El décimo miembro

29 de Mayo de 2005, a las 19:52 - María Cuña
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EL FINAL

Todo sucedió muy deprisa. Vio un túnel, el mismo túnel del portal. La velocidad era vertiginosa. Repentinamente abrió los ojos de nuevo. Ya no se encontraba fatigada, ni dolorida. Al contrario, se encontraba totalmente reconfortada, y descansada. Estaba tumbada en la fría piedra, de una sala. Se incorporó, y miró en derredor. Vio el portal del tiempo, y como muy despacio se cerraba, hasta quedar sellado. Recordó la herida, y se palpó el pecho, pero este estaba igual que siempre, liso y sin ninguna marca. Llevaba la ropa de viaje que le dieron en Rivendell, estaba tan sucia como la última vez que la había visto. Todo era muy confuso. Acababa de morirse, eso desde luego lo recordaba, y como Légolas lloraba ante su ojos. Que imagen más triste. Apoyó una mano en el suelo, par estar más cómoda en su postura, y tocó algo, frío y afilado. Su espada estaba allí, tendida a su lado, y el colgante también. Lúthien los miró desconcertada, y después a la sala. Había vuelto, estaba en casa de nuevo. Todo era como antes de marcharse. Bueno, tan solo tenía un año más, y había crecido por lo menos tres o cuatro centímetros. Pero, ¿por qué esa segunda oportunidad?. Lúthien se palpó el vientre, y comprendió. Aun estaba embarazada, y por eso los Valar se la habían concedido. Tal vez el tiempo no hubiese pasado allí, y  todo estuviese igual.
Salió de la sala, y recorrió los pasillos del palacio. Ya había amanecido, y el palacio entero estaba en movimiento.
- Princesa Lúthien.- dijo alguien a su espalda, mientras hacía una reverencia.
Era uno de los sirvientes. Al incorporarse este vio la espada que Lúthien tenía agarrada firmemente, y la miró con extrañeza. Lúthien guardó su espada de la vista de los demás.
- ¿Estáis nerviosa?- le preguntó el joven.
- Nerviosa ¿Por qué?.- preguntó sonriente pero incrédula.
- Hoy es vuestra fiesta de cumpleaños, cuando erais mas joven estabais más nerviosa por que todos vinieran.- dijo  en tono amable.
A Lúthien le dio un vuelco el corazón al oír las palabras “todos vinieran”. Todos estarían allí, bueno, excepto Gandalf y Frodo, que estaban en Valinor. Légolas y Gimli irían, y eso la llenó de emoción, e hizo que una sonrisa dibujase en su rostro.
- Si, la verdad es que estoy ansiosa por que todos vengan.- dijo con total sinceridad.
El criado hizo una reverencia, y volvió a sus tareas. Contempló la sala del trono, y vio los dibujos que había en las paredes. Definitivamente estaba en casa.
De pronto alguien entró en la sala, y Lúthien fue corriendo a darle un gran abrazo. Eldarion acababa de entrar por una de las puertas, y se quedó muy sorprendido por el recibimiento de su hermana. Cuando consiguió mirarla a la cara, ella vio como tenía la cara contraída en una expresión de sorpresa muy grande.
- ¿Tu fiesta de cumpleaños te está afectando a la cabeza, o que?. – preguntó medio riendo.
Su expresión se mostró ceñuda de repente, y la alejó de él para contemplarla. Después de mirarla viras veces le dijo:
- ¿Qué te ha pasado?.- Lúthien le miró muy sorprendida, y rió al darse cuenta del cambio.
Había pasado un año fuera, aunque allí solo hubiese pasado una noche; y los cambios eran notables.
- A mi nada.- dijo mirándose.
- Estás más alta, y mas... – dijo sin poder acabar la frase, pues no encontraba las palabras.
- Es que ya tengo diecisiete hermanito, y eso se nota.- dijo riendo Lúthien.
- ¿Pero no eran dieciséis?- preguntó mientras ella se alejaba.
- Como se nota que no te enteras.- dijo Lúthien poniendo los brazos en jarras y abandonando la sala.
Lúthien recorrió los pasillos de palacio, y encontró a su padre, en una sala en la que Lúthien no había estado nunca, una que no le estaba permitido visitar. Al verla se quedó estupefacta. Todos sus vestidos estaban allí, pero faltaba la ropa que ahora llevaba, y un hueco donde faltaba la espada. Lúthien se emocionó, y fue hacia su padre. Al notar su presencia, este se dio la vuelta, y la miró con una sonrisa.
- Ya has regresado.- afirmó.
Lúthien no contestó, no hacía falta.
- Me parece que tendrás que cambiar de vestuario, y volver a usar estos vestidos que están tan finamente colgados aquí, desde hace años.- dijo tranquilamente.- Así devolveremos estos objetos a su sitio.
- Légolas te transmitió mi mensaje por lo que veo.- dijo Lúthien sonriente.
- Si, aunque no me llenó de satisfacción por ninguna parte, pero me hizo comprender.- le dijo Aragorn.
Lúthien se acercó a su padre y le abrazó. Cuando se soltaron, Lúthien colocó la espada en su sitio, y s cambió de vestiduras. Pensó en ponerse el vestido con el que vio a Légolas por primera vez, pero rehusó y se pudo uno más sencillo, ese lo llevaría aquella noche.
Su padre le agarró de los hombros con las dos manos, y la miró directamente a los ojos.
- Lúthien, ahora escucha. Esta noche vendrán todos nuestros amigos, junto con Merry, Pippin, Sam, su esposa y sus hijos. Debes comprender que ellos no saben que tú te has ido y has vuelto, si no que moriste allí, delante de la Puerta Negra. Ten en cuenta  también que Légolas hace un año que no te ve, y puede que este confundido al principio. Debes ser lo más natural posible, ¿De acuerdo?.
Lúthien asintió, y le dio un beso en la mejilla a su padre. Durante todo aquel día, Lúthien, su padre y su madre pusieron a Eldarion al corriente de la situación, y estuvieron recordando viejas hazañas. Eldarion quedó totalmente sorprendido, y apenas pudo hablar el resto del día.
Por fin la fiesta llegó, y todos sus amigos aparecieron. Junto con su padre y su madre, Lúthien fue recibiendo a todo el mundo, pero el corazón se le aceleró al ver a sus antiguos compañeros de viaje.
- Vaya, estáis preciosa esta noche, princesa Lúthien.- dijo Gimli besándole la mano.
- Vos también Gimli, relucís como una moneda nueva.- dijo guiñándole un ojo, a lo que él sonrió.
Después le tocó a Sam, que ruborizado la miró sin dar crédito a sus ojos.
- Estáis igual que la última vez que os vi... – dijo en un susurro, hasta que su mujer le dio un pisotón a su marido y reaccionó.- Oh, Samsagaz Gamyi para serviros mi señora.
- Rosita Gamyi.- dijo la mujer de Sam.
Después de ver a todos sus amigos, quedaba Légolas en el último lugar. Se notaba que no estaba lo que se dice jovial, ni mucho menos. Había estado evitando ese momento desde que había empezado el saludo. Al verla, Légolas abrió la boca un poco por la sorpresa, pero la cerró instantáneamente. La miró de arriba abajo, y reconoció el vestido al instante. Suspiró sonoramente, e intentó presentar su mejor sonrisa.
- Princesa Lúthien. - dijo besándole la mano. El contacto de ambos, les produjo una sensación extraña en el estomago, y les hizo quedarse en blanco unos segundos.
- Nos alegra mucho que hayas venido.- dijo Lúthien en tono normal.
Légolas asintió con la cabeza, y entró en el palacio. Cuando Lúthien estuvo fuera de su vista, suspiró sonoramente alzando las cejas.
La fiesta, fue lo típico de todas las fiestas. Baile, soplo de velas, regalos, y todo así. Durante toda la fiesta, Lúthien estuvo mirando a Légolas, pero este la repelía al instante. Bailó con mucho chicos, tantos como le sacaron a bailar, pero Légolas no se decidía, así que ella tomo la iniciativa.
- Légolas, ¿Te animas?- le dijo Lúthien toda acalorada.
Pero ella no le dio tiempo a responder, si no que le sacó a bailar al instante. Junto en es momento pusieron una d las canciones lentas, que les gustaban y tuvieron que pegarse más. Lúthien no se cortó, y puso su cabeza en el hombro del elfo, mientras este le agarraba de la cintura. Aquel fue el baile más intenso que había hecho Lúthien en mucho tiempo. Cuando la música acabó, se quedaron mirando el uno al otro unos segundos. Légolas iba a besarla, pero desvió su cabeza, y se marchó. Todos los invitados se habían marchado, quedando solo los antiguos miembros de la Comunidad del Anillo. Estuvieron rememorando antiguas hazañas, mientras Lúthien escuchaba. Algunas estaban equivocadas, y les habían añadido muchos adornos, y algunas habían cambiado, pero la historia era básicamente la misma. Lúthien estaba mirando mucho a Légolas, lo que le ponía nervioso.
- Voy a tomar un poco el aire.- le dijo a Gimli, y salió a la terraza que estaba en la parte exterior del castillo.
Lúthien esperó a que se fuese del todo, y se levantó para seguirle, mientras su padre les contaba a sus compañeros lo ocurrido.
Lúthien vio como Légolas lloraba en la parte derecha de la terraza, la que se quedaba escondida. Al sentir su presencia se enjugó las lágrimas enseguida. Lúthien se puso a su lado, mientras ambos contemplaban el cielo estrellado.
- Bonita noche.- comentó Lúthien para romper el hielo.
- Si, lo es.- dijo Légolas a su vez.
- Recuerdo cuando las estrellas no se veían por la sombra que Sauron extendía sobre estas tierras.- dijo sin dejar de mirar el cielo.
Légolas la miraba atónito, pero ella seguía mirando al cielo.
- Pero tu no lo recordarás, tu no estabas aquí.- continuo.- Tu estabas en aquel barco con todos aquellos espectros verdes.- Hizo una mueca de asco.
- Cuéntame más.- le pidió él.
- De esto si que te acordarás.- le dijo Lúthien.- Cuando estabamos delante de Moria, y mi padre me curó la pierna rota, y me la colocó bien. ¡Cómo dolía!. Y creo que también recordarás Lórien, supongo.- dijo con picardía.
Légolas no fue nada suave con ella, sino que bruscamente la agarró de los brazos, y la miró directamente a los ojos.
- Como sabes todo eso.- le dijo con ira.
- Légolas, te recuerdo que yo estaba allí.- le dijo le joven.
- Pero tú, desapareciste, literalmente desapareciste.- le dijo soltándola, pero sin dejar de mirarla.
La soltó, y se di la vuelta, para evitar la mirada de Lúthien.
- Habías cerrado los ojos, tal como mencionaste. Tu cuerpo de repente se convirtió en algo mágico, partículas pequeñas y ligeras que el aire podía llevarse con facilidad. Cuando naciste, enseguida supieron quién eras. Ninguno de tus parientes ha tenido, ni tendrá nunca los ojos grises. Te pusieron el nombre de Lúthien, y yo vi como crecías, bueno, casi. De año en año te veía, y cada vez me quedaba más asombrado de lo que te parecías a... A ti misma.
Hizo una pequeña pausa, y se apoyó en la barandilla.
- Todo iba bien, te quería desde luego, como un padre quiere a una hija, pero nada más.- dijo el elfo.- Después de dos años sin verte, el año pasado, en tu fiesta de cumpleaños, te vi de nuevo. Estabas igual que la primera vez que te vi, bueno casi igual, aun te faltaba madurar un poco, pero temía este año más que ninguno. En cuanto te he visto antes, cuando he cruzado mi mirada con la tuya, mi mundo se ha desmoronado de nuevo. Mis sentimientos estaban de nuevo a flor de piel, sería incapaz de esconderlo por más tiempo. En la fiesta, me has pedido que baile contigo, apenas he podido contenerme, por eso he hecho ademán de besarte.
- Pero ahora he vuelto, y estoy aquí y ahora.- le dijo Lúthien.- Y ya no volveré a marcharme.
Légolas la abrazó,  y se besaron. Todo se paró a su alrededor en aquel momento la Tierra dejó de girar, y los astros se detuvieron. Solo existían ellos dos.

Los días se sucedieron dando paso a las semanas, y estas a los meses. Dos semanas más tarde se anunciaba por todo el reino de Gondor y Rohan el compromiso matrimonial entre Légolas, hijo de Thranduil, con la princesa Lúthien de Gondor. Todo el mundo estaba muy nervioso, y habían preparado sus mejores galas para la ceremonia, a la que todo el pueblo estaba invitado, daba igual su condición social, Lúthien quiso invitarlos a todos. También acudieron a la boda, el rey Eomer de Rohan, Faramir y Eowyn. Toda su familia estuvo allí, incluido el padre de Légolas, al que Lúthien conoció gustosamente. El día de la boda llegó y paso, y poco después Lúthien dio a luz en Gondor a su primer hijo, al que pusieron por nombre Ithladin. Cuando este cumplió un año, junto con Légolas, Lúthien fue a vivir a Ithilien, reino de Faramir ahora. Estuvieron viviendo allí durante noventa y un años. Lúthien y Légolas tuvieron tres hijos más, y en el año 120 de la Cuarta Edad de los hombres, Légolas construyó una barca, y desde allí partió a Aman, llevándose consigo a su mujer y a su mejor amigo Gimli. Y como dijo una vez una persona a la que admiro y respeto, nada más se dice en este libro de los días antiguos.

FIN



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