Dimas me ofreció algo de tabaco en pipa, para relajarnos un poco, y acepté.
¿Que la sombra del este, contra la cual luchamos, es solo un mal menor? Me he quedado sobrecogido con esta noticia. ¿Acaso, Dimas, no hay esperanzas de paz? ¿Acaso estamos destinados a la guerra eterna y sin posibilidades de victoria contra enemigos superiores a nosotros?
Mas tarde el me contó algunas de las historias de su pueblo: de la guerra contra los orcos, del daño de Durin, de su relación con un poderoso Vala: Aule. Me quedé asombrado. La imagen que tenía de ese extraño pueblo, era la de personas orgullosas y egoístas que solo pensaban en metales preciosos y en la famosa plata que ellos manejaban tan bien, el mithril, pero gracias a Dimas empecé a entenderlos un poco mas.
Yo también le conté algo de la historia de mi pueblo y de sus grandes héroes... desde cuándo éramos llamados los eotheod, y luego eorlingas y Rohirim y de las constantes luchas contra los dunledinos. ¡Que buen rato pasamos!
Después dormimos. Me pareció que no había pasado mucho tiempo cuando fuimos despertados por ruidos de cascos. Aún somnoliento, y creyendo que habíamos sido asaltados, tomé mi espada con toda la agilidad que pude, pero de inmediato la envainé nuévamente, pues me di cuenta que los cascos no pertenecían a caballos enemigos sino a hermosas mujeres de mi propia raza.
Luego llegó el momento de partir. Tomamos nuestros caballos y avanzamos a Gondor.
Deja de mirar a esas rohirrim...
Escuché que Adan le decía a Farahir. Y me causó risa, porque el no era el único que las miraba, sino, el único que no disimulaba. Mas adelante, y con voz queda, Adan le dijo a Abarmil:
¿No es raro que no tengan a ninguna compañía que vigile sus fronteras? ...
Y me di cuenta que Adan tenía razón, pero yo no solo pensaba en la guerra. Por esto les dije a todos en voz alta:
¡Compañeros! Pronto llegarémos a Gondor, pero no debemos descuidarnos. ¡No sabemos que enemigos podríamos encontrarnos acechándonos en cualquier improvisado escondite! Y entre mas alerta nos encontremos, ¡mejor batalla les daremos!
Luego le dije a nuestro compañero orco en voz baja...
Burzumgad, amigo... creo que tu poderoso olfato nos será de gran ayuda en este momento
Y también yo empecé a prestar especial atención a cualquier signo de alarma que mi caballo pudiera presentar. Estos animales en ocasiones pueden percibir el peligro antes que nosotros los hombres.
Poco tiempo después vimos que las almenaras de Gondor habían sido encendidas, y apretamos el paso.
Interesado por las historias de antiguos héroes como Eorl o Helm mano de martillo, y amante de las canciones que relatan sus hazañas.
Aunque poco conocedor de lugares y razas fuera de Rohan, lo que le falta de experiencia le sobra en coraje y determinación.
De vez en cuándo se le escapa un chiste en el momento menos adecuado.
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