Nos habíamos levantado y empezado la marcha con mucha pesadumbre por el fracaso obtenido y cansancio por la increíble ausencia de víveres y sin dormir aún atontados por lo sucedido con el Nazgûl en el río, aunque por una parte, dejaría de perseguirnos pues creería que las aguas nos habían tragado para toda la eternidad... Rúmil y yo andábamos despacio tras Elder que parecía conservar de algún modo algo más de potencial debido a que andaba varios pasos por delante, pero el cansancio y la tristeza no tardarían en apoderarse de nuestros cuerpos; entre otras cosas añoraba los días que pasábamos la compañía unida y al completo compartiendo nuestras hazañas, historias y demás retos que nos había planteado la vida para forjar nuestro destino y futuro. El día había resultado muy largo y duro, acabo todo cuando a una jornada escasa de Edoras, nuestro destino, íbamos cayendo rendidos a orillas del Entaguas sobre la tierna y verde hierba; Rúmil y yo veíamos como Elder aun yendo el primero caía agotado al suelo y no tardando más tiempo yo hacía lo mismo sobre la oportuna altura del camino. El sueño se apodero totalmente de nuestros cuerpos necesitados pues la distancia recorrida era más que larga y aunque lo que nos quedaba era insignificante, no aguantábamos ni un minuto más en pie, nuestros parpados se caían sin cesar.
La noche se había mostrado adversa con nuestras mentes según pareció al despertar, pues todos mostrábamos signos de molestia, terror e inseguridad, los sueños no habían sido gratos en esa noche de perros que habíamos pasado al intemperie sin saber por cuanto tiempo. Al despertar nos hallábamos en extrañas estancias con gente a nuestro alrededor, pensando que era un rapto, que se convirtió en alivio cuando entro un fuerte rohirrim de gran altura y nos dirigió unas palabras informándonos de la situación: nuestros amigos con dos integrantes más dirección a Gondor, nosotros caímos sin fuerzas a orillas del Entaguas y fuimos encontrados por su gente que nos reconoció gracias al sabio Gandalf pues él lo intuyo. No corrimos la misma suerte que nuestros amigos, ellos ya habían partido hará un día hacía Gondor con veloces caballos rohirrim.
No pudimos hacer nada más, nuestra misión fue un gran fallo, pues hemos perdido a nuestro protegido y tenemos la culpa, me avergüenzo de mis actos que no dieron fruto alguno para intentar evadir la llegada de la muerte a Fernando; ¡Todo en vano! Buscaremos a la compañía allá donde haya ido, da igual el sitio, el tiempo o los males que nos aparezcan, todos unidos lo lograremos; ¡Vencimos y venceremos!
Ante la vergüenza pasada tras admitir y confirmar nuestro fracaso en la misión encomendada, el mismo rohirrim que nos informo amablemente nos proporciono corceles de igual calidad que los de nuestros compañeros y lanzas provistas de la mejor certeza para ir en su busca, no teníamos todas nuestras armas y algo necesitábamos; si cabalgábamos todo el día según el rohirrim encontraríamos a nuestros amigos sin tardanza y todos esperábamos eso. Antes de partir con los corceles, nos invitaron a la fiesta que celebraban por la batalla ganada en Cuernavilla, en la que nos aprovisionamos de lo necesario y de paso disfrutamos de la jugosa carne y el dulce vino que nos ofrecieron los inconsumibles y simpáticos Rohirrim y demás gentes de la celebración, pues se respiraba felicidad y alegría por toda la estancia.
Quiero brindar antes de partir sin mesura, por el gran trabajo realizado por todos vosotros, guerreros, mujeres, niños, ancianos, que habéis ayudado en la medida de lo posible a vuestra raza y a otras sin hacer reparos para libraros del peor mal que nos intenta gobernar, la oscuridad junto con los orcos; ¡Os felicito compañeros, pasadlo lo mejor que podáis, la noche es larga!
Todos ya llenos y con el cuerpo listo para partir tras saber de la compañía en especial a través de un enano conocedor del valiente Dimas, que estaban en perfecto estado todos y cada uno de ellos. Con más confianza nos despedimos y cogemos nuestros nuevos corceles robustos y veloces para ir en su búsqueda y hallarles lo antes posible en el día que nos esperaba, pues se dirigían a Gondor y teníamos entendido que Fernando debía sobrevivir por mal que pasara, el senescal necesitaba de su ayuda para algo muy importante y peligroso ante todo.
Salgamos cuanto antes, Elder, ¿el rohirrim tendrá razón?, pronto lo sabremos, ¡cabalgaremos todo el día si hace falta!
¿Por cierto, cuál fue la última vez que dormimos y comimos en compañía de nuestros camaradas? Anhelo el día en que volvamos a repetir nuestra compañía entera en torno a la hoguera hablando, riendo y compartiendo la comida, que nos ha sido concedida para sobrevivir, de uno u otro lugar.
Instantes después emprendemos el camino cabalgando desde el principio con un paso intenso y casi volando sobre la verde hierba, todo gracias a los honrados caballos que nos habían regalado en honor a nuestros amigos que un día antes les ayudaron a conseguir esa gran victoria que les habíamos dejado celebrando en aquella alegre y musical estancia...
Rey elfo, junto a su amigo Rúmil Är-Feinield, de los Bosques de Herindat en las lejanas tierras de Ianna. (Virreinato entre la Primera y la Segunda edad, segun el computo de Ianna)
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