Laureth

02 de Septiembre de 2007, a las 22:36 - Laurelin (Telpi en el foro)
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Capítulo 6: Problema de infancia

Ya habían recorrido un buen trecho y Laureth sentía que el brazo y la pierna ardían más de lo que pensaba. Elfhild hizo que parasen y acamparon en un pequeño bosquecillo que había cerca. Laureth se puso un líquido negro curativo en la herida de la pierna e intentó no retorcerse de dolor. Buscó un tipo de venda por ahí cerca y vio que no se había traído ninguno. Suspiró.
Derufod se acercó y le tendió un trozo de su camisa, rota por la pelea matutina.
- Tú la necesitas más que yo.
- Muy amable.- Laureth cogió la venda y se la enrolló en la pierna. Suspiró.
- ¿Qué tal llevas el brazo? ¿Bien?- Derufod le tocó el brazo en la zona del hombro y Laureth se estremeció.- Siento mucho habértelo hecho.
- Ya lo tenía de antes. Tu solo lo incrementaste.
- Bueno, si es así... - Derufod subió los hombros.
- ¿Te podría preguntar por qué llorabas antes?- viendo la reacción de Derufod, Laureth añadió: - No pasa nada, no me tendría que haber metido.
- Los golpes de Arod... - Bajó la cabeza. Laureth sabía que le estaba mintiendo de alguna forma. De repente suspiró y volvió a sollozar. Parecía un niño. Laureth se acercó, pero Derufod le dijo que no con su mano.
- Eh, vamos... tampoco será para tanto. Derufod... - Laureth buscó su mirada y de repente lo vio todo. Un niño solo desde la infancia, separado de sus familiares directos y puesto al servicio de la Marca para tenerlo lejos, todas las cosas que hizo durante su aprendizaje, los golpes, insultos por llorar para sofocarse...
Laureth sintió una gran compasión por él. Pero sabía que eso le molestaría, así que pasó a un sentimiento de compresión y cariño. Le abrazó y ahora él no ofreció resistencia. Lloró en su hombro durante un rato.
Elfhild se acercó a ver que pasaba y los vio ahí, abrazados y Derufod sollozando. Laureth le negó con la cabeza. No sería nada bueno que se acercase y que Derufod se sintiese mal por llorar.
Elfhild dio la vuelta y le dijo a Arod que no se preocupase.
- ¿Pero, qué le sucede? Lleva unos días extraños.
- Tu intenta no humillarle delante de la persona que quiere.
- Pero eso siempre lo hacemos y no pasa nada, y... Está bien, no le humillaré.
- Acuérdate que ahora quiere a una persona más de lo que él pudiese pensar, y cualquier cosa que le haga quedar mal le afectará de esa forma.
- ¿Pero de qué le sirve que no le humillen si ahora está llorando delante de ella?
- Eso no es una humillación, querido. Simplemente con ella se siente mejor que con nosotros. Laureth, digamos que es... Del sexo contrario. A las mujeres se le da mejor eso de consolar sentimentalmente, que a nosotros que siempre pensamos que llorar es deshonroso.
- ¿Nosotros se lo hemos dicho de alguna forma?- Arod sentía extrañeza, pues el no le había negado nada, casi nada.
Elfhild le miró subiendo las cejas.
- Nosotros no, pero, ¿y la demás gente? Creo que ya ha sufrido bastante en Edoras, para que no se lance a llorar por su desgracia a la primera persona que le dé un poco de confianza.
Arod se giró y vio a Derufod llorando. Nunca lo había visto así. Si tenía algún problema, ¿por qué no se lo había dicho? Laureth se giró y miró a Arod. Simplemente le negó con la cabeza. Arod tuvo la sensación de que le respondía de alguna forma. Agachó la cabeza y se lo agradeció.
- “Tiene un pequeño problema con su pasado y su vida. Os necesita más que nunca”- Arod escuchó esto en su cabeza y miró a Elfhild. Él también lo había escuchado.
Laureth se separó de Derufod y le miró.
- Sé que en tu desesperación te gustaría quitarte la vida, pero tienes que pensar en las personas que te quieren, que creen en ti... ¿ No has pensado que no te lo dicen por temor a que los trates como débiles, igual que algunas personas te tratan a ti?
Derufod la miró. Ella sonrió, viendo su cara llena de lágrimas y roja. Le secó las lágrimas.
- Bes con ellos y cuéntales tu problema.
Derufod afirmó y se fue con Arod y Elfhild que pestañeaban mientras Derufod les hablaba. Laureth se puso un líquido en el brazo que empezó a hervir. Se puso la mano en el brazo y apretó. Si se quería curar tendría que sufrir un poco.
Miró otra vez a Derufod, que ahora estaba sentado, descansando, con los ojos cerrados. Elfhild se acercó a ella, diciéndole:
- Nos quedaremos un rato más aquí. Derufod no puede ni subir a su caballo.
- Está bien.- Laureth bajó la cabeza, pensando. ¿Cuánto tiempo tardaría en salir de Rohan? No le gustaba la idea de morir delante de todo Edoras... Pero igualmente no tenía ganas de salir, ya que había encontrado a alguien muy especial. No sabía cómo podía pensar eso tan rápido de una persona cuando aun no la conocía bien.
- Laureth.- Elfhild le tocó el brazo.- Saldremos de Rohan pronto, tranquila.
- ¿Perdona, pero qué visteis?- Arod se presentó delante suyo.- Derufod estaba muy extraño.
- Arod... - Elfhild negó con la cabeza.
- ¿Qué sucede? Yo también me puedo preocupar... Laureth, ¿verdad? Yo no quise pegarle tan fuerte como para que se pusiese así.
- No has sido tú quien le ha puesto así. No todo el mundo acepta a alguien más sensible que sí mismo... – Laureth bajó la cabeza.
- ¿Sensible? Pero... - Arod no entendía eso. Derufod, ¿sensible? Nunca lo había notado.
- Derufod no quiere mostrar su interior por miedo. Y no creo que pegarle golpes sea lo más apropiado, señor Arod.
Arod iba a protestar, pero Laureth continuó.
- Perdona, no tienes la culpa, no podías saberlo.
Laureth se giró y se sentó junto con Aure. No aguantaba ver a la gente así de mal y además no quería discutir con la gente que le iba a sacar de Rohan. Se puso la capucha de la capa y cerró los ojos, cogiendo fuerzas para el camino que iban a continuar dentro de poco.
- Perdona, Laureth.- Arod se presentó delante de ella, sacándola del silencio pensativo.- Escucha, ¿puedo ayudar en algo?
- Sí, quedándote un rato con él y dejar que te hable de todo lo que necesita desahogar. No te preocupes por la pelea de esta mañana con él, los daños físicos no le molestan tanto como los del interior.
Arod pestañeó. Laureth sabía que no la había entendido bien y sonrió.
- Tranquilo, simplemente te necesita, os necesita.
- ¿Os apetece algo de comer? Parecéis pálida.- Derufod se había levantado y le llevaba un tipo de pan blanco. Sonrió.
- Gracias, pero no tengo hambre. Os lo podéis comer vosotros. Muy amables.
Arod se apartó, como acción reflejo y dejó a Derufod ahí.
- Gracias por lo de antes, me encuentro mucho mejor. Además te he ensuciado el vestido con las lágrimas...
- Todo el mundo necesita ser escuchado, no te lo iba a negar.
- Bueno, a lo mejor me pasé en algo. No me fijé si hice algo que no te merecieras...
- No me has tocado, ni besado, ni humillado, ni dañado.
- Excepto tu vestido.- Rió Derufod.- ¿Seguro que no vas a comer nada?
- No, gracias. No tengo hambre.
- Bien... Te dejo. Partiremos en un instante.- Le tendió la mano para que subiese. Laureth la cogió y subió.
Cabalgaron otro tanto, lo más rápido que podían, hasta llegar a un pequeño pueblo. Laureth se tapó con la capucha, para que no la reconociesen y continuó con sus compañeros en silencio.



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