El Señor de los Armarios: Las Dos Probetas

12 de Mayo de 2004, a las 00:00 - Wampag y Oriön
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Capítulo V: El Rey del Castillo de Oro

Tras unas horas de viaje llegaron a los pies de Edoras, una ciudad en lo alto de un cerro con el Castillo de Oro de Medusa en lo más alto de la loma.

Gandalf: Esto es Edoras, hogar del rey Thedoroen. Tened cuidado con lo que decís, porque la cosa aquí está muy mal. El que gobierna realmente es un tal Repelús, consejero del rey, apodado Lengua de Gato.

Mientras se iban acercando a la ciudad a las puertas del castillo salió Eowyndows95, apenada por la reciente muerte de su primo Théodred. Pero vio algo que cambió su ánimo.

Eowyn: (Pensando) Jo, que asco de vida... Un momento, allí a lo lejos cabalgando hacia aquí... Son uno, dos, tres, cuat... bueno, tres y medio, pero son... ¡HOMBRES! Tengo que ir a arreglarme.

Así fue como se percató de la llegada de Gandalf, Legoland, Gimli y Argón. Tras esta reflexión Eowyn salió corriendo hacia adentro a buscar sus mejores galas para recibir a los invitados.

Conforme los cuatro... bueno, conforme los tres hombres y medio se iban acercando al castillo, pudieron observar el estado de éste. Corroído por los años, hasta las banderas se caían, pues una cayó a los pies del caballo de Argón, el cual se conmovió.

Argón: (Pensando) ¡Qué assssco de castillo! Espero que el mío no sea igual.

Mientras iban entrando, los habitantes de Edoras se quedaban mirando a los recién llegados con cara de extrañados. En su mayoría eran mujeres campesinas muy interesadas por los hombres recién llegados.

Mujer 6: Mmmmm. El que va sólo en el caballo no tiene mala pinta... Mmmmm.
Mujer 7: Pues yo prefiero el elfo.
Anciana 1: Pues a mí me gusta el...
Mujer 12: Síii, ya sabemos, el anciano que está montado en ese caballo blanco.
Anciana 1: Pero, ¿qué dices? A mí me gusta el enano ese. Míralo qué barbas. Un auténtico macho ibérico.
Mujer 14: Oíd chicas, acercaos. Tengo un plan. En vista de que apenas quedan hombres por estas tierras, sugiero que...

Mientras las mujeres maquinaban, los tres hombres y medio se dirigían hacia palacio. Vieron el enorme castillo dorado, tan de oro él, todo lujoso...

Gimli: Eso, el castillo este de oro cuando la mitad del pueblo se muere de ham...

Sus palabras fueron interrumpidas cuando sintió que unas manos lo agarraban violentamente y lo tiraban del caballo. Después vio cómo sus otros tres compañeros eran también apresados por las garras afiladas de unas mujeres desesperadas, que los obligaban a ponerse en pie y dirigirse hacia una especie de escenario o de tarima. Cuando estuvieron allí colocados, una mujer vestida con lentejuelas subió al escenario mientras el resto de chicas permanecía abajo, babeando sin parar como posesas.

Show-woman: Señoras y.... señoras. ¡Aquí comienza nuestra subasta de hombres! En primer lugar tenemos a un greñoso hombre de unos....... (A Argón) Perdona, ¿cuántos años tienes?
Argón: (Asustado y extrañado) Euu.... 80.
Show-woman: (Al público) ¡¡80 AÑOS, SEÑORAS!! ¡¡Y QUÉ BIEN QUE SE CONSERVA!! ¿Cuánto dais por él?

Las desesperadas mujeres empezaron a gritar y tirarse de los pelos, hasta que una de ellas fue la que dio la máxima cantidad de dinero. Argón fue vendido a una mujer poco agraciada que no dejaba de perseguirlo por toda Edoras.

Show-woman: Nuestro siguiente candidato es un enano, señoras, de los que no se ven por aquí. Da una vueltecita para que te veamos mejor.

El enano, ni corto ni perezoso, se puso a dar un paseo por el escenario, emocionado, sacando músculo, metiendo barriga, alzando los brazos esperando los vítores de las mujeres... Pero en ese momento de gloria, Juana, el escudero del rey (sí, bueno, es nombre de chica pero es el único nombre que pegaba), pidió que se dejaran de jueguecitos si querían ver al rey en ese momento. Los tres hombres, menos Gimli, en seguida se dirigieron hacia las escaleras del palacio de Medusa para ser atendidos por el rey Theodoroen, mientras que a Argón le perseguía la mujer que lo había comprado.

Argón: Venga Juana, por tus muelas, déjanos entrar que esta tía me coge y no me deja.
Juana: Sí, sí. Pero tengo que pediros que dejéis las armas.
Gimli: ¿Armas? Pero, si no llevamos armas. ¿Por qué lo dices?
Juana: Hombre, no sé. Lo sospecho porque os veo con ropas especiales como para daros comodidad al defenderos. Y, además, el hecho de que tengáis sacados el arco, el hacha, algún que otro cuchillo y que Argón esté peleando con su espada para asustar a la mujer que lo persigue aumenta mis sospechas.
Gandalf: Muy agudo, sí. En ese caso creo que tendréis que dejar las armas aquí, queridos.
Juana: No, pero es que tú también tienes que dejar el bastón.
Gandalf: ¿El bastón? ¿Vas a dejar sin un apoyo a un pobre anciano? Esta juventud de hoy... ¡qué poco respeto!
Juana: Venga vaaaaaaaaaale, entra si quieres con el bastón, pero a Repelús no le va a gustar.

Para disimular, Gandalf se apoyó sobre el brazo de Legoland para aparentar ser un anciano podrido con los años.

Legoland: (A Gandalf) ¡Qué farzo ereh!
Juana: Ejem, perdonad. Pero tendréis que pasar por el detector de metales.
Gimli: ¿Por qué? ¿Desconfías de nosotros?
Juana: Pues... sí, para qué engañarnos.

Cuando Legoland pasó, no ocurrió nada. Gandalf pasó, y tampoco sucedió nada del otro mundo, hasta que Gimli pasó por el detector y sonó un incómodo ruido que indicaba que el enano tenía alguna que otra arma escondida.

Juana: A ver si es el tornillo de la pinza que llevas puesta en el pelo.

Cuando Gimli se quitó la pinza, volvió a pasar por el detector, pero de nuevo volvió a sonar.

Juana: Bueno, probemos ahora a ver si es el cinturón que llevas.

Gimli hizo lo mismo con el cinturón, pero cuando volvió a pasar, ocurrió lo mismo.

Juana: Tal vez sea esa cota de malla que llevas. Quítatela, si total, no vamos a verte nada.

Pues allí estuvieron media hora quitándole cosas a Gimli porque el escáner no dejaba de sonar, hasta que al final el enano acabó desnudo y tuvo que pasar sin taparse las vergüenzas por el detector de metales, que volvió a pitar.

Gimli: Esto no puede ser verdad, no puede estar pasándome esto a mí. ¿Dónde está la cámara oculta y Juan Y Medio con el ramo de flores?
Juana: Mmmm... debe de ser un fallo en el sistema eléctrico. A no ser... que de pequeño sufrieras alguna operación que te obligara a tener un clavo o placa en tu cuerpo.
Gimli: Pues, ahora que lo dices, de pequeño tuvieron que operarme y me metieron una placa en el fémur. Tal vez sea eso, ¿no?
Juana: Tal vez. De todas formas, vuelve a pasar por el detector pero deja la pierna que tienes mala fuera.

Así hizo Gimli, y cuando pasó ya no se escuchaba aquel sonido desagradable, aquel pitido que ya se le había metido a Gimli hasta el tímpano y más allá (¿o eso era "hasta el infinito y más allá?"). Bueno, eso ahora no importa. El caso es que Gimli pudo pasar "tranquilamente" (todo lo tranquilo que se puede estar cuando estás desnudo) por el detector y así entrar por fin al palacio de Medusa. Claro que, mientras Gimli estaba desnudo, había risitas entre los soldados que estaban a las puertas de palacio, hasta el punto de que cuando Gimli pasó al lado de uno, este le dijo con cachondeo:

Soldado: Bonitas piernas, enano, jijiji.
Gimli: Juana, antes de entrar a palacio, ¿te importa que coja mi hacha por última vez para ver qué tal funciona?
Juana: Erm, de acuerdo... Espera... espera, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué levantas el hacha de ese modo?... ¡Eh! ¿Por qué la diriges hacia ese soldado? ¡Gimli!... ¡GIMLIII!

Pero ya era tarde. Gimli le había dado un hachazo a aquel soldado dejándolo sin la posibilidad de volver a girar el cuello en toda su vida. Es más, es que no lo podría girar porque, directamente, lo había perdido.
 
Gandalf: Gimli, tranquilo. Paz ahora. Entremos pues a ver al rey Theodoroen. ¡Legoland, Gimli, Arg..! ¿Se puede saber qué estás haciendo?

Argón seguía sin dejar de elevar su espada para evitar que la mujer que lo había comprado en la subasta se acercara a él.

Argón: (A la mujer) ¡Psicópata! ¡Vuelve atrás con tus amigas buitres!
Gandalf: (A Argón) Venga Argón, vamos para adentro.
Argón: (A la mujer) ¡Atrás bestia inmunda!
 ¡Déjame en paz! Espera, espera... (recogiendo algo del suelo) Mira el palito, mira el palito (lo tira). Vengaaaaaa, ve a por él, ve a buscarlo...

Poco a poco y a duras penas, consiguió entrar en el palacio de Medusa sin que la mujer que lo perseguía entrara detrás de él, persiguiéndolo como una posesa.

Ya en el interior de palacio, Gandalf y los tres cazadores no fueron especialmente bien recibidos. No se les invitó a tomar canapés de caviar, ni de foiegras, ni a pan con nocilla... Repelús se encontraba en ese preciso momento al lado del viejo podrido Theodoroen, el cual, no se podía ni sostener en pie.

Repelús: Estando el señooooooooor don gaaaaaaaaaatoooooo, sentadito en su... (A Theodoroen): ¡Vaya! Gandalf el Rosa se presenta, mi señor. No es bien recibido. No va a la moda, tiene un color muy anticuado. Y además, va con las Nike puestas.
Gandalf: (Mirándose los tenis) Porras, ya decía yo que se me olvidaba algo. (Volviendo a ponerse serio) Pero no he venido a eso. Lo cierto es que la cordialidad ha disminuido en este lugar, Theodoroen. ¿Dónde están los buenos bocadillos de jamón ibérico, chorizo o zurrapa?
Theodoroen: ¿Por qué...? ¿Por qué...?
Repelús: Efectivamente, ¿por qué hemos de darte la bienvenida, Gandalf, Cuervo de la tempestad?
Theodoroen: No... ¿Por qué... me estás... pisando con la silla, Repelús?

Efectivamente, sin darse cuenta Repelús le estaba pillando el pie al rey.

Repelús: Perdón, mi señor. ¡No era mi intención! (Recolocándose) Bueno, Gandalf. Eso, que no eres bien recibido. Tardía es la hora en la que llega el hechizador. ¿Qué te ha pasado? ¿Haciendo cursos de estilismo? ¿Aprendiendo a cocinar? ¿Viendo "Por ti"?
Gandalf: ¡Cállate! Noooo me digas más..... palabras falsas para acabaaar coooonmigooooo...
Repelús: Em... eso me suena de alguna canción.
Gandalf: ¿Ah, sí? Bueno, cállate asqueroso gato, que me das alergia. Como vuelvas a hablar te mando a un restaurante chino y de ahí no sales.

Justo en ese momento, amenazante, Gandalf enseñó la vara en la que estaba apoyado, y a Lengua de Gato le entró como una especie de ataque de histeria.

Repelús: ¡¡OS DIJE QUE LE QUITÁRAIS LA VARA, PANDA DE INÚTILES!!
Gandalf: (Para él mismo) Porras, la ha visto.
Repelús: ¡¡CON LO FÁCIL QUE ES QUITARLE LA VARA A UN VIEJO!! Si es más fácil que peinar a Pochol...

Sus palabras fueron interrumpidas por un garrotazo con la vara de Gandalf el Malva, el cual, recordemos, va vestido con una capa rosa que lo recubría, para verse por última vez con ese modelito. Después de esto, lo que ocurrió en la sala entre los tres cazadores y los fieles soldados del rey Theodoroen no fue precisamente una relación de amistad, intentando hacer nuevos amigos. Más bien fue parecido a la pelea de kung-fu entre Neo y Morfeo en Matrix pero sin eso de andar por las paredes ni pegar saltos en plan bestia. Mientras casi todo el mundo había sido reducido, y Lengua de Gato estaba a los pies de Gimli (no besándoselos, sino que éste le había dado con el mango del hacha, lo que lo había dejado abatido), Gandalf hizo una demostración breve del trailer de la peli de "El Exorcista".

Gandalf: ¡Escúchame, Theodoroen! De tu hechizo, yo te libero.

Pero a pesar de este esfuerzo de Gandalf, no sucedió nada, sino que más bien a Theodoroen parecía que le había dado un cosquilleo por todo el cuerpo que lo estaba dejando en coma de la risa que le estaba dando.

Gandalf: ¿De qué te ríes? ¿Crees que no tengo poder aquí?
Theodoroen: Nooooooo. Es que me acabo de acordar de un chiste que me contaron el otro día. Juajuajuajuajua. Fue buenísimo.
Gandalf: ¿Sí? Pues yo me sé uno de borrachos. Mira, dice: esto era un hombre borracho que se encuentra con una monja por la calle. Y después de pegarle una paliza que dejó a la monja en el suelo, le dice: "Ahora, levántate si eres hombre, Batman" Juajuajuajuajua. ¿A que es bueno? Juajuajuajua...

Pero se ve que el rey no había pillado el chiste, así que, Gandalf, muy cabreado, se dio cuenta de que aquel no era el auténtico Theodoroen (pues este era un cómico de armas tomar). Así que, dispuesto a liberarlo de su hechizo, se desató las ropas rosas y dejó ver su ropa malva. Dejó que todos vieran al Mago Malva en su esplendor.

Gandalf: Te sacaré, Saruman, como se saca la pus de un grano.
Theodoroen-Saruman: Si salgo, Theodoroen caerá.
Gandalf: Eso ya lo veremos. ¿Has visto lo que ha hecho la guarra de tu sobrina? No le ha importado la muerte de su primo...
Theodoroen-Saruman: (Con voz de ultratumba) ¿Cómo está tu fe, Gandalf?

Mientras Theodoroen-Saruman iba diciendo todo esto, el cuello le iba dando vueltas como si fuera una Barbie. A todo esto, Eowyndows95 estaba viendo todo apartada, pero como nadie le hacía caso y ya le había echado el ojo a Argón, así, como la que no quiere la cosa, se fue para intentar ver qué era lo que le estaban haciendo a su tío, y puso una cara de compungida para hacerse la víctima.

Eowyn: ¡Tío!
Argón: (Intentando agarrar a Eowyndows 95) Esperad un momento.
Eowyn: Está a punto de tocar a la sobrina del rey, lo que podría acarrear ciertas consecuencias. ¿Acepta, cancela o quiere ayuda?
Argón: Erm... acepto, acepto.

Continuemos con la conversación entre Gandalf y Theodoroen-Saruman. Todavía seguían sumidos en una lucha para ver quién era de los dos el vencedor, hasta que, sin poder ya más, Gandalf sacó una cruz. Esto hizo que al final Saruman saliera de Theodoroen, y este volviera a la normalidad. Bueno, normalidad, normalidad... La cosa es que Gandalf el Malva había sacado a Saruman justo en el momento en el que Theodoroen tenía el cuello vuelto totalmente. Vamos, que parecía un búho. Pero cuando se lo recolocaron, empezó a mejorar. Incluso el que parecía un anciano podrido ahora estaba recuperando el aliento y se hacía cada vez más joven.

Gandalf: ¡Vaya! Parece que te has hecho un lifting, chico.
Theodoroen: ¿Gandalf? Vaaaya, Gandalf, viejo amigo. ¿Aún sigues saliendo en "El Club de la Comedia"?
Gandalf: Aún, mi rey. Aún.

Eowyn se soltó de los brazos de Argón para ir a saludar a su tío, ahora recuperado, y segura de que ahora la reconocería.

Theodoroen: Reconozco tu rostro.
Eowyn: ¡Tío!
Theodoroen: ¡Oh, querida Tamara!
Eowyn: Tío... yo no soy Tamara.
Theodoroen: ¿Ah, no? Esto... ¿la Mona Lisa pero en rubia?
Eowyn: Em... no.
Theodoroen: Aaaah, claro. Entonces eres Pocahontas pero te has modernizado y ahora estás rubia de bote, como casi todas en esta vida.
Eowyn: No, mi señor, soy...
Theodoroen: ¡YA ESTÁ! ¡Eres Lady Macintosh!
Eowyn: ¡NO TÍO! ¡SOY TU SOBRINA! ¡EOWYNDOWS 95!
Theodoroen: ¡Que ya lo séeeee, tonta! Ya lo sabía, tu tranquila, que te he reconocido a la primera. Si es por vacilar (a Juana) ¿Yo tenía una sobrina?
Gandalf: Tal vez estaríais mejor con una espada. Empuñando vuestra espada, rey de Crujan.

Juana se adelantó y le dio una espada al rey, alegando que era la que él siempre había tenido, pero que como se había tirado la tira de años como un podrido, pues no la había empuñado.
Theodoroen ahora estaba en todo su esplendor, erguido y alto como un auténtico rey (imaginémonos un momento en el que la música sube de volumen), cogiendo la empuñadura de su espada que sobresalía de su funda. La asió, se aferró fuertemente a ella, y... y... y no pudo sacarla porque la hoja se había quedado encasquillada (ahora la música se ha cortado de golpe)

Juana: Creo que es la falta de uso, mi señor.
Theodoroen: Va a ser que sí.

Y así estuvo Theodoroen tres cuartos de hora de todas las posturas posibles para poder sacara la espada, pero no hubo forma.

Juana: ¿Y si le ponemos un poco de aceite?
Gandalf: ¿Y si le metemos un calzador de zapato?
Theodoroen: ¿Y si os mando a los dos a freír espárragos? ¿Os importaría callaros que me estoy concentrando?

Al rato...

Juana: Mi señor...
Theodoroen: ¡Sssh! Que me estoy concentrando.
Juana: Sí, pero es que lleva concentrándose cuatro horas seguidas, y los que estamos aquí vamos a echar raíces.
Eowyn: Y yo necesito ir al baño que se me está cayendo el rimel.

Hasta que por fin, después de seis horas de intentos, Theodoroen logró sacar la espada después de haber llamado a un soldador para romper la funda de la espada. Pero cuando salió, no esperaba ver lo que vio.

Theodoroen: ¡Oh! Mi espada. Con su empuñadura roja, con sus gemas y rubíes, con sus inscripciones de "Made in Taiwán"... ¡Un momento! Aquí hay algo que no me cuadra!
Juana: ¿Made in Taiwán? Ejem... ¡vaya! Mi hijo, que se va dejando los juguetes por ahí y eso... Jiji. Claro, uno va confundiendo las espadas de unos y de otros y... se lía la de San Quintín.
Thedoroen: (Temblando de rabia) Hazme... el favor... de ir a por la mía.

Ahora sí que Juana se percató de que le daba la espada propia del rey. Cuando la cogió, la observó, y así estuvo un rato.

Gandalf: Disculpadme, mi señor. ¿Qué haréis con Lengua de Gato?

En vista de todo el daño que había hecho al reino de Crujan, el rey decidió echarlo a patadas (literalmente) de la ciudad de Edoras.

Theodoroen: ¡Ven aquí, asqueroso felino! Mira lo que te tengo preparado.

Theodoroen empuñaba una manguera de las gordas preparada para que, a su orden, abrieran el grifo a toda presión. No le va a matar directamente, pero todo el mundo sabe que los gatos odian el agua. Aunque, en vista de que Repelús era un humano, existía la posibilidad de que pillara una pulmonía.

Theodoroen: ¡Vete y no vuelvas, maldito felino!
Repelús: Señor.... no.... puedo.
Theodoroen: ¿Cómo que no? Yo te lo ordeno.
Repelús: ¡No! Es que me he roto una pierna cuando me habéis dejado caer por las escaleras tan amablemente.
Theodoroen: ¡Entablilladle entonces! Dadle un caballo, pero que nunca regrese.

Y así fue como Lengua de Gato se fue de Edoras, y con él se marchó su traición. Y así fue también la primera vez en muchos años que el rey Theodoroen salió se su palacio. Lo curioso fue que todo el mundo siguió con sus cosas cuando se fue Repelús, y nadie le dio una muestra de respeto al rey.

Theodoroen: Ejem, ejem. (No ocurre nada) ¡Ejem, ejem! (Tampoco ahora pasa nada) EJEEEEEEEEM EJEEEEEEEEM... (De nuevo se queda esperando) ¿¿PERO ES QUE NADIE SE HA DADO CUENTA DE QUE ESTOY AQUÍ??
Pueblerino 57: ¡Anda, si es el rey!
Pueblerino 23: ¡Ahí va! Es verdad. Ya decía yo que se nos olvidaba algo (Al rey) ¡Eh, rey Theodeoroen! ¿No puedes contar el chiste de la Edad Media?
Theodoroen: ¡Oh, sí, claro! Este era un caballero de la Edad Media que va al castillo de su amo y... ¡Un momento! No he venido aquí a contar chistes. Quiero una muestra de respeto de todos vosotros, que para algo soy vuestro rey.
Pueblerino 12: ¡Vale, vale! No te pongas así.

Después de que todo el pueblo le celebrara una verbena con Los Manolos, Los Chunguitos y de que el rey contara chistes a diestro y siniestro, Theodoroen se acordó de alguien muy importante.

Theodoroen: ¡¡Oooooooostras!! Que yo tenía un hijo. ¿Se puede saber dónde está?

Nadie respondió nada.

Theodoroen: Venga, tíos, que hay confianza. ¿Qué pasa? ¿En la acera de enfrente?
Juana: (Atragantándose con el cordero) Coff coff coff.. Estoooo... mi señor...
Theodoroen: Oye, por cierto, tengo un chiste muy bueno, ahora que viene al tema. Esto era un hombre que...
Juana: Mi señor, verá... su hijo... es que... digamos que no está... aquí.
Theodoroen: ¡No me digas! ¡Vaya! ¡Ya decía yo que preguntaba dónde estaba! Tal vez porque no lo veía aquí.
Juana: Veo que va con sarcasmo.
Theodoroen: ¿En qué lo notas? ¿En mi tono tal vez? Venga, dime, ¿qué ha pasado con mi hijo?
Juana: Digamos que... el pobre... pues... es un colador humano.
Theodoroen: ¿Ah, sí? ¿Se dedica a colar limonadas y eso?
Juana: No, verá... es que es un poco difícil de explicar. A ver... el pobre ahora... no es un ser vivo precisamente.
Theodoroen: ¿Cómo? No puede ser...
Juana: Sí, mi señor. Ha sido horrible.
Theodoroen: O sea, que mi hijo entonces se traga CINE DE BARRIO los fines de semana.
Juana: NO SEÑOR. Ejem... verá. Su hijo está... frío, tieso.
Theodoroen: Ah, entonces es que es vendedor de helados. No pasa nada, no era tan difícil.
Juana: NOOOOOOOOO. TIESO, LA HA DIÑADO, LE HA VISTO LAS OREJAS AL LOBO, HA PASADO A MEJOR VIDA, ES UN CADÁVER, ESTÁ FIAMBRE, MUERTO, MUERTO, MUERTOOOOOOOOOOOOOOOO.

El silencio se hizo en la verbena, y todo el mundo esperó la reacción del rey. Entonces esté comunicó que quería ver a su hijo y enterrarlo. Y así ocurrió. La ceremonia se celebró al día siguiente, con todos los honores reales, y una canción de tristeza de Éowyn en la lengua de sus antepasados: crujírrico.

Eowyn: Joroña que joroñaaaaaaa joroñaaaaaaaaaaaas joroño yoooooooo...

Cuando lo hubieron enterrado, el rey se quedó delante de la puerta de la tumba (la cual daba una grima que pá qué) y una flor blanca crecía delante del panteón real.

Theodoroen: Edelweiss. La flor de mis antepasados. Desde siempre ha estado aquí adornando sus tumbas. Y ahora adorna la de mi hijo. ¡Cómo cambian las cosas! Antes, cuando yo era joven, los hijos enterraban a los padres, y ahora es al revés. La vida es que tiene unos reveses... valga la redundancia. Menudos tiempos estoy viviendo. ¡Qué asco! Si lo llego a saber te pido que me dejes como estaba.
Gandalf: Míralo por el lado bueno, así no tendrás competencia por el trono.
Theodoroen: Mmmm... cieeeeerto. Bueno, creo que tendré que pronunciar unas palabras de respeto a mi hijo, ya que soy su padre... Ejem... Joroña que joroña joroños joriñi (este es el idioma Crujírrico, que a partir de ahora veremos más en esta historia. Lo que acaba de decir el rey es lo siguiente: ¡Váyase, señor Théodred! ¡Váyase!).

Entonces, fue cuando escucharon el relincho de los caballos. ¿Alguien se acuerda de Alfreda y Eothain? Pues eran ellos, los mismos niños que salieron para dar la alarma en Edoras (aunque no es que llegaran a tiempo precisamente).

Los niños fueron llevados a palacio donde Eowyndows, que se había cambiado de vestido para llamar la atención de Argón, los alimentó con lentejas, que los niños aceptaron de buena gana.

Eothain: Pues a mí no me gustan las lentejas y no pienso comer.
Eowyn: Aaaanda, venga venga. No seas así. Come un poco. (Al rey) Mira tío, tú dirás lo que quieras, pero las sirenas de alarma no sonaron, y ni siquiera el radar dio aviso de que llegaban los hombres del Sur (Pensando: Uis, suena a grupo de sevillanas).
Eothain: O sea, encima de que vengo a dar la alarma de que están dando caña por todos lados y me dais esta cosa para comer... (Casi vomitando) Si es que me dan hasta arcadas.
Eowyn: Calla y come lentejas que están muy ricas. Mira a tu hermana que se las está comiendo y... ¿Alfreda? ¿Alfreda? ¡Ah! Estás ahí. ¿Qué haces con la cabeza metida en la maceta? ¿Por qué haces esos ruidos tan raros como si te saliera comida del estómago? ¿No estarás...? ¿No habrás sido capaz..?
Gandalf: (Al rey) Esto es sólo una muestra del terror que Saruman desatará.
Theodoroen: ¿El qué? ¿Lo de las lentejas? Pues la verdad es que a mí tampoco me gustan.
Eowyn: (Mirando el interior de la maceta) Pues sí, ha sido capaz.
Gandalf: No, hijo, no. Me refiero a lo de los hombres del Sur, el desastre quemando todas las casas, el Prestige... Creo que deberíais cabalgar y hacerle frente como un machote.
Theodoroen: Míralo él, qué listo. ¿Y por qué no sales tú?
Gandalf: Porque yo ya he estado a punto de morir. Y para volver a morir yo mueres tú, que nunca te has muerto.
Eowyn: (Pensando con la maceta en la mano: Bueno, habrá que tirarlo a la papelera. A ver... tengo un elemento en la papelera de reciclaje ¿Deseo eliminarlo...?) .
Argón: Tenéis 2000 hombres al Norte. Ehomer aún os es leal.
Theodoroen: ¿Ehomer? (Después de pensarlo un rato) Aaaaanda, que yo tenía un sobrino.
Argón: Sí, bueno, la cuestión es que tiene 2000 hombres que lucharán: Lenny, Carl, Barney, Moe...
Theodoroen: Sí, pero conociendo a toda esa panda, seguramente estarán borrachos en una taberna. Así que, creo que, voy a trasladar al pueblo al Abismo de Helmann´s.
Legoland: Y, ¿por qué no ce quea tól mundo aquí?
Theodoroen: No sé, tal vez porque aquí pelee peor, porque pueden venir a atacarnos, porque el castillo está que se cae a cachos, porque tenemos una puerca muralla de madera que no resistiría ni un empujoncito...
Gandalf: Muy bien. Que todo el mundo se prepare para ir al Abismo de Helmann´s.



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