El último de los Noldor

14 de Julio de 2006, a las 08:34 - Entaguas
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]Meneame

CAPITULO 12: LA GUERRA POR MORDOR

Miles de dragones pasaban por el viento huracanándolo, rompiendo el silencio. Encima de ellos sus jinetes les guiaban. Todos menos uno, que era indomable, que encabezaba aquella manada de bestias, dispuestas a vomitar fuego por sus inmundas fauces y a matar a todo el que se le cruzara en el camino. Era Glaurung, el padre de todos los dragones, resucitado por Morgoth para volver a sembrar el terror y la confusión en sus rivales. Pero le había reservado un honor, él, Glaurung, sería el que dirigiría a los dragones para atacar Mordor. La bestia negra, el gusano era uno de sus nombres que inspiraban más temor, bastaba con que rumores sobre su acercamiento se difundieran y la gente huía. ¡Nadie le podía matar! Solo el maldito Túrin le mató una vez, pero él no estaba ni ningún héroe semejante. Además, Glaurung estaba en plena forma física y mentalmente, estaba con unas ansías de venganza increíble, deseaba destruir, saquear y quemar todo. El contenerse ahora y no ponerse a echar llamas al suelo era para él una tortura.
Las arañas no les recibirían alegremente. Glaurung sabía que estaban preparadas y Ungoliant estaría informada, y aunque no lo supieran, deberían de estar listas para marchar, pues Ungoliant tenía unas ansias de devorar todo mayores que las suyas de venganza. Morgoth le había dicho que debía de odiar a Ungoliant con todas sus fuerzas, descargar en ella todas sus llamas, hasta que sus cenizas hubiesen desaparecido. De todos modos, las rocosas zonas de Mordor, llenas de escombros y de cuevas, sería un terreno muy difícil para los dragones. Glaurung debía de jugar bien, o de lo contrario, la derrota sería terrible para el futuro de su amo; ya no quedarían dragones alados para la lucha.
- ¡Ufthak, nos acercamos a Mordor! ¡En formación! ¡Quiero ver a todos los dragones jóvenes detrás de mí! ¡Los más veteranos que tengan cuidado! ¡Recordad; quemar  subir, quemar y subir!
Los dragones estaban listos. Todos preparados.
- ¡Señor estamos a las puertas de Mordor!
Glaurung miró debajo suya. Era cierto, y miles de arañas, acorazadas de todas las formas estaban listas. Glaurung miró a una gigantesca mole negra; Ungoliant.
- ¡Concentrar todo vuestro fuego en Ungoliant! ¡Listos! ¡Ya!
Montones de llamaradas fueron hacia la gigantesca mole que se retorcía y que se asaba lentamente.
- ¡Parad! ¡Yo me encargaré de rematarla! ¡Ahora, al ataque! ¡Descended!
Todos descendieron, pero montones fueron heridos por dardos que disparaban los esclavos de las arañas. Las arañas dispararon sus telas y atraparon a los dragones, haciéndolos caer a la tierra.
La lucha era encarnizada. Los dragones disparaban el fuego, descontrolados y furiosos, fuera de sí, las arañas clavaban sus picos afilados con dureza, otras placaban a desprevenidos dragones con dureza. Glaurung y Ungoliant luchaban cada uno con sus armas, Ungoliant soportaba el fuego gracias a su armadura, pero Glaurung le golpeaba con la cola y con las patas arrancándosela a golpes. Ungoliant daba grandes golpes con sus afiladas patas a Glaurung, utilizándolas como una guadaña o guillotina, causándole grandes heridas al rey de los dragones. Por el contrario, miles de dragones caían atrapados en las redes de las arañas, retorciéndose débilmente mientras las arañas les mordían.
Entonces, Ungoliant parecía vencida, pero en un rápido movimiento, hizo mover sus afiladas patas como cuchillas e hirieron el pecho de Glaurung. La sed de venganza de Glaurung fue expulsada por su boca a través de una llamarada que impactó sobre Ungoliant quemándola viva. El incendio de la inmensa mole arácnida era como una hoguera que alumbraba todo Mordor, una hoguera que se retiraba en llamas. Con la líder de las arañas retirándose en llamas, todas las arañas se retiraron rápidamente, haciendo una muralla para que nadie atacara a Ungoliant. Glaurung y los demás dragones estaban exhaustos, así que no hostigaron mucho a las arañas; no tardaron en desaparecer en retorcidos y mareantes túneles.
Sin embargo, a pesar de que la batalla había terminado, miles de esclavos humanos se lanzaban sin armas hacia los dragones, como unos locos fanáticos. Los dragones les mataron fácilmente; pero pronto una marea de esos esclavos se acercaba hacia ellos. Los dragones se elevaron y los mataron a placer, como si practicaran algún deporte.
- ¡Ufthak, las arañas volverán!- dijo Glaurung- ¡Pero no nos vendrá mal para relajarnos matar a esos esclavos! ¡Cuando se hayan acabado descansemos en una de esas cumbres elevadas!
De repente, un coro de gritos fantasmagóricos se elevó. Los dragones miraron estupefactos y suspendidos aleteando débilmente las alas mirando al lugar de donde provenía el sonido.
Glaurung se puso en tierra firme y todos, encrespados y rígidos como gatos, parecían iguanas que acababan de captar un rival peligroso en su territorio. Todos olisquearon y avanzaron como cocodrilos y gusanos amenazantes y rectos.
Otro coro de gritos se elevó.
Más terrorífico, parecían seres que estaban siendo torturados y con sus gritos suplicaban ayuda.
- Mi señor- dijo Ufthak el dragón negro susurrando- eso no puede ser nada bueno. Alejémonos si las arañas saben de brujería y de invocar a los muertos.
- No hay nada que temer- dijo más alto- Son espectros de Morgoth. Él los ha enviado. De todos modos, no me agrada su presencia, volemos y ataquemos a otro punto, entonces las arañas ya se habrán vuelto a reagrupar y no tendremos que esperar. De todos modos, si ellas lo han escuchado, sabrán que es mejor salir corriendo.
Y con unos débiles aleteos, el ejército de dragones se elevó y desapareció del lugar en pocos segundos.
‘’Esos espectros no parecían estar colaborando ni parecía que Morgoth los había enviado ¡Que demonios estarán haciendo aquí! ¡Ya se pueden estar teletransportando a otro sitio! ’’ Se preguntó el señor de los dragones Glaurung, el gigantesco y cruel gusano.

- Ya se van- dijo alguien con un acento frío y áspero.
Finfuingil abrió los ojos y lo primero que vio no le agradó. Su corazón estuvo a punto de salirle del pecho del susto.
- ¡AH! ¡TURIN, LEGOLAS, GIMLI, A LAS ESPADAS! ¡DEPRISA! ¡AH ESTAMOS EN UN CEMENTERIO VIVIENTE!
Montones de espectros terroríficos y de color claro estaban a su lado, y al principio se rieron maquiavélicamente hasta que un espectro de ‘’anciano aspecto’’ con una corona oxidada les dijo:
- ¡Callaos malditos! ¡Ya se han ido los dragones! Ahora tenemos que ser silenciosos, las arañas también nos habrán captado. Silenciosos nos esconderemos si vienen y les dejaremos como cebo.
- ¿Cómo cebo? ¡Que dices maldito Khân-hîdur! ¡Ningún hijo de Gimli será puesto como cebo! ¡Ah!- dijo Gimli quien estaba bastante lejos de Finfuingil.
Finfuingil analizó la situación.
Estaba con unos espectros muertos en una zona oscura y montañosa que apestaba a araña.
Sus compañeros estaban cerca pero rodeados de espectros al igual que él.
Finfuingil no dudó ni un solo momento; desenvainó su espada en el momento en que los espectros dejaron de mirar y dijo claramente con determinación:
- Explicadme ahora mismo lo que pasa malditos muertos o vuestra huella en este mundo será borrada por mi espada. Soy hijo de la estirpe de los Noldor y no me asustáis y a más peligros me he enfrentado y he salido indemne; y mis enemigos se acuerdan bien de mí y me temen mucho.
Los espectros le miraron con perplejidad en la cara, viendo en su cara a un alto guerrero élfico y temeroso. Sus compañeros aprovecharon y se levantaron desenvainando; más Gimli no tardo en ser arrojado al suelo de una patada por un espectro y Legolas puesto contra la pared inmovilizado, y a Túrin le miraron fijamente igual que a Finfuingil.
- Yo soy Túrin, hijo de Húrin. Descendiente de la casa de Hador y hombre valiente y desdichado en una vida anterior, realizador de grandes proezas que no duraré en contároslas si me da tiempo, si no dais explicaciones ahora mismo yo y el Noldor os separamos la cabeza de los hombros.
Los espectros se miraron temerosos y parecían que se preguntaban si sus armas les harían daño, pues en los ojos de Túrin otra llama casi aun más temible que la de Finfuingil ardía.
-¡No os haremos daño!- dijo finalmente un espectro y gesticulando bastante- Solo queríamos que nos sirvierais como cebo para atraer a las arañas o a los dragones y atacarles.
- ¡No, a los dragones, no, todavía no, Shero!- le dijo una espectro femenino.
- ¡No, no, los dragones no, su fuego nos hace daño!- dijo otro espectro más barbudo.
- ¡Callaos malditos y dejarle hablar!- dijo Finfuingil levantando su espada- ¿Para qué nos quiere utilizar como cebo? ¡Cuéntanos todo!
- Nosotros somos siervos de Morgoth. A pesar de eso, vagamos por libre y solo él nos invoca cuando nos necesita. Nosotros tenemos un gran odio profundo hacia él, pues por su culpa, hemos tenido esta vida de condenación. Hasta que alguien le venza o rompa el conjuro que nos ata a él, seguiremos condenados a no descansar en paz. Por eso intentamos molestarle en todo secretamente, aunque últimamente estamos comportándonos como piratas, saqueando a Morgoth internamente.
Por eso necesitamos que alguien haga que las arañas venzan esta guerra, aunque tienen que perderla de una forma que no puedan contraatacar.
- ¿Y qué tenemos que ver nosotros en estos asuntos?- dijo Gimli mirando a los espectros que le rodeaban amenazante.
- Sois el cebo que atraerá hacia las arañas y a los dragones hacia nuestras trampas.
- ¿Y por qué pensáis que vamos a obedeceros?
- Estáis perdidos. No tenéis elección, aunque a nosotros nos parecisteis guerreros perdidos, si lo que habéis dicho es cierto, Morgoth tendrá un precio bien alto a vuestra cabeza. Además, vuestras armas no pueden dañaros.
- ¿Entonces por qué actuáis con tanto temor cuando he desenvainado la espada?- preguntó Finfuingil.
El espectro se quedó callado y Gimli desenvaino su hacha aprovechando que los que le rodeaban no miraban. La movió con rapidez y el hacha atravesó a los espectros violentamente mientras Gimli decía:
- ¡Ahí tenéis vuestra recompensa por parte de los hijos de Durin!
Los espectros gimoteaban en el suelo débilmente  pero enseguida a Gimli le pasó algo que nadie esperaba, pues cuando todos ya estaban a punto de atacar a los espectros. Una red de telaraña cayó sobre Gimli y los espectros se alejaron como el viento diciendo:
- ¡Huir! ¡Nosotros os encontraremos!
Finfuingil miró para arriba. Montones de arañas minaban el techo y Gimli había sido cogida por una. Legolas no tardó en ser atrapado por otra.
Finfuingil fue rápido y se tiró por la colina.
A la vez que caía su ropa se desgarraba y sus antiguas heridas volvían a sangrar, su cuerpo se destrozaba y tenía la sensación de que los huesos se le rompían.
Finalmente se quedó paralizado en el suelo, con pinta de desgastado y bandido. Vio que las arañas se asomaban desde arriba y le señalaban y que miles de gritos se oían de las arañas, alguien las estaba combatiendo con fiereza. 3 arañas descendieron rápidamente de las que le veían y las otras se fueron al parecer para combatir. Finfuingil vaciló y dudó en muchas cosas cuando veía a las arañas bajar hacia él. Veía un túnel que para él podía significar la vida y poder escapar, al fin y al cabo, esos espectros que habían provocado eso, le volverían a buscar. Y veía las arañas y el camino de arriba, donde poder acabar con esos bichos sin esperanza de vida, pero morir con la espada en la mano y ayudando a sus compañeros que la estaban combatiendo fieramente. Pero la llama de su valor se extinguió de repente y se sintió frágil, y el temor le invadió. Corrió justo a tiempo, sin mirar atrás y con un pensamiento en su cabeza: ‘’Que Eru les proteja’’.
Se adentró en el túnel, donde giró a otro túnel, y a otro, a otro… dándose cuenta de que las arañas habían dejado de perseguirlo y de que estaba perdido en un laberinto de túneles. ‘’ ¡Malditos espectros! ¿Pero que he hecho? ¿He abandonado a Túrin Turambar a su suerte? ¿Y Legolas y Gimli que aún tenían esperanzas de haber vivido si él hubiera luchado?’’ pensaba, atormentándose por su cobardía. Entonces pensó, si él era un héroe. Había luchado con orcos, en la última alianza, había demostrado valor y arrojo inaudito, pero ahora… Se sentía solo, y se daba cuenta, de que siempre había actuado por algún propósito vil y egoísta, como por vengar la muerte de sus hermanos, o lanzarse a la batalla locamente  pensando en sus amores Mariëh y en lo pasado con la señora Galadriel, y en su interior tenía mucho miedo, y ahora se mostraba ese miedo, haciéndole parecer un cobarde. ¡Se sentía solo, defraudado por todas las cosas que había hecho, sobre todo en esta! Se sentía deshonroso.
- Solo ha bastado unas arañas para que vuelva a acosarme con inseguridades, para que me vuelva un cobarde y vuelvan a mí todas las penurias pasadas. Jamás me perdonaré el haber abandonado a Túrin.
- Tranquilo, el destino me dice que te volverás a encontrar con él.
- ¡AY! – gritó Finfuingil asustado y moviéndose para saber quién se lo había dicho.
Al final del pasillo, vio un ser híbrido entre araña y mujer le miraba con cara de circunstancia:
- ¿Me recuerdas?
- ¡Princesa de Mordor! Su encuentro conmigo me sorprende y no se que hacer.
- No vengo para ayudarte esta vez Finfuingil. Vengo para avisarte. Ten cuidado con esos espectros.
- Tranquila, cuando los vea, los eliminaré.
- No, Finfuingil. A veces pasan cosas para que nos demos cuenta de nuestros errores y para hacernos recordad cosas. Para mejor o peor esas cosas cambian los sucesos y luego se lo agradecemos, nos arrepentimos o nos deja indiferente. De ti depende aprovechar lo que te ha pasado con los espectros; no te engañe como te tratan, son sabios, aprenderás con ellos y ten en cuenta, que son enemigos de Morgoth aunque le sirvan.
- No te entiendo. Te he visto 2 veces con esta, breve es el encuentro, y confío en ti sin dudarlo. Pero esta vez no te entiendo.
- Te digo que hay alguien que te protege- dijo riendo- estás bendecido con eru- y se volvió a reír y desapareció por otro túnel, perdiéndose de la vista para Finfuingil.
- Tiene mucha razón.
- ¡AY!
Montones de espectros le rodeaban y se reían por lo bajo. Finfuingil recordó las palabras de la híbrida, y decidió olvidar por momentos lo pasado, aunque en su corazón, todos los malos momentos habían vuelto a preocuparle.
- Tranquilo, el destino dirá si vuelves a encontrarte con Túrin, pues presiento que lo verás antes de la Dagor Dagorath.
- ¿Habéis escuchado lo que me ha dicho?
- Pues claro, y ella sabía que la escuchábamos. Ahora escúchanos. Si nos sigues andarás con caminos oscuros y peligrosos sin esperanza de vida y apenas recibirás justificación y respuestas de nosotros. Si no nos sigues, eres libre de lo que te queda; camino lento e inseguro te queda sin nosotros.
Finfuingil miró sus caras mustias y muertas. Pensó en que estar con ellos sería lo más adecuado para acabar sabiendo quiénes eran, que hacían en verdad y para volver a fortalecer su espíritu, y además, tarde o temprano ellos le darían respuesta a muchas de sus preguntas.
- Acepto. ¿Pero a donde vais?
- Tú síguenos. Te dije que no obtendrías respuestas.
Entonces, un montón de ruidos y gritos de combate, rugidos y golpes se oyeron.
- Los dragones y las arañas están combatiendo, y al parecer esta vez no se retirarán- dijo un espectro mirándoles- la batalla por Mordor está empezando, no creo que sea oportuno quedarnos.
- Tienes razón- dijo un espectro femenino- abandonemos Mordor.
- Ya he obtenido una respuesta a la pregunta- dijo Finfuingil por lo bajo.
- Error. No te he dicho a donde vamos a ir exactamente- le dijo el espectro mirándole enrarecido.
- ¡Daos prisa! ¡Vámonos!- dijeron los otros espectros y empezaron a correr a gran velocidad, costándole trabajo a Finfuingil alcanzarles. Cuando salió de los túneles y veía en el cielo la luna brillar, le pareció que quizás la princesa de Mordor tenía razón, Eru le protegía.

- ¡Dirección norte, paletos! ¡Cuidado! ¡AH!- gritaba un dragón delgado y de escamas bronceadas que dirigía un batallón; miles de arañas habían salido de la nada y les estaban atacando. Donde quiera que se viera había dragones atrapados en telarañas, retorciéndose mientras estas le pinchaban y mordisqueaban, pues eran inmunes al veneno de los dragones. Además, patas de arañas sembraban el suelo junto a sus cuerpos separados de estas. Glaurung se batía en una lucha encarnizada con Ungoliant; la inmensa mole arácnida le acuchillaba con sus patas y dragón sin fuego ya y sin fuerzas, le daba zarpazos con violenta inaudita, además de intentar darle algún mordisco. La gran señora araña estaba quemada y su aspecto era parecido a un ser de carbón, y Glaurung empezaba a sangrar de lo lindo. Finalmente, Ungoliant le hirió gravemente en el cuello, y Glaurung se desplomó al suelo, retorciéndose y haciendo un pequeño intento de luchar, hasta que Ungoliant le dio final clavándole su pico en la parte donde le había hecho la herida rápidamente.
Los demás dragones estaban muertos y retorciéndose en telas de arañas, otros estaban atrapados y los demás perseguidos por las arañas y escapando de aquel lugar.
- ¡Venga malditos, os reuniremos bastante lejos de la puerta negra! ¡Salgamos de aquí!- decían los dragones y sus jinetes orcos que habían corrido peor suerte en la batalla que ellos, pues casi todos los dragones que seguían con vida no tenían jinete orco.
Ungoliant empezó a engullir lentamente a Glaurung igual que su ejército empezó a devorar los cadáveres de arañas y dragones. Cuando se lo trago, vapores negros eructó y tosió levemente, y con gran esfuerzo anduvo con sus patas y su cuerpo carbonizado y dijo:
- Hemos sobrevivido las suficientes para los propósitos. Hemos ganado por que el terreno nos favorecía. Ya está. Ahora sigamos, pronto os comunicaré mis planes cuando… ah… haya… descansado…ah.
Ungoliant se fue gimiendo sin decir nada más a duras penas.
- ¿Qué crees que haremos?- preguntó una araña negra a otra más peluda.
- No lo se- dijo al tiempo que comía- pero es de lógica. Ungoliant quiere vengarse. Y sobre todo ahora, pues los siervos de Morgoth la han dejado hecha un asco. Quiere morir con su venganza hecha.
- ¿Pero no intentará…?
- Sí, sí que lo hará- dijo la peluda afirmando severamente.



1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

  
 

subir

Películas y Fan Film
Tolkien y su obra
Fenómenos: trabajos de los fans
 Noticias
 Multimedia
 Fenopaedia
 Reportajes
 Taller de Fans
 Relatos
 Música
 Humor
Rol, Juegos, Videojuegos, Cartas, etc.
Otras obras de Fantasía y Ciencia-Ficción

Ayuda a mantener esta web




Nombre: 
Clave: 


Entrar en el Mapa de la Tierra Media con Google Maps

Mapa de la Tierra Media con Google Maps
Colaboramos con: Doce Moradas, Ted Nasmith, John Howe.
Miembro de TheOneRing.net Community - RSS Feed Add to Google
Qui�nes somos/Notas legalesCont�ctanosEnl�zanos
Elfenomeno.com
Noticias Tolkien - El Señor de los AnillosReportajes, ensayos y relatos sobre la obra de TolkienFenopaedia: La Enciclopedia Tolkien Online de Elfenomeno.comFotogramas, ilustraciones, maquetas y todos los trabajos relacionados con Tolkien, El Silmarillion, El Señor de los Anillos, etc.Tienda Amazon - Elfenomeno.com name=Foro Tolkien - El Señor de los Anillos