Al fin había llegado mi turno de guardia, al que compartiría con Farahir. No bien quedamos a solas, pues los otros se durmieron, volví sobre el tema que a todos nos había preocupado:
-¿Que hay acerca de ese nuevo Señor Oscuro, ese que según tus palabras hace parecer mal menor a Sauron?
-Más de lo que os dije no se- me confió él, pero es fidedigno, pues lo oi de tus amos, los nazgûl.
-Terrible noticia. Aunque te suplicaría que no llames "mis amos" a los Espectros del Anillo. De ellos hui...
Se dispensó amablemente Farahir, y alli comenzamos una larga plática acerca de las costumbres e intimidades de Minas Morgul, asombrándose el montaraz al oir de mi boca que muchos de los mios,en la ciudad, compartían mis pensamientos
-Quizás el mal sea al fin derrotado, y los tuyos encuentren un sitio en este mundo, un lugar de paz- me dijo Farahir.
_Difícil será -dije- en ese caso la lucha recién comenzará. Los mios deberán hacerse lugar entonces entre quienes no nos admite...
De pronto oi ruidos, y mi amigo dijo;
-Son caballos , quizás de Rohan...
Saltamos, poniéndonos de pie, y he allí a cuatro mujeres de lagas cabelleras rubias, algunas acomodadas en trenzas, otras sueltas al aire.
Farahir alzó la mano en saludo, y la mayor de las muchachas pareció iba a corresponderle, pero de pronto me vio a mí, y sacó su espada.
-¡Aguarda, señora! -gritó Farahir en tanto yo mantenía los brazos bajos e inermes- Este orco es nuestro amigo y compañero. Ya os referirá él mismo su historia ...
En esos momentos lps nuestros se alzaron haciendo gestos de paz, y con esto las cuatro muchachas parecieron calmarse
-¿Has visto lo que te dje? no es fácil admitirnos asi como asi- sonreí a Farahir
Las mujeres dijeron llamarse Aradna, Laureth, María y Eva, y ser hermanas. Algunos de los compañeros les ofrecieron acompañarlas, ya que iban también a Gondor, y ellas no pusieron reparos.
Al alba comenzamos la marcha, y yo advertí que Farahir se interesaba mucho en mostrarse amable con ellas, y que esto causaba mucha gracia a todos.
Aradna, la mayor de las hermanas y, al parecer la más ruda, había sido la que estubo a punto de matarme, mas en el camino decidió mostrarse amable conmigo. Acerca de si esa semisonrrisa era sincera, yo tenia alguna duda.
Al fin Abârmil nos confirmó que estabamos entrando en territorio de Gondor, y vimos con asombro (al menos yo) que unas piras prodigiosas ardías sobre las alturas[quote-Las almenas han sido encendidas- dijo Abârmil- la guerra nos está cercando...
Las mujeres, por su parte, alzaron las espadas y dieron grito de júbilo guerrero en su lengua ante el bellísimo espectáculo de las cumbres en llamas. Realmente arrojadas habían resultado...
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá contenida en el valle como una gema de ominosa belleza.
Quien se acerque con oído atento se asombrará del rechinar de la portentosa maquinaria (ingenio de alta relojería) que mueve tu gigantesca torre.
Pensar que (ay!)muchos piensan que la ciudad sólo cobija dolor y miedo.
Ya sabrán la verdad.
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