El forastero de Treaselgard

28 de Febrero de 2004, a las 00:00 - Emanuel Ramos Peña
Relatos de Fantasía - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]Meneame

A Caballo Regalado

Ya llevaba cuatro días de viaje, a veces caminando, otras veces trotando y algunas otras pocas veces corriendo. Se estaba cansando y eso que solo era una parte de lo que seria un largo viaje, aunque en realidad no sabia que tanto iba a durar ese viaje.  Su cansancio no solamente era por todo el esfuerzo físico que había hecho, sino también por aburrimiento. Había caminado demasiado y en todo el trayecto en que Bassanti había hecho desde Herzendork no había visto a ninguna persona, ni siquiera viajeros o mercantes. Nada.
Ella aunque no era la persona más social del mundo, le gustaba estar en contacto con la gente, platicar, ver gente, no verse tan sola como ahora. Quizás esto también era por la estrecha relación que había entre los habitantes de Arskka. Se sentía orgullosa de ello, de su cultura, de su pueblo, jamás hubiera podido soportar haber pertenecido a clanes aislados y con costumbres salvajes como los de las extensas junglas del este o los de los Altos Pasos Nórdicos. Los sentía gente primitiva, preferiría morir que vivir como ellos.
Durante estos días, Bassanti ha estado cruzando entre veredas de tierra húmeda, laderas angostas y rebuscadas, en ocasiones ha pasado sobre arroyos o ha  tenido que subir incomodas lomas de piedras afiladas. La caza era escasa, la lanza no era su fuerte, prefería el arco pero lo había extraviado en un accidente. Tenía apetito y no había podido cazar más que un famélico conejo y una pequeña ave. El jabalí de la primera noche no tenía buen sabor y  la carne era dura y seca.

A medida que se acercaba a las llanuras de los pueblos septentrionales, sentía un clima más húmedo y fresco, pero algo estaba raro en el paisaje, no  sabía exactamente que era, pero sabía que algo no era normal a cada paso que avanzaba hacia el norte.

Caminando por una suave hondonada de pasto fresco y matorrales con flores rojas, llego hasta una pequeña loma donde pudo notar que algo se acercaba. Estaba muy lejos allá cruzando unas verdes hondonadas, pero podía notar lo que al parecer era una carreta. Bassanti se alegro de esto. Al fin veo vida humana, se dijo contenta, pero al instante de decir esto también sintió una clase de alarma.  Por un lado podría ser la oportunidad de preguntarle al viajero cuanto faltaba de camino hasta Erebos o Treaselgard, pues en realidad nunca había ido a zonas tan al sur.
Por otro lado, tenia la desconfianza de que el o los que venían podía ser algunos malhechores o asaltantes, pero creía que en el valle seria más difícil encontrar a ladrones o asaltantes. Por lo regular, siempre se instalan en zonas boscosas, donde es difícil huir y es más fácil acorralar a las victimas y robarse sus bienes con total tranquilidad de que son capaces. Además se sentía segura, estaba bien preparada, sabia lidiar con ese tipo de gente, así es que siguió caminando bajando la loma y acercándose  hacia la vieja carreta.
Y si, al parecer era una carreta, una carreta que estaba rellena de cosas hasta el tope, estirada por dos caballos de carga de color marrón oscuro, y arriba, en los dos asientos de la carreta iban dos personas, pero aun no se podía distinguir bien. 
Fueron acercándose cada vez mas, unos setenta o cincuenta metros, ya acercándose mas cada vez, Bassanti, saco su cuchillo que se guardaba en las bandas de piel de su pierna, y lo escondió en la mano. Cogiéndolo en dirección al antebrazo y lista para sacarlo sorpresivamente y utilizarlo si la situación así lo requería.
Siempre Bassanti ha sido una mujer muy precavida, quizás por el hecho haberse separado de su pueblo hace años, y estar viviendo sola durante la mayor parte de su vida. Así es que ella guardaba celosamente su daga, como precaución de algún peligro, pero al parecer no lo había. En  la carreta solo se encontraba una mujer de edad y un niño pequeño al parecer dormido, recargado contra unos almohadones. Los dos estaban abrigados con delgadas capas negras de lana.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Bassanti se acercó a ellos y la carreta se detuvo lentamente ante ella.

- Buenos días señora, ¿falta mucho para llegar a Treaselgard? - preguntó cortésmente Bassanti.
- Buenos días mi niña, le faltan dos días y medio si se va a paso normal, pero... ¿porque se dirige hacia Treaselgard? - preguntó extrañada la vieja señora, como si no entendiera el porque alguien quisiera dirigirse hacia allá.
- Tengo que hablar con alguien -  contestó extrañada Bassanti por la expresión de la mujer.
- No vaya hacia allá - decía la mujer tratando de convencerla. - ya nadie vivía ahí, es un lugar maldito -
- realmente tengo que ir, señora - dijo Bassanti.
- Nosotros venimos casi de ahí, vivíamos ahí hace años, pero un día sucedió una tragedia en que nadie pareció haber sobrevivido. Los que huimos de ahí, regresamos deseando reconstruir nuestras vidas, pero ya no hay nada ahí. Es un lugar sombrío, todo esta muerto - dijo la señora con los ojos entristecidos.
- me lamenta mucho los sucedido - dijo Bassanti - pero necesito ir, ¿en donde han estado viviendo?
- en una comunidad llamada La Rogue, pero las cosas han cambiado también ahí, ha desaparecido mucha gente cuando se aventuran a los bosques que colindan con Treaselgard. - Dijo la señora con miedo en su rostro - mí esposo y mi hijo desaparecieron hace un año cuando se atrevieron a internarse en esos bosques, los lugareños están asustados y temerosos.  Misteriosamente el ganado ha muerto sin causa aparente, los cultivos ya no dan nada más que frutos secos y semillas estériles. Los rumores son más fuertes que nunca sobre lo que esta sucediendo ahí. Algunos dicen que es una extraña epidemia, otros cuentas historias fantásticas difíciles de creer, pero aun así, nada explica lo que esta pasando -
- ¿Hace cuanto que ha estado pasando esto? - preguntó Bassanti sorprendida de las palabras de la vieja señora.
- Es de hace poco mas de veinte años a la fecha, y ya no aguanto mas. El campamento de La Rogue se ha vuelto un infierno - Aseveró la vieja mujer con tristeza en sus ojos - así es que le digo, no vaya para allá. Ese lugar esta maldito, no hay nada a que ir, el hambre esta acabando con las personas-
- Por eso mismo quiero ir -  contestó Bassanti, notando el asombro de la mujer al oírla decir eso.
- ¿Por qué?, ¿Quién es usted? - Preguntó aun más dudosa que antes la mujer.
- Solo soy alguien que busca respuestas, y se que ahí encontrare algo - contestó Bassanti de manera firme.
- ¿Vas a ayudarnos? - preguntó la señora arrugando el entrecejo.
- voy en busca de respuestas -
- pero vas a ayudarnos - insistió la mujer con un dejo de esperanza en sus ojos.
-  Eso espero, señora - contestó con algo de pesadumbre en su voz - eso espero -

A la mujer se le iluminó el rostro al oír eso,  pero nuevamente recobro el rostro pesaroso con el que había llegado, a la vez que le decía. - Que la gracia de la luz le cuide, se va con mi bendición y la de todos los nuestros. Espero que encuentre las respuestas que busca, y así podrá ayudarnos. Necesitamos ayuda, necesitamos recuperar nuestras tierras y usted... -
- No se haga muchas ilusiones, puedes que no haya nada que hacer. - Adelantó Bassanti- Pero si puedo ayudar, tenga por seguro que haré todo lo que me sea posible. -
- ¡Gracias joven dama! Se lo agradeceremos con toda el alma créamelo. - dijo aun con tristeza y emoción la pobre señora, después cambio su expresión y dijo - Pero... ¿ha comido algo?, ¿No tiene hambre?- pregunto la señora al tiempo que sacaba de una bolsa de lana café oscuro, unas piezas de pan y una manzana.
- Oh muchas gracias señora, la verdad es que si tenia algo de apetito, no había comido desde anteayer y he estado caminando todo el día. Ya había comenzado a preocuparme, porque hasta ahora no he visto nada que cazar  - platicaba Bassanti, enseñando las jabalinas que traía en la espalda y al momento que aceptaba tres piezas de pan y una brillante manzana roja.
- Mm, entonces dice usted que ha estado caminando... ¿desde cuando? - se adelantó a preguntar la señora con una cara de preocupación. En ese momento se despertó el niño que tenia al lado que al parecer no sabia donde estaba, y luego se volvió a acomodarse hacia el otro lado para dormir de nuevo.
- Tengo cuatro días caminando, vengo desde Herzendork, un poco al este - contestó Bassanti algo sonrojada, porque ya sabia la cara de sorprendida que iba a poner la señora al saber cuanto había caminado.
- ¡Pero es muchísimo!- contestó sorprendida la vieja mujer. - ha de tener mucho interés en llegar a Treaselgard -
- si, eso creo - contestó Bassanti.
- Mm, ya se que haremos. - Dijo la señora, con la cara de haber tenido una gran idea. - Haber ayúdame a bajarme de aquí - Dijo la señora al momento en que se paraba y torpemente trataba de bajarse de la carreta. Y dijo - se que haré el doble de tiempo y tendremos que doblar los descansos pero no importa, pero ayúdame a quitarle el correaje a este caballo por favor, ¿si? - Señalando al caballo de la derecha. Un caballo viejo color café oscuro.
- ¿Pero que intenta señora?- pregunto Bassanti sin saber que quería hacer la señora, al momento en que le ayudaba a que la señora se bajase de la carreta.
- Pues voy a dejar que te lleves un caballo, llegaras allá con más rapidez y te vas a cansar menos - dijo la vieja señora con una gran sonrisa dibujada en su rostro.
- Pero no, ¡no puedo aceptar eso!-  dijo Bassanti con un ademán de negación. - no puedo aceptarlo usted lo ha de necesitar para moverse  -
- No lo necesitare mas que tu, así es que si me ayudas a quitarle las correas al caballo y ponerle la montura, será mas rápido, ¿no crees?- dijo la señora de aspecto humilde, al momento en que sacaba una vieja montura de atrás de la carreta.
- Bueno... si  usted así lo quiere - Consintió Bassanti un poco apenada por el obsequio de una completa desconocida. - ¿por cierto como se llama el caballo? - pregunto Bassanti.
- Bolchz -  respondió la señora con una sonrisa mientras seguía preparando los herrajes -  mi hijo le puso ese extraño nombre - dijo al tiempo que señalaba al niño placidamente dormido.
Ya le habían quitado todo el correaje del caballo que lo ataba a la carreta y le habían puesto la montura y los estribos. La señora le dio las riendas a Bassanti y ella siguiendo apenada le dijo - Muchas gracias señora, ha sido usted tan amable. Espero que su camino sea bienaventurado y que al fin de este pueda llegar a un lugar tranquilo donde poder vivir con su hijo -
- ojalá y tus buenos deseos se hagan realidad - dijo la señora mientras se subía a su carreta.
- yo se que si - dijo Bassanti - por cierto... ¿hacia donde se dirige? -
- No lo se señorita, buscaremos un lugar tranquilo, donde podamos instalarnos y dejar que el destino haga lo que quiera con nosotros - dijo la señora con una sonrisa que le iluminaba el rostro. - Que le vaya muy bien a usted también, que todo salga con bien.- se despidió la señora arreando al caballo que comenzó a caminar con un poco de dificultad por el peso que se le había duplicado al ya no tener un compañero de carga.
- Adiós señora, buen viaje - se despidió Bassanti, y dando un golpe suave con los pies en los costados del caballo, dio media vuelta y se fue rápidamente a trote por la verde hondonada.

Se sentía contenta, ya no tenía que caminar, el aire le refrescaba el rostro. Aunque el caballo no era precisamente lo que se puede llamar un gran corcel, pues era un viejo caballo de carga que no corría a gran velocidad, pero le ayudaría mucho en el viaje. No tendría que caminar mas y al menos ya no estaba sola, Bolchz estaría con ella, pensaba Bassanti mientras le daba unas pequeñas palmadas en el cuello al viejo caballo.
Ahora que estaba cabalgando podía disfrutar del paisaje de bosques y aire fresco. Sintió un grande alivio al estar cómodamente montando el caballo, principalmente por sus pies, que durante los dos últimos días le había surgido un dolor punzante en las plantas de los pies, por las suelas tan duras de sus botas. No era el calzado ideal para emprender una larga caminata.
Mientras estaba subiendo una pequeña colina le conmovió el gesto de la señora, aunque le daba pena dejar que se fuera con un solo caballo y con tanta carga no podía negarse al regalo de tan buena fe de una completa desconocida. Sabia que la gente del noroeste, era agradable y gentil, pero... ¿Regalar un caballo a alguien por completo desconocido? No era precisamente cualquier cosa, y menos cuando se piensa en la persona que lo regalo. Una vieja mujer con su hijo pequeño huyendo de su casa, sin mas propiedades que dos viejos caballos y otros pocos bienes materiales de no mucho valor pero si mucha utilidad, en fin, todavía no lo creía posible.
Después de seguir reflexionando en lo mismo creyó encontrar la respuesta que realmente no le asombraba. Quizás la señora veía en ella como una salvadora. Le había pedido que hiciera todo lo posible por que Treaselgard regresara a la normalidad. Bassanti ni siquiera sabía lo que sucedía en realidad, esperaba siquiera poder hacer algo.

Estuvo andando con su caballo por las escarpadas laderas hasta llegar a una zona más boscosa donde se hallaban muchos árboles inmensos y de denso follaje. El suelo estaba tapizado por fino pasto, piedras y troncos musgosos, hongos y arbustos pequeños. Ya comenzaba a oscurecer, y dentro del bosque la oscuridad era más pesada. Bassanti estuvo buscando un buen lugar para avituallamiento.
Después de estar buscando un lugar despejado para dormir y encender una pequeña fogata lo encontró. Se apeo del caballo, lo amarro a un grueso árbol, después busco unas ramas secas y se dispuso a encender una fogata. Era el primer día que no había tenido que cazar y se alegraba de ello, ya que no había visto nada en todo el día. Las piezas de pan que le había dado la señora le bajaría el hambre que comenzaba a reclamarle en su estomago.
Después de haberse comido las piezas de pan, se recostó frente a la fogata sobre una frazada y cubriéndose con una gruesa capa de lana que había sacado de su fardo, pues en la noche el bosque se había tornaba muy frío a comparación de la temperatura agradable que tenia de día. Poco a poco la fue venciendo el sueño hasta que quedo dormida.
El sueño no duro mucho.
Un aullido.
De pronto se vino despertando de su tranquilo sueño por haber sido interrumpido por un lejano aullido. Un lobo. Bassanti tardo al principio en reaccionar pero rápidamente se incorporo queriendo escuchar de donde provenía. No volvió a escuchar nada. Quizás y solo era un sueño, pensaba ella. Entonces volvió a recostarse sintiendo las mantas aun tibias al igual que las brazas seguían crepitantes en la fogata frente a ella.
Otro aullido.
Se escucho de nuevo, pero parecía provenir de otro lugar. Más cerca. Bassanti se sentó en el suelo aguzando cautelosamente el oído. De pronto lo escucho de nuevo. Vacío y lejano se escuchaba resonando su eco en las oscuras montañas.
Bolchz, el caballo que le habían regalado, se alarmo y comenzó a resoplar y a moverse de un lado a otro. No se escuchaba nada otra vez, solo el suave sonido de las hojas arrastradas por el viento. No había mucho porque alarmarse, pensaba Bassanti, las manadas de lobos abundan en las zonas muy boscosas como esta, pero raramente se acercan a las personas. Han sido tan perseguidos desde la antigüedad que han aprendido a mantenerse a una distancia prudente de los hombres. Además aborrecen el fuego, y delante de ellos estaba una gran fogata con el fuego naranja vivo que los iluminaba en la fría noche.
Bolchz se tranquilizo y se quedo quieto, Bassanti confiada al ver esto volvió a recobrar el sueño. Dormida placidamente, se despertó de nuevo alarmada viendo hacia su alrededor, notando el vapor que le salía de la boca al exhalar. Había  escuchado un ruido como si hubieran pisado un montón de hojas secas cerca, pero no podía ver nada. Con sus ojos trataba de romper la oscuridad pero le era imposible. Un nuevo aullido hizo que su corazón comenzara a latir violentamente. El aullido se escuchaba cerca, muy cerca. A este aullido le continuó otro en el lado opuesto, igualmente cerca.
 Bolchz estaba agitado moviéndose de un lugar a otro, trataba de salir corriendo pero estaba atado al árbol. Bassanti busco en su viejo fardo de piel su carcaj. Saco una jabalina de las que tenía guardadas en su carcaj y la mantuvo en alto. Mirando hacia todos lados. No se veía nada, la fogata solo iluminaba unos cuantos metros a la redonda pero después de tantos árboles y plantas solo era oscuridad.
El frío y el nerviosismo hicieron que comenzara a temblar, pero tenia que controlarse, ella estaba acostumbrada a vivir a la intemperie. Los riesgos de encontrarse con animales agresivos era parte de su vida. Solo era cuestión de conservar la... de pronto escucho un ruido directamente de tras de ella, volteo azorada pero no había nada. Solo oscuridad
El caballo estaba relinchando asustado. Estaba muy nervioso. De pronto apareció una figura obscura, caminando lentamente hacia ella, era un animal, ¡era un lobo el que se acercaba! Sus ojos reflejaban las llamas de la fogata que estaba detrás de Bassanti. Estaba gruñendo furiosamente, mostraba sus grandes colmillos. 
Bolchz estaba muy alarmado se agitaba y se paraba violentamente sobre sus dos patas piafando. Bassanti rápidamente le lanzo la jabalina con todas sus fuerzas, pero el lobo solo la esquivo con gran agilidad y siguió caminando hacia ella. Lentamente Bassanti se acerco a la fogata y agarro un madero al rojo y con lumbre de un extremo, a modo de antorcha para tratar de asustar a la bestia.
El lobo seguía gruñendo y amenazando con sus afilados dientes. Bassanti trato de alejar al lobo con la antorcha pero esto no hacia efecto, el lobo solo la miraba con fiereza pero seguía avanzando. Bassanti opto por lanzarle rápidamente la rama con lumbre. El lobo la esquivó de nuevo con gran rapidez y siguió acercándose cada vez más. Ella se quedo sorprendida por el extraño comportamiento del animal. Bolchz comenzó a reparar y a encabritar lanzando furiosas patadas hacia la nada.
De pronto el lobo corrió hacia los árboles y se desapareció entre la oscuridad del boscoso paisaje. Bassanti estaba exaltada, tenía la respiración entrecortada y acelerada. Se tranquilizo un poco después de un rato al ya no escuchar nada y ver al caballo poco mas tranquilo. Estaba por sentarse junto al fuego cuando vio que detrás de ella una mancha borrosa había pasado velozmente y se había dirigido para atacar al caballo. Bolchz reparo y le dio una patada y lo lanzo lejos. Pero ya había mordido al caballo, le había rasgado el muslo de la pierna derecha.
El lobo aullando de dolor salió huyendo hacia otro lado, pero entonces vio a otro animal que de pronto salió de unos arbusto y quedo frente a ella. Gruñía rabiosamente mientras miraba a Bassanti, ella agarro el cuchillo que tenia en el costado de su pierna preparada para cualquier movimiento.
De pronto el lobo salto hacia ella pero Bassanti pudo encajarle el cuchillo en un costado. El animal soltó un ligero aullido de dolor pero siguió tratando de morderla. Bassanti estaba asombrada por la impresionante fuerza de la bestia y la insistencia por atacarla. Por un instante pudo verlo directamente a los ojos y vio un extraño brillo en su pupila, brillante pero a la vez un opaco color gris.
La bestia trato de morderla y Bassanti sintió un dolor en el cuello, ella pudo apuñalarlo de nuevo y se alejo rápidamente hacia atrás, entonces tropezó con una rama y cayo de bruces sobre un arbusto. El lobo se acerco hacia ella y de pronto como si hubiera escuchado a alguien que le llamaba, se fue corriendo.
Bassanti asustada se levanto casi de un salto, pero había desaparecido tan rápidamente que como había llegado. Estaba asustada pero había salido ilesa, se toco el cuello y tenia un ligero raspón, su mano se mancho con un poco de sangre, también tenia unos pequeños rasguños al caerse sobre el arbusto.
Bolchz estaba nervioso caminando de un lado a otro, y tenia en la pierna derecha una herida profunda de la mordida del animal. Bassanti se había sobresaltado, nunca había tenido una experiencia así con un lobo y sabía que esa  no era un comportamiento natural de un animal salvaje. Lo que más le temen es al fuego y estos dos animales solo  esquivaron el fuego y siguieron su camino. Además los lobos solo cazan en manada, en grupos grandes y controlados. Casi nunca atacan a personas, solo que estuvieran muy hambrientos
Esto se le hacia muy confuso a Bassanti, sabia que los lobos eran animales muy inteligentes y que jamás se exponen a peligros innecesarios. Pero de momento su mente solo se concentraba en sus ojos. Ese extraño color gris en sus ojos, como si estuviera ciego.
Bassanti estuvo pensando un rato en lo que había pasado, se le había escapado el sueño por la intempestiva llegada del animal, además le había dado sed, pero no tenía ni una gota de agua en su odre, y no andaba de humor como para ir al arroyo cercano que habían pasado cuando iban de camino. Hacia mucho frío y la oscuridad era tremebunda.
Se recostó de nuevo, era media noche y faltaba mucho para reemprender el camino. Mañana iba a ser un día de largo camino, así que lo mejor que podía hacer era descansar para reponer energías.



1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

  
 

subir

Películas y Fan Film
Tolkien y su obra
Fenómenos: trabajos de los fans
 Noticias
 Multimedia
 Fenopaedia
 Reportajes
 Taller de Fans
 Relatos
 Música
 Humor
Rol, Juegos, Videojuegos, Cartas, etc.
Otras obras de Fantasía y Ciencia-Ficción

Ayuda a mantener esta web




Nombre: 
Clave: 


Entrar en el Mapa de la Tierra Media con Google Maps

Mapa de la Tierra Media con Google Maps
Colaboramos con: Doce Moradas, Ted Nasmith, John Howe.
Miembro de TheOneRing.net Community - RSS Feed Add to Google
Qui�nes somos/Notas legalesCont�ctanosEnl�zanos
Elfenomeno.com
Noticias Tolkien - El Señor de los AnillosReportajes, ensayos y relatos sobre la obra de TolkienFenopaedia: La Enciclopedia Tolkien Online de Elfenomeno.comFotogramas, ilustraciones, maquetas y todos los trabajos relacionados con Tolkien, El Silmarillion, El Señor de los Anillos, etc.Tienda Amazon - Elfenomeno.com name=Foro Tolkien - El Señor de los Anillos