Wilwarin

29 de Mayo de 2005, a las 16:59 - Lisswen
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6. SÍ TALINYA HILYUVA ARA OLORI

Orënorno tensó el arco. Era un arma formidable. La flecha parecía desear salir volando para encontrarse con el cuerpo del pájaro que acechaba. Otros varios colgaban ya sin ida de su cinturón. La lengua, golosa, recorrió sus labios pensando en la cena. Pinchados en un palito, lentamente asados al fuego...Tarmulion su hermano, no llevaría hoy tantos como él. "Je, je... -pensó- todos te felicitarán".

Orënorno tensó el arco. Sus dedos notaron deleitosos el límite de la tensión y liberaron la flecha, que salió disparada en dirección al pájaro... "ssbsbsbsbsbs" silbó...... y Orënorno contempló el arco que dibujaba en el cielo y aguzó sus ojos de Elfo para no perderse el momento en que atravesara a su víctima.

Pero.

De pronto... otro silbido, apenas audible... ssss...

Y su flecha partida en dos mitades exactamente iguales cayó al suelo al tiempo que el pájaro alertado echaba a volar..

- "¡WILWARIN!"

Gritó enrabiado el pequeño Orënorno. Ella era la única capaz de hacer una cosa así.

Pero no era ella: tras de Orënorno había un Elfo altísimo, recio pero flexible, de porte orgulloso. El sol de la tarde hacía centellear su armadura. Sus ojos eran grises como el cielo encubierto que precede a las grandes tempestades, pero brillaban como el sol cuando rompe los nubarrones y te obliga a bajar los párpados para no cegarte.

Orënorno de pronto se sintió muy pequeño.

- "¡Mae govannen!," (Feliz encuentro) - saludó el Elfo, que no sonreía. Su rostro severo escrutaba al niño.- "Mi nombre es Herumor Artaherion, soy explorador y busco tu asentamiento. ¡Llévame hasta allí!"

El niño no pudo resistirse a la orden directa y tras una leve vacilación arrancó a correr seguido del Noldo.

En el trayecto, varios pajarillos cayeron bajo las flechas del guerrero, que parecía divertirse matándolos para Orënorno a la par que corría.

Cuando se divisaron las casas del asentamiento el brazo de Herumor detuvo al Silvano. La respiración de este era agitada. Con parsimonia, el Noldo sacó de su carcaj otra flecha y apuntó a un pájaro posado en una rama distante. El ave cayó fulminada.

- "¡Ve a por él, chico!" -Le ordenó Herumor. Hablaba siempre dando órdenes. Orënorno trajo el infortunado pajarillo atravesado por la flecha.- "Esto mismo te sucederá a ti si revelas a tus gentes que esta tarde nos hemos encontrado. "

Orënorno se dio cuenta de que aquel Elfo hablaba en serio. Lo vio girarse rápido e internarse de nuevo en la espesura. Trató de calmarse y entró en el poblado.

*** *** ***

Rico. Nunca había llevado el cinturón tan lleno de pájaros y todos lo miraban asombrados y admirados.

Pobre. Nunca se había sentido tan aturdido y confuso, tan asustado... Llegó a su casa y, mientras desplumaba las aves para la cena se encerró en el silencio, que lo envolvió como los erizos a las castañas.. Y rezó a Elbereth para que no se hiciera de noche. Pero el ocaso fue inmisericorde. Y la congoja cubrió el corazón del niño.

Cirion atizó los rescoldos, siempre encendidos, del centro del círculo formado por las siete casas del asentamiento. Y en l avivada hoguera crepitaron los troncos. Mas ese sonido, que siempre alegraba a Orënorno aquella noche le sobrecogía.

Poco a poco las gentes se fueron reuniendo y ocupando los acostumbrados lugares. El fuego y el crepitar de la leña anunciaban la proximidad de la cena. Lothluin trajo el pan, recién horneado y mandó a Wilwarin a la fuente a por el agua. Tamurilion la acompañó y ambos se alejaron compitiendo por ver a cual se le derramaba menos líquido.

Lothluin los miró sin sonreír. Estaba inquieta. Tanto que la cabeza se le iba a otra parte. Aquella tarde había olvidado el pan el horno y casi se le quema. Ya habían pasado tres días desde aquella conversación con Cirion. Tres días en los que esperaba Noldorim que solo llegaban hasta sus sueños haciéndolos indormibles.

Al fin la cena empezó. Todos felicitaban a Orënorno, que en vez de ser feliz, quería morirse. Era la primera vez que le halagaban y todos parecían orgullosos de su caza,

¡Su caza!

Pero en el corazón del niño una voz gritaba; "ESTA ES LA ÚLTIMA CENA."

Y quiso desahogarse. Pero Cirion había ensartado en el pincho el primer pájaro y Orënorno se estremeció al verse a sí mismo atravesado como el pajarillo, decapitado, desplumado.... y calló.

Y empezaron a comerse las aves.

Y todo parecía ir bien.

Y de pronto Orënorno probó el pan, algo más tostado aquella tarde, y le dio un bocado al primer pájaro, y se relajó. Y hasta encontró divertido que Tamurilion hiciera muecas de contrariedad cuando muchos dijeron "Ummm...deliciosas las aves..."


*** *** ***

Potentes, desafiantes, desgarradoras sonaron las notas de un cuerno. Y la noche pareció partirse en dos. Se hizo el silencio y se supieron rodeados. Era como si de pronto la noche hubiera sacado de sus bolsillos más cantidad de oscuridad.

Y de silencio.

Y vieron aproximarse a un jinete.

Montaba un caballo magnífico. Un yelmo dorado con un rojo penacho le cubría la cabeza. El paso del corcel era lento, casi solemne. A pocos metros del fuego el Elda descabalgó.

Era alto, muchísimo más que Cirion.

Al quitarse el yelmo unos oscuros mechones escaparon de su trenza hacia la cara. En su mirada gris brillaba una mezcla sobrecogedora de poder y de majestad, pero también una tristeza inenarrable.

- "Mae govannen" -dijo sin ningún tipo de acento. Su voz era preciosa: fuerte, bien timbrada llena de matices. Era la voz de un artista, la voz de un bardo.- "Mi nombre es Canafinwë,32 si bien muchos me conocen por el nombre que me dio mi madre, Macalaurë, o Maglor..."

La vista del Noldo recorrió a las gentes silvanas mientras hablaba y al descubrir a Wilwarin una chispa de alegría brilló en ellos. La pelirrojilla le respondía manteniendo firme una mirada de curiosidad. Aquel de quien hablaban las historias de Lothluin existía de verdad... Una sensación de irrealidad empezó a envolverla.

Todos se levantaron.

Orënorno se estremeció y Lothluin, sobrecogida, se sobrepuso a sus siniestros recuerdos para ponerse detrás de Wilwarin y abrazarla. Hasta ese día no se había dado cuenta de lo alta que era, casi le alcanzaba a ella. Cirion, que sabia que no podían resistirse dio un paso al frente.
- "Mae govannen, Señor... Mi nombre es Cirion y, al contrario que tu -dijo volviendo la vista a su alrededor- puedo presentarte en un momento, uno por uno, a todos los habitantes de mi pueblo."

Una sonrisa cruzó sincera por el rostro del noldo. No se le escapaba la inferioridad de los Silvanos ni el exagerado acero de sus Eldar.

- "Hantalë" -dijo con una voz que sonó amable mientras su mano señalaba a Wilwarin- "Pero sólo deseo conocer a esa pequeña pelirroja."

Y Wilwarin se convirtió en el centro de todas las miradas.

Los brazos de Lothluin se apretaron más, protectores. La niña sentía curiosidad más que temor. Sus ideas eran un torbellino. Durante los últimos años, oyendo las historias de los hijos de Fëanor había configurado en su mente rostros mezquinos, cuerpos encorvados... ninguna relación con las gentes que veía ahora... La voz del Elda la fascinaba. Nunca había oído otra más bella.

- "¿Qué quieres de ella? " -preguntó Cirion

- "No quiero nada de ella, la quiero a ella." -Dijo Maglor algo tajante.

En ese momento dos nuevos caballos parecieron salir de la nada. Uno de ellos transportaba una figura encapuchada y completamente envuelta en un manto, delgada, delicada casi hasta la fragilidad. El otro corcel era nervioso, veloz. Al detenerse, casi bruscamente, se encabritó. Un segundo Elda descabalgó. Este era aún más alto que el anterior y bajo su yelmo una cabellera roja competía con las llamas de la hoguera. Le faltaba una mano. Con desenfado se acercó a Maglor y le puso un brazo sobre los hombros. No necesitó presentarse: todos le reconocieron como Maedhros.

- "No hay duda Cano". -Dijo mirando a la pelirroja- "Si los Videntes nos permitieran ver a madre de pequeña, sería como esa niña".

El rostro de Maglor rezumaba una alegría que apenas podía contener.

- "¡Venga!" -le urgió su hermano- "¿A qué esperas, Cano? ¡Vete a abrazarla...! Esta niña SÍ ES tu hija"

Maglor avanzó hacia ella, con paso firme y seguro.

Los silvanos se apartaron.

Solo Lothluin, sobreponiéndose al terror que la embargaba, luchando a brazo partido contra mordientes recuerdos, se interpuso entre él y la niña, que desde detrás del cuerpo de la joven miraba la escena como si no fuera con ella. Simplemente en su cabeza las ideas volaban descontroladas como la hojarasca en medio de una ráfaga de viento.

Veía a Maglor que se agachó para llegar a su altura y que le dijo:

"Vanima selde, ¿man ná essetya?" (Hermosa niña, ¿Cómo te llamas?)

Wilwarin, desde fuera de sí misma, se vio callar... vio a una niña que se limitaba a mirar a aquel Elda que decía ser su padre... y allí, desde fuera, el tono cálido y tierno de su voz volvió a gustarle.

Maglor a su vez pensaba que ella no le entendía. Pudiera ser que no hablara quenya...

Wilwarin abrió los labios, como si no fueran suyos y descubrió que unas palabras hirientes salían de ellos:

- "Etye úme atarinya. Atarinya ná kwalin". (Tu no eres mi padre. Mi padre está muerto).

Luego, sin saber por qué decía aquello pero con la certeza de afirmar algo cierto, real, añadió:

- "Ontari hetaner Macalaurëion. An Fëanáro noselle nár nurina otornion" . (Mis padres huyeron de Macalaurë. Porque los hijos de Fëanor son assinos de Hermanos)

Maglor sonrió amargamente. Su niña no sólo hablaba quenya, además lo hablaba sin pelos en la lengua.

Lothluin, la única que entendía la conversación temió la cólera del padre y tapó la boca de Wilwarin con una mano. Por un momento vio a Maglor desenvainar su afilada espada, blandirla con destreza y rebanarles a las dos las cabezas de un solo y preciso tajo.

Sin embargo Maedrhos rió a carcajadas. Y en los ojos de Maglor brilló una corriente de comprensión y un filón oculto de ternura.

- "Yestanya quentate sa ná sara olor. Ananta etye ná yendenya..." (Mi deseo es decirte que solo es un sueño. Sin embargo no lo es, hija mía)-dijo el Elda y pronunció un nombre de mujer.- "¡Anarsel!"

La Dama encapuchando caminó hacia ellos. Se movía de un modo naturalmente elegante, sin pretensiones. Al llegar a la altura de la niña miró a Maglor desde el interior de su capucha y sonrió con un asentimiento. Cirion sólo vio su rostro rápidamente y de refilón, pero pensó que no podría haber sobre la tierra una criatura más hermosa.33

- "¿Man ná essetya, vanima selde?" (¿Cómo te llamas, niña guapa?)-preguntó.

Wilwarin dudó. Desde Gondolin nadie la llamaba por su nombre materno, ni nadie le había preguntado nunca cómo se llamaba. "¿Quién seré yo? -Pensó confusa- ¿Wilwarin? ¿Náredriel?". Sólo podría dar ahora una información teórica.

- "I esse sa amilinya antanen ná Náredriel." (El nombre que me dio mi madre es Náredriel)

Dos gruesos lagrimones empañaron los ojos de Lothluin. Wilwarin dejaba de ser ella, recordaba otro nombre, otra vida, algo se estaba despertando en su pequeña...Era como si en aquel momento la amenaza de perder a la niña se materializara de golpe. Ni siquiera se daba cuenta de que aún su mano había vuelto a taparle la boca apenas había pronunciado su nombre. La voz de la Dama siguió interrogando con calidez:

- "Náredriel, enyalatye i esse amiltya?" (Náredriel ¿recuerdas el nombre de tu madre?)

- "I esse amilnya ná Vanimeldë" (El nombre de mi madre es Vanimeldë) -contestó rápida.

Entonces la Dama, como embargada por una repentina alegría, se llevó las manos a la amplia capucha que la cubría y se descubrió rápidamente. Los sorprendidos ojos de Náredriel se llenaron de una increíble mezcla de temor y asombro y un aluvión de recuerdos la anegó como las riadas del final del invierno llevan la sobreabundancia de sus aguas sobre los campos incautos que no pueden absorberlas. Aquella Dama era parecidísima a su propia madre.

- "¡¡¡Amme!!!" -Dijo sin poder contener el llanto.

Maglor apartó con delicada firmeza a Lothluin y tomó en brazos a su hija.

- Yendenya... Anarsel ná selde Vanimeldë. (Hija mía.... Anarsel es la hermana de Vanimeldë)

La niña no sabía nada: ¿Náredriel? ¿Wilwarin? se dejó querer aquella noche por unos brazos que la acogían con fuerza, que le ofrecían cariño y protección y, por un breve instante pareció no importarle que estuviesen sucios de sangre o llenos de muerte. Un tierno beso rozó su sien y desde el cielo las Hijas de Varda sonrieron cómplices.

¿Náredriel? ¿Wilwarin? Esa noche recibiría un nuevo nombre: Míriel. Y sus pies empezarían a perseguir sus sueños.



32 Bueno una nota algo larga pero que creo que es necesaria. Se trata de los nombres de los hijos de Fëanor. Los que conocemos y se usan habitualmente son nombres Sindar, pero cada uno de ellos tiene un correspondiente quenya. Además se conocen otros nombres de cada uno de los hijos. Los Eldar solían tener unos tres nombres: el primero (llamado amilessë) lo imponía la madre y tenía ciertas connotaciones proféticas sobre el bebé que lo recibía. El segundo era dado por el padre y el tercero era como un apodo (epesse) dado por la comunidad en base a laguna característica.

Irá por este orden:
NOMBRE SINDAR/ AMILESSE/NOMBRE PATERNO/DIMINUTIVO / EPESSE
Maedhros / Maitimo / Nelyafinwë / Nelyo / Russandol
Maglor / Macalaurë / Canafinwë / Cano /
Celegorn / *** / Turcafinwë / Turco /
Curufin / *** / Curufinwë / Curvo / Atarincë
Caranthir / *** / Moriofinwë / Morio /
Amrod / Ambarto / Pytiafinwë / Pytio
Amras/ Umbarto / Telufinwë / Telvo / Ambarussa

33 NOTA EXCLUSIVA PARA LOS LECTORES DEL C.E.A.(XD). Esta Dama, hermosísima es la madre de Lisswen (Si, eso, mi mami...je, je,je...)



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