El último de los Noldor

14 de Julio de 2006, a las 08:34 - Entaguas
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CAPITULO 3: UNA ESTANCIA LLENA DE SORPRESAS

-¡Hermano! Finfuingil, la alegría me invade al saber que estás vivo. ¿Te ha contado Haldir la suerte que han tenido nuestros hermanos?
Finfuingil afirmo, todavía con el rostro lleno de lágrimas, abrazó fuertemente a su hermano sin hablar.
- Oscuro ha sido el camino que me ha llevado hasta aquí- Y suspiró como si un nuevo terror despertara en él- Espectros terroríficos nos persiguieron y nos dieron caza, los tumularios han vuelto, baldorgs salen del suelo, y gusanos alados surcan los cielos. ¿Decidme hermano, que amargas noticias traéis antes de comenzar a discutir la situación con profundidad?
- He sido uno de los pocos supervivientes que ha sobrevivido a la destrucción del bosque verde. Ya no existe hierba, solo ceniza.
A Ferleth y Haldir parecía que se les hacía un nudo en la garganta, y Finfuingil miraba el cielo apenado.
- ¡No nos podemos dejar sucumbir! ¡Debemos aplastarlos, regresemos allí y recuperamos lo que es nuestro!- Dijo un alto elfo que había estado observado la situación- Soy Resid, superviviente de la devastación de la Comarca. Allí vi como el enemigo no tiene piedad, sangre derramaba y luego en nuestra huida casi la mitad de mis hombres perdieron la vida a causa de terroríficos espectros y tumularios. Luego en el bosque de los Trolls, una manada de estos nos emboscaron y casi acaban con todos. Luego el camino que hemos hecho para llegar hasta aquí, fue terrible. Solo 30 hobbits con sus familias han sobrevivido, 10 guerreros elfos, 3 hombres, y yo y Ferleth, quién paso la mayor parte del viaje inconsciente ¡Es que vamos a dejar que nos pisoteen y que arrasen nuestras tierras! ¡No, compañeros, unámonos y acabemos con ellos a fuego y sangre! ¡Que sufran como nosotros...!
- ¡Alto Resid! Admiro tu bravura, determinación y valor. Pero, ¿serviría de algo ir a atacarles ahora? No disponemos de fuerzas suficientes, y además, si les ganamos no nos beneficiaría en absoluto. El bosque negro ya a sido destruido. Ahora, centrémonos en otros asuntos de igual magnitud.
Resid calló fanfarroneando entre dientes y gruñendo. Otros altos elfos guerreros entraron en la sala, algunos no eran solo silvanos, y estaban celebridades como Glorfindel y Círdan el carpintero de barcos. Pero de Celeborn ni rastro, pues no había huido a Valinor, si no que cayó en el asalto de Lórien, y Elrond de Rivendel fue asesinado misteriosamente, pues fue encontrado en su habitación con una daga negra clavada en el cuello. Círdan tomo la palabra y dijo:
- Sabed elfos que quizás la hora se acerque. Pero antes, voy a poner todos los hechos sucedidos hasta la fecha, para menor confusión. Todos sabed que la mano negra que está contra nosotros, nuestro enemigo no es Sauron ni mucho menos, pues Sauron solo era un aprendiz estúpido de este. Es un señor oscuro mucho más poderoso, y ahora lleno de furia pues ha salido de su prisión. Es Morgoth, a quién antaño llamaban Melkor y era poderoso entre los Valar. Muchos conocerán la historia, pero pocos de los aquí presentes vivieron los hechos. Así pues sabed que en la Guerra de la Cólera hace edades, Morgoth fue hecho preso, y fue arrojado al vacío. Desde el vacío Melkor planeaba su terrible venganza para acabar con todo aquello que odiaba, y espero a que la guardia se abandonara. Y finalmente la guardia empezó a vacilar, y entonces Morgoth fue cuando empezó con su malévolo plan. Por medio de brujería empezó a invocar a todos sus oscuros sirvientes de antaño, excepto Sauron que estaba destruido completamente. Entonces salió del vacío con un gigantesco ejército, y asedió a los Valar asombrados. Baldorgs, dragones, espectros, orcos y nuevas y terribles bestias resurgían del vacío, y poco a poco los Valar retrocedieron, viéndose obligados a luchar a la defensiva. Morgoth se retorcía de felicidad, pues ahora seguía invocando a sus terribles servidores, y manda pequeñas partes de sus ejércitos para acabar con la Tierra Media. Pero pequeñas partes suficientes poderosas para acabar con una región de nuestro mundo. Ejércitos negros desembarcan día a día, aumentando su poder. Hace poco arrasó Eriador,Rhovanion y Moria, y solo unos pocos valientes consiguieron sobrevivir. Además de eso, fuerzas poderosas surgen desde el interior de nuestras tierras y nos atacan continuamente. Lórien a sido tomada hoy por los elfos y se podría decir que ya es la única región élfica que se mantiene en pie, porque Rivendel fue atacada de improviso, pues ya nada se esconde a la vista de los dragones negros, y allí murió Elrond en un asesinato misterioso. ¿Y los Puertos Grises? Arrasados también. ¿Gondor? Toda entera está en ruinas y los supervivientes huyen a Rohan que está a punto de sucumbir ante el terrible oleaje de enemigos. Bien, abandonados a la suerte, veremos el renacer del señor oscuro, no sin antes sucumbir valientemente, aunque quizás haya esperanza del lejano Harad y Rhûn.
Un largo silencio se pronunció en la sala. Finfuingil, por primera vez, tomo la palabra:
- Graves son las noticias que traes Círdan. ¿Pero que ha sido del valor élfico? Está claro que esta vez nos la tendremos que apañar solos. Debemos hacer una división de fuerzas y resistid, si seguimos así, ya no tendremos nada que defender. Enviaremos unas cuantas unas fuerzas a Rohan y Fangorn para ayudarlos, las viejas alianzas no deben romperse nunca, ¿o acaso los dejaremos sucumbir ante un mal que luego nos absorberá a nosotros? También debemos enviar una pequeña parte a Gondor para investigar y rescatar a los pocos que queden con vida, pues me extraña creer que incluso Belfalas haya caído. Luego, dad la orden de que todos los supervivientes se alojen aquí, ¡y defenderemos estos bosques con nuestra vida! ¿Estáis de acuerdo?- Dijo Finfuingil, ahora los ojos le relampagueaban y le brillaban, y una nueva llama de valor se encendía en su corazón.
- Está claro que eres el más joven de los hijos de los Noldor, Finfuingil, eres el último de la heroica estirpe.  En cuanto te hemos visto te hemos reconocido ati y a tu hermano Ferleth- Dijo Glorfindel- Yo soy Glorfindel, por si no me habías reconocido, aunque creo que sí. Pero las decisiones no se toman así como así, se necesitan medios y tiempo, y no disponemos de ninguna de esas 2 cosas...
- ¡Como que no! Yo estoy con Finfuingil- Interrumpió Resid, siempre impetuoso- Si lo que tenemos que tener en este momento son esperanzas, valor y coraje, con eso es suficiente para acabar con el enemigo. ¡Ayudemos a nuestros amigos rohirrim! Tened en cuenta que si ellos y Fangorn caen, luego nos tocará a nosotros, ¡debemos unirnos para evitar la caída de todos uno por uno! El enemigo ha visto que las alianzas ya no se mantienen, y si es así, todos moriremos uno por uno, pero si demostramos que las alianzas siguen siendo igual de fuertes que antaño, el enemigo se acobardara y tendremos esperanzas de victoria.
Glorfindel le molestó que le interrumpiesen, pero todos los demás elfos aplaudieron a las propuestas de Resid y Finfuingil, pero Ferleth alzó la mano y prosiguió:
- Resid, no vuelvas a interrumpirnos, si quieres hablar, espera el momento adecuado. Pero he de reconocer que las propuestas son aceptables y buenas, pero no nos podemos lanzar como locos sin pensar antes. Cierto es qué el enemigo nos quiere matar uno por uno, pero no disponemos de fuerzas suficientes para mandar aquí y allá. Por lo tanto, la única manera de ayudar a Rohan es desplazar todos nuestros guerreros y el pueblo hacia allí, como si fuésemos unos nómadas. Si fracasamos todo nuestro pueblo morirá, pero si ganamos, conseguiremos más tiempo del que disponemos. ¡Decidid pues, sabios!
Un tremendo silencio siguió a las palabras de Ferleth, todos meditaban y ninguno quería tomar la palabra, pues parecía un suicidio en que todos los elfos sucumbirían y su raza se extinguiría. Finalmente, Círdan pareció alzarse y lento pero claro, empezó a hablar:
- ¿Que esperanzas tenemos de sobrevivir si nos quedamos aquí parados y no ayudamos a nuestros aliados? Mucha menos. Pues si no les ayudamos el enemigo se fortificara terriblemente, y aunque resistamos, todos los demás sucumbirán poco a poco, y llegará un momento en que no podamos resistid al enemigo; y Morgoth no tendrá piedad con nosotros, los elfos. ¡Entonces, marchemos en ayuda de Rohan amigos, y rescatemos a los pocos hombres de valor que quedan en Gondor! ¡Hoy, los elfos marcharemos hacia la guerra! ¡En nuestra contra está la suerte, pero hoy sorprenderemos al enemigo y crearemos nuestro propio destino, y si fracasamos, sabed que lo haremos con honor!
- ¡Que el enemigo se aterrorice al ver nuestras espadas en la batalla, que huyan desesperados cuando nuestros cuernos suenen en el alba!- Concluyó Resid.
- Bien, decidido está pues- Dijo Glorfindel- No mandaremos mensaje alguno a Rohan, pues así ellos mismos se sorprenderán, pues el enemigo no debe saber que vamos hacía allí.
- Marcharemos al alba, pero empezad a hacer ya vuestros equipajes y preparad vuestras armas, avisad al pueblo y a los supervivientes de la situación- Dijo Ferleth- Pero antes de todo he de comunicaros un asunto que me dijo Elrond antes de su muerte; pues ha recibido noticias de los enanos, esa raza al concluir la tercera edad se enterraron en la tierra y grandes hicieron sus reinos cavernosos. Elrond dijo que el pueblo de los enanos bajo la tierra ha crecido y ha prosperado, y que si nos prestan ayuda nos podrían ser muy útiles. Además hay enanos defendiendo Rohan en el Abismo de Helm y en otros lugares de Rohan. Sabed pues que en cuanto marchemos a Rohan debemos de encontrar a los líderes enanos de allí, para haced una alianza, la última alianza de la Tierra Media; Elfos, hombres y enanos, los 3 unidos bajo una misma bandera recordando al enemigo lo fuertes que somos.
-¡¿Elfos, hombres y enanos?! ¿Y que hay de los hobbits?
La voz chillona sonó muy cerca, y un joven hobbit salió escondido diciendo:
- Soy el representante de los supervivientes hobbits. Sabed que los hobbits no se han extinguido, pues lo mantuvimos en secreto, pero hace poco tiempo los enanos nos edificaron un túnel de emergencia por si las moscas, si ustedes me entienden, y allí bajo tierra convertimos esos túneles en agujeros apacibles donde vivir, y un reino secreto prosperó, pero ahora con la devastación de la Comarca todos han huido y seguramente de camino hacía aquí, unos 1000 hobbits con sus familias y unos cuantos refuerzos enanos. Y si lo quieren comprobar, aquí les dejo una carta que me enviaron el otro día con una paloma.
El hobbit de pelo marrón dejo patidifuso a los elfos, y Haldir dijo suspirando:
- Quizás los enanos nos sean de utilidad, pero los hobbits, tal vez para lo único que sirvan es para recoger alcachofas- Y aumento su tono diciendo- Pero no creo que ninguno hayan sobrevivido a un viaje por las montañas nubladas, y mucho menos con Moria arrasada.
 Y acto seguido un guerrero elfo entro sudando en la entrada, asombrado y con la lengua fuera, les dijo:
- ¡Señor, miles de hobbits y enanos os esperan! ¡Son mas de 2000 hobbits con unos 500 enanos armados, el enano jefe os quiere ver, y el jefe hobbit dice que quiere hablar con un tal Boromir Tuk!
- Ups, no son unos 1000, son más, espero que no les importe que a esa alianza se le sumen un par de valientes hobbits- Dijo el hobbit- Y ahora me voy, pues ese tal Boromir Tuk soy yo.
El elfo exhausto los contemplaba y los asombrados elfos estaban sentados y petrificados, y Haldir el más perplejo dijo:
- ¡Boromir Tuk! ¡No te vayas! Haced venid al jefe enano aquí. Debemos de contarle una cosa de vital importancia.
El elfo se volvió corriendo jadeando. Boromir Tuk les dijo:
- Si, yo soy el representante de mi gente, los hobbits no pondrán pegas en unirse a la batalla, sabed que somos incluso mejores guerreros que ustedes, y que tenemos un increíble valor. Ya hemos sabido lo que es que nuestras tierras sean arrasadas por nuestros enemigos, y esta vez no nos podemos quedar de manos cruzadas, os ayudaremos, aunque ello implique nuestra muerte.
- No dudamos de la fuerza de vuestros guerreros- Dijo Glorfindel- Pero sabed que una vez os hayáis decidido no podéis abandonar, y hace mucho valor y ...
- ¡Señor, ya está aquí el jefe enano!- Dijo volviendo otra vez el elfo jadeante.
- Se ve que todo el mundo te interrumpe, Glorfindel- Le susurró Resid a Glorfindel, el cual le lanzó una mirada fulminante.
Acto seguido entro un joven enano, de corta barba de un color moreno rojizo, muy bien armado y con una expresión observadora, los analizó a todos de arriba abajo. Boromir Tuk le dijo al enano que ya le habían informado de la situación y del reino escondido, que ahora había sido abandonado. Luego, Boromir Tuk sin parar le contó todo lo hablado en la asamblea y en voz alta, pero los elfos no se atrevieron a interrumpirle, pues quizás el hobbit les ayudase a convencer el enano. El enano, sin gesticular y sin abrir la boca, afirmó con la cabeza, y alzó su voz grave diciendo:
- Sabed que tendréis la ayuda de los enanos. Las montañas de Hierro ya han empezado a lanzar ataques para acabar con el enemigo que asoló la tierra de Rhovanion. Sabed que nos espabilamos antes que ustedes, y el enemigo nos consideró sobornables y estúpidos, pero aunque Moria cayó, el enemigo no tomó enserio a los demás reinos enanos y creyó que nos podría engañar con oro. Pero sabed una cosa, gracias a eso, pudimos alistar grandes y numerosos ejércitos que ahora salen de nuestros reinos, claro está tenemos suficientes tropas en nuestros reinos para defenderlos. Sabemos que los baldorgs y dragones han retornado, que Morgoth ha venido al mundo. Además, recibimos constantes noticias debidos a que las águilas ponen sus nidos en nuestras montañas. Hemos sabido que los Valar no pueden acudir en nuestra ayuda, y entonces entablamos rápidamente una alianza con las beórnidas para que nos ayudasen, y descubrimos un pueblo orco en los lindes de la montaña solitaria. Sin embargo, estos orcos son pacíficos a la diferencia de sus semejantes y están de nuestro lado, pero ya seguiremos hablando por el camino. ¡Ahora partiremos en ayuda de los hombres y enanos de Rohan, y os contaré todo los sucesos por el camino!- el enano hizo una pausa para respirar y dijo- Soy Dóin, jefe de los enanos del reino escondido de la comarca.
- Bien, Dóin, ahora partiremos, pero nos tendrás que contar a fondo vuestro plan, vuestros refuerzos de beórnidas y esos orcos del bando de la luz- Dijo Glorfindel, que empezaba a darle vueltas la cabeza como a todos de la rapidez de los sucesos- Raras son las historias que nos traes, pero no alarguemos más nuestra marcha, ¡Partiremos hacia la victoria!
Casi todos los elfos se marcharon rápidamente, y Dóin también. En la estancia solo quedaron Ferleth y Finfuingil, y Boromir Tuk que no tardo en irse sonriente, feliz de haber cumplido su objetivo.
- Nos hemos quedado solos, hermano- Dijo Finfuingil- Yo ya estoy listo para marchad, pues no tengo equipaje y he venido con la armadura y espada desenvainada. Estoy cansado y me gustaría dormir, pero tengo muchos asuntos; y el primero de ellos es hablar contigo.
- ¿De que quieres hablar, Finfuingil Entaguas? ¿De la muerte de nuestros hermanos?- Dijo Ferleth- Ami también me ha resultado muy duro, y de hecho yo también estuve a punto de sucumbir, pues unos espectros me habían perseguido. De Firnarfin dicen que murió valientemente defendiendo la Comarca, y de Foldor todos cuentan que sucumbió a la locura, pero que resistió a las torturas de los orcos con un valor tremendo. Ninguno actuó con deshonor, y muchos enemigos les recordaran con temor. Yo podría haber evitado al menos que Firnarfin muriese, pero el no me hizo caso y fue muy terco; y eso le costó la vida. Pero alegrémonos de que nosotros sigamos vivos, pues seguramente el enemigo quiere acabar con nosotros, pues los Noldor le causaron mucho daño anteriormente, y nos teme. Recordemos a nuestros hermanos como héroes, y no nos separemos, no cometamos ese error.
Los hermanos se abrazaron y luego prosiguieron una larga charla íntima sobre lo que les había sucedido últimamente. Finfuingil no le contó nada sobre la humana, pues ya suficientes pesares tenía en su vida. Ferleth también apreciaba mucho a sus hermanos, y que muriesen le causó mas dolor que a su hermano Finfuingil.
- Bien hermano- Dijo Ferleth pasándose la mano por el rostro, pues unas lágrimas corrían por sus mejillas- Ahora ocúpate de tus asuntos y yo me ocuparé de los míos, ya está atardeciendo y al alba partiremos.
Se despidieron entre sollozos provocados por los recuerdos de sus apreciados hermanos y Finfuingil le surgió un nuevo terror provocado por las palabras de Ferleth: `` pues seguramente el enemigo quiere acabar con nosotros, pues los Noldor le causaron mucho daño anteriormente, y nos teme``. Suspiró y pregunto a un elfo el lugar de los refugiados del bosque verde. El elfo le señalo el lugar pero le advirtió que también allí estaban todos los hobbits, y enanos. Finfuingil al ver tantos hobbits contentos a pesar de haber perdido su tierra se asombró, y como los enanos bebían cerveza al igual que los hobbits. Finalmente subió a una cabaña árbol por unas escaleras angostas de madera. Allí en la habitación encontró a Mariëh dormida. Al contemplar su increíble belleza Finfuingil se sonrojo y una alegría le invadió el corazón, como si todos sus temores se hubiesen ido de repente. Sus cabellos rizados eran movidos lentamente por una pequeña brisa que entraba por la ventana, y la luz que entraba por esta iluminaba su bello rostro. Estaba arropada y dormida en la cama, y Finfuingil avanzó silenciosamente por la habitación hasta estar cerca de ella. Siguió contemplando su belleza perplejo, y finalmente beso su sonrosada mejilla. Entonces ella se despertó, y entonces le dio un suave beso a él también. Finfuingil se quitó el casco que le tapaba de nariz para arriba, y lo puso sobre la mesa. La humana se levantó y cerró la puerta, estaba vestida con un transparente camisón blanco y se vistió. Finfuingil estaba nervioso y tartamudo, pues su corazón rebosaba amor al verla. Ella mientras se quitaba le camisón y se vestía le dijo:
- Veo que has vuelto, la alegría me invade el corazón a ver tu belleza élfica, Finfuingil, te esperaba- La humana se paró por un momento y se dirigió hacia Finfuingil y le susurró algo al oído- Habla por favor, necesito escuchar tu dulce voz.
- Mariëh, no hay palabras para describir la belleza de tu cuerpo y la alegría que he sentido al verte.
- Una imagen vale más que mil palabras- Dijo la humana- Soy la única humana aquí...
Finfuingil coloco su dedo sobre su boca, parándola. Acto seguido su mano fue a su cintura, y la de ella también. Como tontos empezaron a reírse, y pronto se besaron apasionadamente. La poca ropa que tenía Mariëh se la quitó, y dejándose llevar por la pasión Finfuingil se quedo desnudo enseguida. Pero justamente cuando ambos estaban desnudos un pensamiento como un rayo vino a Mariëh y paró a Finfuingil con la mano, y le dijo:
- Finfuingil, ¿Tu tienes un hermano que se llama Ferleth?
- Sí – Dijo Finfuingil al tiempo que la intentaba besar- ¿Pero a que viene eso ahora?
- Debo reconocer que lo nuestro es imposible no solo debido a nuestra diferencia de raza, si no a que...
-¿A qué?
-Tiempo atrás me casé con tu hermano Ferleth, y si el me ve me reclamará para él.
Finfuingil se derrumbó, y nuevos lamentos le cayeron sobre la espalda. Mariëh lo dijo tan rápido que le costo trabajo asimilarlo, pero con su voz vinieron recuerdos de las reuniones con sus hermanos, cuando Ferleth les dijo que se había casado en secreto con una humana, y que luego esta había sido raptada a manos de orcos.
- Así que tu eres esa esposa desaparecida, escapaste de los orcos.
- Sí, pero Finfuingil yo te amo como...
Finfuingil se alejó de ella y empezó a vestirse, colocarse de nuevo la armadura y enfurecido. La ira le consumía. Se colocó por último el carjal con las flechas y el arco, y salió de la cabaña rojo de ira. Detrás suya escuchaba los lamentos de Mariëh y los sollozos, y Finfuingil la miró furioso, y con una voz grave dijo:
- TU Y YO NO NOS CONOCEMOS.
Y pegó un tremendo portazo, bajó por la escalera y se dirigió por el lugar. Mientras, Mariëh lloraba sola  en su cuarto. Boromir Tuk al ver la expresión de furia de Finfuingil en su rostro, le dijo:
- ¡Finfuingil!¡Únete a la fiesta!
El elfo le lanzó una mirada de rencor fulminante, y Boromir Tuk aunque no sabía las razones por las que estaba enfadado le invitó a su cabaña. Se fue de la fiesta diciendo que ya se hacía tarde y que los demás hicieran lo mismo. Finfuingil aceptó, pues el hobbit era muy pesado y si con eso conseguía que le dejara en paz. Entro en una tienda de campaña bastante grande para un hobbit en la que cabía sin problemas, y Boromir le dijo:
- Oye, no se porqué estás así, de mal humor, poco sé de elfos, pero en asuntos de amor...
Finfuingil no escuchó el resto, pero alzó las manos apunto de estrangular al curioso hobbit.
- ¡ME HAS ESTADO ESPIANDO!
- Sí, pero no hay que ponerse así, solo os he escuchado- el hobbit retrocedió temeroso- Yo también estoy en una situación parecida, y te podría aconsejar...
- ¡COMO TU AS DICHO: `` POCO SÉ DE LOS ELFOS`` SOBRE TODO EN CUESTIONES DE AMOR.
El hobbit no se cansó ni se asusto ante la posibilidad de que Finfuingil le matase llevado por la furia y continuó:
- Si no quieres mi consejo no te lo voy a dar, pues tu situación es muy espinosa. Pero sí hoy quieres pasar la noche conmigo te lo agradecería, asi ambos nos relajamos.
- ¿Me estás pidiendo consejo sobre tu situación amorosa?- Dijo Finfuingil, quién no tenía ni un pelo de tonto.
- Sí- Dijo Boromir Tuk asombrado- Es que no se por qué prefiere a otro...
Y para asombro se echó a llorar sobre las piernas del alto elfo, y Finfuingil para asombró del hobbit también se echó al suelo a llorar. Allí estaban un elfo y un hobbit, quizás en la espada fuesen expertos, pero en cuestión de amor, estaban siendo derrotados.



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