Tras grandes peripecias, batallas personales y recibir varias heridas, logramos reunimos nuevamente. Subimos al segundo nivel, y allí luchamos hombro con hombro, como hermanos, contra cuánto enemigo apareciera.
... si la batalla continúa de esta manera, los rohirim perecerán
Dijo Elder, que con su penetrante vista lograba vislumbrar el campo de batalla mejor que nosotros, los mortales.
De repente un fuerte e inesperado sonido se escuchó al sur, y a la primera oportunidad que tuve para observar la fuente del sonido, divisé una flota de tenebrosos barcos. Los navíos negros de los corsarios de Umbar.
La sorpresa fue mayúscula. Si antes los eventos estaban en nuestra contra, ahora estábamos perdidos. Pronto llegaría el momento reunirnos nuevamente con el Creador.
Observé igual desesperación en los rostros de mis amigos, pero tan sorpresivamente como el sonido del cuerno apareció, una sonrisa se dibujó en el rostro de Abârmil.
¡Han venido! ¡Han venido!
...gritaba. Y parecía que sus fuerzas se duplicaban en ese momento, y lograba manejar las armas mejor que nunca.
Entonces volví la mirada a los barcos y contemplé con alegría una multitud de guerreros que bajaban de los navíos, lanzándose contra nuestros enemigos. Un hermoso estandarte con un árbol blanco en el centro los precedía.
¿Quiénes son esos guerreros? ¿O es que los de Umbar nos ayudan ahora?
...me pregunté. Pero la verdad era otra. Aunque la conocí mas adelante.
Gritos de júbilo se escuchaban a nuestro alrededor, mientras los orcos huían despavoridos, pues sabían que no tenían oportunidad. Sin embargo, la muerte de Halbarad disminuyó un poco nuestra alegría, especialmente la de Abarmil. Aún así, la compañía perseguía a los enemigos y los vencía donde se encontraran, hasta que se escuchó en el cielo un terrible grito y la sombra alada se lanzó sobre nosotros arrojándonos al suelo. En medio del dolor, hicimos lo posible por levantarnos de inmediato, pero solo algunos lograron hacerlo. De todos modos no era necesario: el monstruo había desaparecido. Tal vez no era tan valiente como parecía.
¿Estan bien?... vamos levántense... creo que me he fracturado algo... no ha pasado nada... todo bajo control
Se escuchaba decir a los miembros de la compañía, mientras se colocaba en pie.
Unos momentos después, un gran alboroto se apoderó de las puertas de la ciudad, esta vez, para recibir al rey que había retornado
Aragorn II hijo de Arathorn, descendiente de Elendil, heredero de Isildur, el rey.
... dijo Abârmil lleno de orgullo, esto, y una gran cantidad de títulos que no recuerdo. Y ahí estábamos los miembros de la compañía, contemplando ese espectacular momento, en el que se iniciaba la restauración de Gondor, y de toda la tierra media, unidos como hermanos.
***
Fueron solo unos pocos días de descanso. Una parte de la compañía debía permanecer en Gondor, pues debía recuperarse de las heridas. El resto debía marchar a Mordor cuanto antes.
No creen que es un ataque demasiado desesperado? Vamos directo a una trampa.
...dije, pero Dimas de inmediato contestó...
¿Es que estás perdiendo el valor Lanceloth? ¡Tal vez deberías haber regresado cuándo el rey dio la oportunidad!
No, no me malinterpreten... deseo luchar, y lucharé. Pero tal vez habría sido mas efectivo otro tipo de ataque, no uno con el que sabemos que tenemos muy pocas oportunidades
Abarmil intervino diciendo...
Ahora no lo entendemos, pero el rey Elessar conoce mejor que nadie los planes del enemigo, y estoy seguro que sabe lo que hace. Alcanzaremos la victoria... aunque tal vez no la disfrutemos...
Y todos guardamos silencio un momento, pensando en el futuro.
Por fin llegó la hora. Los ejércitos del oeste se ubicaron frente a la puerta negra, la morannon, y de esta salió un maligno emisario. Tras dialogar con nuestros líderes, regresó por donde vino, y de la misma puerta surgieron incontables criaturas del mal.
La batalla se inició. ¿Qué tanto nos superaban número? ¿Dos o tres veces? ¿Tal vez mas?... en el momento no lo supe. Habiendo aceptado la muerte segura, me dispuse a defenderme y a destruir cuánto enemigo apareciera, antes de que llegara mi hora. Me encontré luchando junto a Barin. Habíamos viajado desde la lejanía de nuestra tierra, para venir a morir aquí, juntos.
¡Las águilas! ¡Las águilas! ¡Las águilas han venido!
Escuché a alguien gritar ¿Aguilas Rumil?, pensé... pero alcancé a observar como esas colosales aves se acercaban y nos defendían de los enemigos. A los pocos momentos, los nazgul emprendieron la huída hacia el interior de Mordor, y rato después, lo inesperado ocurrió: se escuchó un estruendo proveniente de Mordor y una onda expansiva golpeó la zona. Un inexplicable miedo invadió las huestes de Mordor, y dejaron de luchar para huír desordenadamente.
¡VICTORIA! ¡VICTORIA! ¡LO HEMOS CONSEGUIDO!
dijo Abârmil llenó de emoción. Nos abrazamos, todos entre lágrimas, alegres y contentos a rabiar, y en medio del albroto grité:
¡Abarmil! ¡Te equivocaste! ¡Si alcanzamos a disfrutar la victoria!
¡NO! ¡Yo solo dije “tal vez no la disfrutemos”, solo “tal vez”.
Interesado por las historias de antiguos héroes como Eorl o Helm mano de martillo, y amante de las canciones que relatan sus hazañas.
Aunque poco conocedor de lugares y razas fuera de Rohan, lo que le falta de experiencia le sobra en coraje y determinación.
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