El último de los Noldor

14 de Julio de 2006, a las 08:34 - Entaguas
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CAPITULO II: LOCURA EN EL ABISMO

Moria estaba resistiendo los ataques orcos. Al parecer, los orcos y los huargos asediaban continuamente la mina, y unas cuantas veces casi se cuelan. Pero los enanos oponen una feroz resistencia, y tienen reservas de comida de sobra. Foldor, era uno de esos pocos elfos que entablan amistad con los enanos, y enseguida se hace amigos de ellos, y alcanza mucha popularidad entre ellos. Pero un día se despierta y todo los enanos están alborotados, y corren de un lado a otro:
- ¿Qué pasa aquí?- Dice Foldor que todavía estaba medio dormido- ¿El ataque matutino de los orcos?
Este estiraba los brazos pues acababa de despertarse. Los enanos al verle se impresionan y uno de ellos se acerca temeroso y le dice:
- ¡Señor Foldor, no es un ataque cualquiera, tienen suficientes tropas para asaltar Moria!
- Exageras- Dijo Foldor con un gesto despreocupado- En todo caso ordena a todos los guerreros como de costumbre, y que se preparen para taponar la puerta con sus hachas y lanzas.
Los enanos estaban intranquilos, y a Foldor le estaban trasmitiendo esa señal de intranquilidad. ¿Y si entraban en Moria? Era evidente que era verdad lo que le dijo el enano, pues nunca los había visto tan nerviosos en los ataques anteriores. Todos los enanos se pusieron alrededor de la puerta, pegados completamente, taponándola como de costumbre. Foldor les dijo:
- ¿Por qué no salís a hacerles frente?¿Tantos son?
- Demasiados Foldor- Le dijo un joven enano de gran barba marrón- ¡Si consiguen romper el tapón de guerreros de la puertas estaremos perdidos!
Foldor expiró y por unos momentos temió por su vida. Entonces se dirigió a la puerta, pero no pudo adentrarse entre la marea de guerreros enanos que iban corriendo a la puerta. El tapón defensivo que estaban haciendo alrededor de la puerta era gigantesco. Foldor tubo que contentarse con ver la puerta desde bastante lejos, subido a una columna a la que trepó. Foldor era un elfo de rasgos fuertes, y muy serio en los momentos de crudeza. En estos últimos meses el no salir de Moria le había estado produciendo una terrible ansiedad, y en los momentos en que los orcos casi se cuelan había estado a punto de perder la razón y caer en la locura. Quizás el amor por la herrería y por las joyas era lo que le había hecho ganarse la fama entre los enanos, y también sus grandes tácticas para la batalla. Sin embargo ahora estaba nervioso y estaba apunto de perder la cabeza. Pero se contuvo y se tranquilizó pensando: ``No entrarán aquí, no es posible``. El aire estaba muy cargado en Moria, y eso no le ayudaba en tranquilizarse. No tardó en escucharse frente a la puerta el andar de un gran ejército, y rugidos de huargos. Acto seguido se oyó como un gran ariete golpeó la puerta, y esta tembló. 3 golpes más y la puerta se derrumbó, y entonces una gran marea de orcos y jinetes huargos se abalanzaban contra los enanos, que pronto todos estuvieron retirándose en las profundidades de Moria. Foldor en ese momento perdió la razón, huyendo desnudo de un lugar para otro aterrorizado, volviéndose loco y diciendo:
- ¡Los orcos están aquí!¡ Han venido!- a la vez que gritaba y chillaba.
No tardó en meterse en una estancia con unos enanos, y esconderse en una esquina con una manta. Los enanos taponaron la puerta, llenos de sudor. Uno de los enanos a ver a Foldor titibuteando de miedo tapado con una manta y desnudo, le dijo:
- ¡Foldor! ¡Que ha sido de ti! ¡Ahora pierdes la razón por un grupo de orc ...!
Acto seguido las puertas se derrumbaron, y el enano cayo aplastado por estas, y un montón de orcos y un jinete huargo entraron en la entrada. Acto seguido todos se rieron al ver al elfo desnudo en una esquina y acobardado. Foldor intentaba pegarse cada vez más a la esquina, ya estaba totalmente loco. Los orcos se rieron, y Foldor en un acto de locura se lanzó contra los orcos, y el huargo le cogió de la pierna, y le lanzó contra la pared. Foldor estaba allí tendido, desnudo y con la pierna empapada de sangre. El jinete del huargo dijo:
- Envolverlo en la manta, y llevarlo, quizás sepa algo interesante. Lo tomaremos como prisionero, y luego le haremos sufrir a base de las torturas mas crueles hasta que suelte algo interesante, aunque lo dudo, ya que tiene pinta de no estar bien con la cabeza. ¡Pero que importa, mientras que nos riamos!- Y soltó una gran carcajada.
Los orcos no tardaron en asolar toda Moria, y finalmente, pusieron a Foldor desnudo y colgado a una pared, unido por unas cadenas. Los orcos se divirtieron mucho haciéndole múltiples torturas, y Foldor que ya había perdido el juicio total, no hacía otra cosa que chillar y gritar. Los orcos le azotaban con látigos, incluso le clavaron clavos en la mano para que estuviese mas unido a la pared. Finalmente, cuando estaba destrozado, la tortura le hizo recuperar la razón y dijo lo poco que sabía cuando los orcos le preguntaban. Los orcos quedaron satisfechos, y a pesar de eso, le dejaron pegado en la pared, aunque ya no le torturaron más. Y Foldor quedó allí, ya a pesar de estar bien de la cabeza, en la tortura había perdido el sentido del habla, y no decía nada. Allí, contra la pared, lleno de múltiples, heridas, aunque parecía muerto, el pobre elfo resistía a la muerte.
- Y esté no ha sido la peor tortura que hemos hecho aquí- le escuchó un día a un orco- ¡Pero sí la más divertida!¿Te acuerdas cuando se puso a chillar como un jabalí cuando le clavamos los clavos? Nunca me había reído tanto.
- Bueno, esto ha sido divertido. Pero pronto nos iremos, hemos destruido este reino enano, ya jamás volverá a levantarse, pues eso es lo que quería nuestro señor. En unos días volveremos a la comarca para reforzarla y de paso intentaremos acabar con Rivendel, el último refugio de los elfos.
A Foldor se le llenó el corazón de tristeza cuando oyó eso, la Comarca habría sido arrasada y si Rivendel era el único refugio élfico, significaba que el bosque negro y Lórien habrían sido destruidos. Finfuingil y Firnarfin estarían muertos, a no ser que hubiesen escapado, y Ferleth, a saber que habría sido de él. Los días siguientes los orcos se fueron hiendo poco a poco del lugar, y cuando el último orco le miró, le dijo a unos cuantos:
- Bajadle del lugar, todavía esta vivo. A sabido resistid, pero ahora morirá aquí, solo ya que todos los prisioneros han muerto a causa de las torturas.
Y le bajaron, y allí se quedo contra el suelo, empapado en sangre. Cuando ya las estancias estuvieron totalmente silenciosas, Foldor corría débilmente para encontrar algún superviviente o prisionero. Pero solo encontró cadáveres mutilados. En ese momento Foldor, al ver que todos estaban muertos, se tiró por el puente de Khazad-Dûm, pero no murió, si no que al caer por el precipicio cayó contra algo que parecía ser un lago. Se acercó a la orilla y dijo en voz alta:
- ¡Aquí moriré si es necesario! ¡Ya no merece la pena que viva! ¡Aquí mi locura aumentará y viviré de algún pobre pescado que pueda encontrar!
Y efectivamente así paso, su locura aumento. Pasó los días y Foldor se quedó completamente en los huesos, alimentándose de la arena y de algunos desperdicios que encontraba. Un día se apoyó contra la orilla, y no se movió jamas. Aunque vivía, ya no quería seguir viviendo. Y así fue como Foldor, aumento su locura en el abismo del puente de Khazad-Dûm.
Pero bien es conocido la frase de que los elfos pueden morir por pena, y así fue como murió Foldor, por pena. Jamás encontraron su cuerpo, aunque según dicen, su espíritu sigue vagando por las innumerables cavidades subterráneas de Moria, esperando encontrar la salida, pues debido a su locura, anhelaba ver la luz, sentir sobre su cuerpo la brisa del viento del exterior, ya que en esas profundidades subterráneas solo encontró la locura y la desesperación. Quizás un día su espíritu encuentre la salida a Moria y pueda ir a las estancias de Mandos tranquilo, ya que debido a la locura, no se acuerda de la salida.
Cuando un ejército elfo llego comandado por Haldir, para ayudar a Moria, poco después de que los orcos huyeran, el terror que vieron fue increíble. Encontraron las puertas derrumbadas, y millones de cadáveres amontonados, elfos y enanos torturados infinitamente, y la sangre seca pintaba las paredes y el suelo. Haldir y su ejército, no quisieron avanzar, pues ya habían visto suficiente. Haldir sabía que solo era una pequeña parte del terror que se avecinaba, una pequeña parte de la cantidad de actos crueles que harían los enemigos. Pero la impresión que le causo la matanza de Moria, fue demasiada. Abandonaron Moria cabizbajos y la mayoría de los elfos llorando y tristes, pues era el acto más cruel que habían visto hasta entonces.
Morgoth se relamía los dedos al ver como una indefensa Tierra Media iba a ser aniquilada cruelmente por los suyos, y entonces sería amo del mundo entero. Los Valar estaban sufriendo un asedio, y no podían acudir en ayuda de la tierra media que tanto les necesitaba.
En ese mismo día en que Moria fue aniquilada, también lo fue el bosque negro, y ese día quedó grabado en la historia de tanto elfos como enanos. Los hombres poco podían hacer, pues Rohan estaba siendo asediada por un gran ejército, y Gondor había caído. Todos los hombres se refugiaban ahora en Rohan, resistiendo. Los ents y los dundelinos estaban acudiendo en ayuda de Rohan, si bien poco podían hacer, pues sus bosques y tierras estaban siendo atacados. En cuanto a los hombres del Harad, los Corsarios y los hombres del Rhûn, eran la única esperanza. Estos estaban sufriendo muchos asedios, pero se decía que en cuanto los rompieran, uno de los mayores ejércitos avanzaría para desatar el mal. La esperanza de la Tierra Media estaba en los hombres que tiempo atrás les había traicionado.
Pero del bosque negro un elfo con una mujer en brazos había sobrevivido; era Finfuingil y Mariëh. Ambos corrían en barcas hacía Lórien, deseando que no estuviese ocupada por orcos. Estaban remando río abajo por el Anduin. Ambos se miraban entristecidos debido a que un amor tan imposible se estuviese desarrollando en los tiempos más oscuros. El fin de la Tierra Media se acercaba, y todos los que quisiesen vivir, deberían luchar, y resistidse con el mejor valor a la invasión. Pero hacía algo más que valor para enfrentarse a aquella situación, hacía falta mucha templanza y ser más inteligente que el enemigo, ¿Cómo iban a destruir el plan que Morgoth había estado diseñando durante más de mil años?. Estaba claro que si conseguían romper el plan del enemigo, conseguirían vencerle, pero había algo que no encajaba en aquel rompecabezas y debían darse rapidez en resolverlo, por qué de ello dependía el futuro de la Tierra Media.
Finfuingil miraba apenado la cantidad de cadáveres que flotaban por el Anduin de elfos, aun así, tenía ciegas esperanzas en que Lórien  hubiese sobrevivido. Y no se equivocaba mucho: Lórien acababa de ser tomada por los elfos, pues los orcos la habían tomado antes. Cuando llegó a Lórien vio unos terribles paisajes quemados y millones de elfos reconstruyéndolo todo. Los elfos al verle se asombraron, y antes de que pronunciaran nada, Finfuingil dijo:
- El majestuoso bosque verde ha sido tomado. Ya no existe bosque verde, si no un gran llano negro en cenizas, y ya no existe vida aliada.
- Lo sabemos señor, unos supervivientes han venido aquí también en barca poco antes que vos- Dijo un elfo majestuoso.- ¿Debe ser Finfuingil, no?
- Si.- Y afirmó con la cabeza.
- Yo soy Haldir, creo que ambos nos conocemos ya de oír el uno del otro, su hermano Ferleth me habla muy bien de usted. Tu hermano Ferleth llegó ayer con una compañía de elfos, humanos y hobbits supervivientes, diciendo que la comarca esta arrasada y que tu hermano Firnarfin, murió. Nosotros vinimos ayer de Moria, y no encontramos rastro alguno de vida, y aunque no investigamos a fondo, terribles lamentos de un espíritu se oían del puente de Khazad-Dûm, de tu hermano Foldor, que también ha muerto.
Eso si que fue un mazazo emocional. Finfuingil se tiró al suelo llorando, con las manos tapándose la cara. Antes de que dijese nada, Haldir le dijo:
- Tiempos oscuros nos ha tocado vivir, pero no nos rendiremos fácilmente. Mientras el último de nosotros viva, habrá esperanzas- Y le tendió la mano para ayudarle a levantarse- Tu hermano quiere verte para hablar contigo.
- Si, si- Dijo al tiempo que se limpiaba con la mano las lágrimas- En cuanto a esta humana llevarla a una habitación, todavía no está curada del todo.
Acto seguido Haldir y Finfuingil hablaron por el camino de lo que se avecinaba. Ambos coincidían en lo mismo; había algo que sí conseguían averiguar, tendrían hasta esperanzas de victoria. Pues el ejercito de los hombres del este y el sur era poderoso y amplio, pero no era suficiente como para echar a Melkor de la tierra media, pues esa era otra amargada noticia; Morgoth había desembarcado con un gran ejército, reforzando la comarca, a la que llamó Utumno.
Angband y Utumno, las 2 grandes fortalezas del mal renacen de los escombros, al norte y al oeste, ambas en puntos estratégicos para acorralar a la tierra media, y Morgoth con todos sus secuaces preparado para la guerra que asolaría la tierra media, y que la convertiría en ceniza, o al menos eso pensaba él...



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