. A los Jefes no les basta con la victoria donde los elfos. ¡Yo digo que vallamos y los matemos a todos luego!
-Si, pero no tienes porque golpearme.-dijo una voz mas chillona.- Que te hice. ¿Cómo sabes que ganamos? ¿Ya estas espiando a los Jefes de nuevo?
-Repite eso y te rebano la asquerosa cabeza, gusano. Tonto, no te enteras de nada. ¿No sabes que llego un mensajero con los informes de la batalla? Eso es lo que dicen. Parece que no quedo ni un elfo vivo, y creo que uno de los Dragones murió. Pero no será necesario enviar más tropas, según dicen. Ahora volveremos al Este, o más al Norte. Después de todo los que están allá nos seguirán, ya verás.- el orco pareció darle un golpe al más pequeño, que se quejo con un alarido. El grande siguió hablando.- Amo la guerra. Pero los Jefes todavía no me envían a ninguna batalla. Esto me recuerda a la Gran Batalla, donde morí…-De pronto el orco se detuvo. Morthion noto la razón; el aire se puso mas frío, y una sombra pareció cubrirlo todo. Un galope lento se escucho. Venia subiendo, y se detuvo justo frente a la roca donde se había escondido. Los orcos estaban ahí también.
-Números.- dijo la voz mas fría y maligna que Morthion había oído en su vida.
-He… Señor, soy el trescientos cuarenta y siete de la región, Señor.- respondió el mas grande.
-Y tú. Respóndeme.- dijo la voz fría.
-Soy el trescientos trece, su Excelencia. ¿Necesita que le sirvamos en algo, Señor?- dijo temblando la voz chillona del orco mas pequeño. El caballo se movió, levantando polvo.
-Muévanse, holgazanes. Tengo prisa. No osen interrumpir a un Nazgûl. Lo mejor que pueden hacer es irse de aquí. ¡Muévanse!
El ruido del caballo se alejo, levantando polvo. La oscuridad pareció irse, y el miedo desapareció. La sombra se fue con el caballo, y Morthion se sintió vivo de nuevo. Pero los orcos seguían ahí parados.
-¡Malditos Nazgûl! Se creen los mejores.- dijo el más grande, con su voz ronca. El otro no dijo nada.- Mejor vamos, antes de que venga otro.- continúo el mas grande. Los pasos de los dos orcos se alejaron colina abajo. Morthion, Vanimeldë y Maglor salieron de su escondite.
-Mejor será que no subamos, si el Nazgûl esta allá.- dijo Maglor mirando la cima de la colina.- Tenemos que irnos de aquí. No es seguro.
-Dijeron que Mithlond había caído. -dijo Vanimeldë en un susurro.
-¿Qué pasara con Balin y Radagast? No podemos dejarlos solos. Ellos estaban allá.- dijo Morthion desesperado.- Tenemos que ir.
-No podemos. ¿Acaso estas loco? Allá esta lleno de orcos, y un Dragón. Hay nueve Nazgûl quien sabe donde, quizás nos están viendo en este minuto.- Maglor miro a Morthion enojado, pero el seguía preocupado.
-Pero tenemos que…
-¡Que quieres que haga!- lo freno el elfo, irritado.- Míranos, en medio de territorio invadido por el enemigo, a la intemperie, con nada mas que espadas y flechas. Ellos tienen otras armas. ¿Qué sentiste cuando vino el Nazgûl? Miedo. Imagínate si vas. Seria un suicidio. No podemos derrochar vidas ahora. Estamos en una situación crítica. Abre los ojos.
Un silencio siguió al sermón de Maglor. Morthion bajo la vista, con lágrimas de furia en sus ojos. El elfo comenzó a bajar por el camino mientras Vanimeldë alentaba a su amigo.
-Vamos, Morthion. De seguro ellos están bien. Sabrán cuidarse.
Un llamado de Maglor obligo a Morthion seguirlo. Bajaron la colina y volvieron al camino. Avanzaron un largo trecho, escondiéndose cuando podían detrás de una roca o un árbol. Maglor miraba a ratos el cielo, vigilando. Veinte minutos tardaron en llegar al borde de un pequeño bosque. Había un letrero que decía “Bienvenido a La Comarca”, pero la palabra “Comarca” estaba tachada, y encima estaba escrito “Udûn”.
-Malditos orcos.- dijo Maglor, mientras pateaba el letrero; este cayó partido en dos.
-¿Por qué Udûn?- pregunto Vanimeldë. A Morthion le pareció que ella conocía la respuesta; el no lo sabia. Ambos miraron a Maglor.
-Udûn es la forma sindarin de Untumo. Allí fue donde Morgoth corrompió a Sauron. Ahí aparecieron los orcos, trolls, y criaturas de la Oscuridad. Ahí aparecieron los Balrogs. Todo eso ocurrió en los días del nacimiento de los Quendi. Luego vino la Batalla de los Poderes, donde los Valar atacaron la fortaleza de Melkor, y lo atraparon. Desgraciadamente no sirvió de nada; igual escapo. Vamos, no nos quedemos aquí. Puedo enseñarles historia en un lugar mas seguro.
Fueron por el borde del camino, y se internaron en el bosque. Habían cruzado la Frontera Occidental de la Comarca, añadida por el Rey Elessar el año treinta y uno de la Cuarta Edad. En esos tiempos muchos hobbits se mudaron a la nueva parte Oeste de su país. Fundaron un pequeño pueblo, que se ubico justo detrás de la floresta que Morthion estaba cruzando. Pero cuando el y los dos elfos llegaron al otro lado de bosque, no había más que árboles quemados. Un completo desierto se extendía hacia el Este. Un camino que apenas se notaba iba hacia el Norte, a unirse con el Gran Camino del Este. Más hacia el Este, a unas cuarenta millas, se divisaban las Quebradas Blancas. Hacia allá debían ir. Caminaron hacia el Este, siempre vigilando los campos y el cielo. Al atardecer llegaron a las Quebradas Blancas. Era una cadena de pequeñas colinas que se extendía de Norte a Sur. El Camino cruzaba las Quebradas subiendo una y pasando al otro lado, pero ellos estaban muy al Sur del Camino. Frente a Morthion se levantaba una colina de unos cuatrocientos metros de altura. Era una de las más grandes, al parecer. Decidieron subir y ver al otro lado de las colinas, a ver como estaban las cosas. Subir no fue tan difícil; ya se habían acostumbrado al tipo de terreno escarpado. Cuando llegaron arriba vieron hacia el Este: Lo que debería haber sido el hogar de los Medianos, con verdes colinas y pequeños arroyos se había convertido en un completo desierto. Los campos estaban cubiertos de cenizas y polvo. Ya no había acogedores Hobbits cosechando, ni fumando en sus hogares. Que había pasado con ellos, no lo sabían. Difícil que los hubieran exterminado a todos. Quizás los tenían como esclavos, o habían escapado. Esto era menos probable. Bajaron la colina, hacia el otro lado. Estaba todo desierto; no había ni siquiera orcos. En el Este, nubes Negras cubrían el cielo. Siguieron viajando, siempre hacia el Este, pero ya comenzaba a oscurecerse; quizás por estar bajo la Sombra, o porque realmente estaba anocheciendo. Se ocultaron detrás de unos árboles y ahí descansaron, turnándose durante la noche para vigilar. El primer turno fue de Vanimeldë, y luego fue el turno de Morthion. Durante las dos horas que llevaba despierto escucho toda clase de ruidos y aullidos alrededor. Decidió despertar a Maglor, pero este ya estaba despierto.
-No te preocupes. Deben ser lobos, pero no nos atacaran. Duerme, muchacho. Yo vigilare toda la noche.

Cuando Maglor despertó a Morthion todavía no salía el Sol, pero de todos modos había un poco de luz; pronto amanecería. Algo había en el aire que a Morthion lo inquieto. Vanimeldë estaba despierta, oteando arriba del árbol. Maglor había desenvainado, y miraba hacia todos lados. Morthion tomo el mango de su espada y la saco lentamente. La hoja de Andúril brilló con su fuego interior, deseando tocar sangre orca. El denso aire llegaba a pesar en los pulmones, como si un veneno se hubiera propagado por la región. Con cada respiro sentían como si los pulmones se les llenaran de polvo. Morthion fue a buscar su cantimplora, sediento, pero un chillido frío como el hielo lo freno. Los tres miraron al cielo, espantados, y vieron al Nazgûl en su horrible bestia alada. De pronto oyeron ruidos de marchas. Vanimeldë busco alrededor, hasta que reparo en el grupo de orcos que avanzaba hacia el Este, siguiendo al Nazgûl.
-Vienen hacia acá, un poco mas al Norte. ¡Nos verán!- dijo la élfa, bajando del árbol ágilmente.
-Rápido, cúbranse con sus capas.- dijo Maglor. Este subió al árbol y se tapo con el follaje. Vanimeldë y Morthion se lanzaron al suelo, y las largas capas los ocultaron entre la hierba. Pasado un rato se oían las pisadas de los orcos, marchando hacia el Este. No estaban a más de diez metros del árbol, pero aun así no vieron a Morthion y Vanimeldë. Cuando el ultimo de los orcos ya se hubo alejado bastante, Maglor bajo del árbol mientras los otros dos se paraban.
-Algo esta pasando.- dijo Maglor, mirando al Este.- ¿Recuerdan lo que dijo aquel orco? Hablaba de que volverían al Este, o quizás al Norte. Quizás dejen estas tierras, pero no olvidemos que vendrán más, desde Mithlond.
-Podríamos esperar que los de Mithlond se vallan para ir a buscar a Balin.- dijo Morthion esperanzado.
-¿Crees que dejaran Mithlond sin nadie? Esa ciudad es un punto estratégico, y el hogar de casi todos los elfos que quedan en estas costas. Además, no sabemos si Balin esta allá.
Maglor dejo de mirar a Morthion cuando dijo eso. El entendió lo que quería decir: quizás Balin estuviera muerto. Pero Morthion no quería creerlo; no hasta ver el cuerpo de Balin con sus propios ojos.
-Será mejor que nos vallamos.- dijo Vanimeldë tratando de romper el silencio.
-Si. Aquí no tenemos nada que hacer. Vamos Morthion, tenemos que irnos.
Tomaron sus cosas, y partieron, hacia el Este, siempre vigilando. Cada vez se internaban más en la oscuridad, aunque el Sol estuviera saliendo en el Este. Avanzaban rápido, pasando por casas abandonadas y granjas quemadas. Al atardecer llegaron a una intersección entre el Gran Camino del Este y un sendero que venia del Sur; se había desviado mucho hacia el Norte. Siguieron el Camino y en unas horas llegaron a una gran colina, al borde un bosque que se extendía hacia el Sureste. Aunque ellos no lo sabían, esas eran las antiguas Tierras de Tuk, donde los hobbits más ricos y famosos había vivido por generaciones. En esa colina estaban las ruinas del más grandes Smial de la historia; habían comenzado a edificarlo a principios de la Cuarta Edad, y fue terminado durante el reinado de Eldarion. Los Tuk se mudaron ahí, y siguieron viviendo, haciendo de su familia la más famosa de los hobbits. Pero ahora no era más que ruinas. Morthion no distinguió las ventanas en la ladera de la colina; estaban todas destruidas, y en la oscuridad no se notaban. En la falda de la colina había una pequeña casucha, que daba a una pequeña puerta en el suelo, que bajaba unas escaleras para llegar a un sótano. Decidieron descansar ahí, y pasar la noche seguros. Era un sótano grande, como para ser de un hobbit. Lo que no sabían era que había sido construido por Zarquino y sus secuaces, en los días de la Guerra del Anillo; luego los Tuk lo utilizaron como bodega.
Morthion no veía nada en la oscuridad de la bodega. Busco en las paredes hasta encontrar una antorcha, que quizás les seria útil.
-Aquí hay una antorcha. El problema es que no tenemos fuego.- dijo, mientras buscaba en la oscuridad a sus compañeros. La voz de Maglor se escucho cerca de la puerta.
-Dame eso.
Morthion no vio nada, pero en pocos minutos la antorcha se encendió, con una vacilante llama rojiza. Encontraron dos antorchas más, y después de encenderlas recorrieron toda la bodega. Estaba lleno de barriles, todos vacíos y algunos tirados en el suelo. Después de darse algunas vueltas, Maglor los llamo.
-Quiero que analicemos bien la situación.- dijo mientras se sentaba en el ultimo peldaño de la escalera.- Mithlond esta perdido, no tenemos noticias de Radagast ni de Balin. La Comarca ya esta deshabitada, excepto por orcos. La pregunta es, ¿Seguimos al Este, buscando noticias de hobbits, o torcemos al Norte, hacia Arnor?
La respuesta tardo en aparecer. Morthion quería ir a su Reino, y estar con su pueblo; pero por otro lado, estaba muy preocupado por Balin y Radagast. Los demás también estaban preocupados, con los rostros tensos. Al fin Vanimeldë rompió el silencio:
-Deberíamos averiguar que esta pasando aquí. No podemos escapar a Arnor, no sin saber que paso acá. Sabemos que el Enemigo ya controla estos territorios, pero hay cosas que no entiendo. Ese Nazgûl que vimos ¿No debería estar muerto? Digo, el Anillo los controlaba, y con la caída de Sauron ellos también tenían que desaparecer.
-Radagast tenía una teoría.- explico Maglor.- Me contó que, si Morgoth podía escapar del Vacío Intemporal, quizás no fuera el único. Me explico- agrego al ver los confusos rostros de Morthion y Vanimeldë.- Si Morgoth fue arrojado al Vacío Intemporal, quizás Sauron también. En ese caso los Nazgûl también estuvieron en ese lugar, y también escaparon. Pero Radagast cree que los orcos y demás criaturas también van al Vacío Intemporal; al menos eso insinuó.
-Pero, si fuera así, los orcos también podrían escapar.- dijo Morthion.- Todo orco que halla muerto volvería, y serían miles. Y trolls también. Y Balrogs.
-Eso me temo.- dijo Maglor.- ¿Recuerdan los orcos de aquella colina? Lo ultimo que dijo el grande fue que todo esto le recordaba a la Gran Batalla, pero segundos antes había dicho que nunca había estado en una batalla.
-¡Si! El orco dijo “el día en que morí” o por lo menos eso entendí yo. Luego llego el Nazgûl, y el orco no siguió hablando.
-Claro. Entonces, Radagast tenia razón.- dijo Maglor, tan bajo que parecía que hablaba solo. Luego levanto la voz.- Creo que es mejor averiguar que pasa aquí, y ver como están las cosas. Me temo que no solo orcos hay por aquí. Pero ahora descansemos, para continuar mañana.
Dicho eso, decidieron las guardias. La primera la haría Maglor, y luego Morthion. Este se tendió en el suelo del sótano, y se durmió de inmediato. Los sueños que tuvo eran siempre iguales, y se repetían constantemente; solo veía lobos, y más lobos.
Un ruido hizo a Morthion despertar de súbito. Vio a Maglor despertando a Vanimeldë. De pronto sintió que la cabeza le latía con tal fuerza, haciendo un ruido extremadamente fuerte, que creyó que explotaría. De a poco noto que el techo estaba temblando, y no su cabeza.
-¿Que sucede?- pregunto la élfa alarmada. Maglor hizo un gesto de silencio, y Morthion pudo escuchar los gritos que venían de afuera. Parecía que orcos estaban marchando justo encima de la bodega, pero no eran orcos. Eran mucho más grandes, tanto que parecía que en cualquier momento el techo se rompería. El ruido de pisadas y gritos se mezclaba con el sonido de los látigos, que chasqueaban cada segundo. De pronto una fría voz se escucho entre el ruido de pies corriendo:
-Adelante, holgazanes. ¡Ustedes son Balrogs de Morgoth! Síganme, imbéciles. ¡Soy Gothmog! He dicho.
Esas palabras resonaron en la bodega, o quizás en los oídos de Morthion. Tenían un centenar de Balrogs justo encima, y el techo se rompería en cualquier momento. De a poco el ruido de la marcha fue aminorando, hasta que el silencio volvió al lugar. Los tres se miraron preocupados, y no necesitaron palabras para saber que se quedarían un buen rato en ese sótano. Se quedaron toda la noche despiertos, sin intercambiar palabra alguna. Cuando un rayo de sol se filtro por un pequeño agujero en el techo, se decidieron a salir.
-Vengan, es seguro.- dijo Maglor asomando la cabeza por la puerta trampa. Salió, y los otros dos lo siguieron. La casucha de madera estaba destruida, y media chamuscada. Huellas enormes había quedado marcadas después de la marcha de los Balrogs. Las huellas venían del Sur, hacia el Norte. Decidieron continuar hacia el Este, hacia el Bosque Cerrado. Dejaron la colina de los Tuk atrás, y a medio día ya podían divisar el Bosque. Pero de pronto una nube de polvo que venia del Sur llamo la atención de Vanimeldë.
-No puedo distinguir que son, pero vienen hacia acá.
-Yo tampoco puedo ver que son.- dijo Maglor.- Parecen orcos. Escondámonos arriba de esos árboles.
A unos cincuenta metros al Este había un grupo de árboles pequeños, con matorrales. Ahí se escondieron, ocultos con las capas en las copas de un árbol. Pasaron veinte minutos hasta que vieron que la pequeña caravana se acercaba. Eran alrededor de quince figuras. Iban caminando a unos veinte metros de la arboleda.
-No son orcos; llevan dos heridos, en camillas. Los orcos no cuidan de sus heridos.
-Son Hombres. Morthion creo que uno de los heridos es tu amigo de Gondor.- dijo Vanimeldë.
-¿Boromir va ahí?- dijo Morthion con mezcla de alegría de ver a su amigo, y preocupación por que estuviera herido.
-No, a ese no lo conozco. El otro, que estaba contigo en la batalla. El simpático.- dijo la élfa sarcásticamente. Si ella estaba en lo correcto, Bombaruth iba herido con los de la caravana. Morthion, sin pensarlo, se bajó del árbol y comenzó a correr hacia el grupo de Hombres, que lo vieron de inmediato. El que iba a la cabeza del grupo comenzó a correr hacia Morthion, y se saco la capucha. Era Boromir.



1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

  
 

subir

Películas y Fan Film
Tolkien y su obra
Fenómenos: trabajos de los fans
 Noticias
 Multimedia
 Fenopaedia
 Reportajes
 Taller de Fans
 Relatos
 Música
 Humor
Rol, Juegos, Videojuegos, Cartas, etc.
Otras obras de Fantasía y Ciencia-Ficción

Ayuda a mantener esta web




Nombre: 
Clave: 


Entrar en el Mapa de la Tierra Media con Google Maps

Mapa de la Tierra Media con Google Maps
Colaboramos con: Doce Moradas, Ted Nasmith, John Howe.
Miembro de TheOneRing.net Community - RSS Feed Add to Google
Qui�nes somos/Notas legalesCont�ctanosEnl�zanos
Elfenomeno.com
Noticias Tolkien - El Señor de los AnillosReportajes, ensayos y relatos sobre la obra de TolkienFenopaedia: La Enciclopedia Tolkien Online de Elfenomeno.comFotogramas, ilustraciones, maquetas y todos los trabajos relacionados con Tolkien, El Silmarillion, El Señor de los Anillos, etc.Tienda Amazon - Elfenomeno.com name=Foro Tolkien - El Señor de los Anillos