Laureth

02 de Septiembre de 2007, a las 22:36 - Laurelin (Telpi en el foro)
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Capítulo 9: Despedidas

Eoreth y su eored se dirigían hacia la posada “La gran Alianza”, buscando un sitio en el que descansar y para buscar a Laureth, a la cual perseguía casi todo el mundo para fines muy diversos. Eoreth estaba muy cansado, y según iban las cosas se iba a cansar más. Cuando Laureth se fue de la Marca (bueno, la echaron) a él le tocó quedarse con el trabajo de mensajero (ya que es el primo directo de Laureth) y además con su eored. Estaba muy preocupado por Laureth, pues a ella solo le ocurrían desgracias desde que Grima se puso de consejero. “¡Maldito hijo de Melkor! ¡Ojalá te pudras!”, pensaba Eoreth.

Llegaron a la posada. Dejaron los caballos en la cuadra y entraron a la Taberna. A esas horas de la mañana no había nadie sentado. El Tabernero les sonrió, sabiendo quiénes eran.
- Bebed algo y descansad un momento.- Eoreth fue hacia el mostrador.- Nainel.
Nainel se acercó a Eoreth, esperando órdenes.
- Te pido un favor personal. ¿Tienes familiares en Gondor? Sí, los tienes. Te pido que acompañes a Laureth a Gondor. Necesitará tu ayuda. Por favor.
Nainel asintió. Nainel era un hombre de pocas palabras. Conocía también a Laureth desde la infancia. Tenía pinta más de elfo que de mortal. Eoreth se sentía pequeño a su lado, aunque Nainel fuese de la misma altura. Eoreth le pegó unos golpes en el hombro, agredeciéndoselo.
- ¿Qué le trae a mi amigo Eoreth por aquí?- El Tabernero le pasó un vaso de cerveza. Eoreth bebió un sorbo.
- Descansando. No sé cuántos días llevo sin probar una cerveza como la vuestra. Si no son los orcos, son los hombres salvajes, y sino, los huargos. Mis hombres se empiezan a asustar y no se lo niego. A mí se me pega su temor.
- Bueno, no pensaba que tú tuvieses miedo...
- Todo el mundo lo tiene.
- Eso no lo dudo.
- ¿Has visto a Laureth por aquí? Llevo buscándola por todas partes y no la encuentro.
- Está aquí y bien protegida. Casi me matan por traerles el desayuno, y...
- ¿Quién?- Eoreth se acercó al Tabernero, más por temor que por rabia.- ¿Quién la protegía?
- Eoreth, primo... - Laureth le llamaba con susurros desde la escalera. Eoreth se alegró más de escuchar esa voz. Subió corriendo las escaleras y la miró agresivamente.
- ¿Qué haces aún aquí? Tendrías que estar fuera ya, y..
- No puedo hacer milagros, primo.- Eoreth al escuchar esto la abrazó.
- ¿Dónde te habías metido, pequeña? Pensaba que te habían cogido. Madre mía. Me has preocupado más que... ¡Oh, Laureth!- Eoreth le abrazó con más fuerza. Le cogió de las mejillas y la miró a los ojos.- ¿Cuánto hace que no comes? Estás pálida.
- No tengo hambre.- Laureth sonrió.- Estoy cansada y abrumada por tener que dejaros aquí, por eso estoy así de blanca.- Laureth bajó la cabeza.
- ¿Laureth?- Nainel subió las escaleras de dos en dos.- No puedes ser tú.- dijo con una sonrisa. Al rato siguiente la abrazó, amistosamente.

Derufod observaba desde atrás, muerto de envidia. Esos dos hombres le superaban en belleza y en nobleza. “¿Cómo Laureth se iba a fijar en mí si tiene varias personas más dignas de ella?”. Derufod cogió el pomo de la espada.
- ¿Derufod?- Eoreth se acercó a él.- Mi prima me ha hablado de ti y me alegro de conocerte, y te doy las gracias. Dice que te has portado muy bien con ella.
- No, si el placer ha sido mío... No era ninguna molestia.
- Si estás preparado, te ahorraré el viaje a Edoras, y vendrás conmigo y mi eored... - Eoreth le miró y observó el efecto que había causado. Derufod pestañeó y sonrió.- Ves a la cuadra y prepárate.

Derufod fue a contárselo a Elfhild y a Arod, que le miraban entusiasmados.


Laureth estaba en la cuadra, preparando su equipaje para partir a Gondor. Se sentía triste y desesperada y estaba completamente patosa. Laureth se secó las lagrimas y se dijo que no tenía que llorar por eso, que ya volvería a ver a todos/as sus compañeros/as que dejaba atrás. Se apoyó en Aure y lloró. Lloró por haber confiado tanto en Grima, por no haber hecho caso a sus verdaderos compañeros, lloró por no haber hecho nada para que le dejase en paz. Se volvió a secar las lágrimas.

Laureth sintió como alguien le envolvía con sus brazos. Por el calor que le dio supo que era Derufod. Se apoyó en su hombro, de espaldas a él y cerró los ojos.
- Gracias, mi amor... - Derufod le acarició la mejilla y la notó mojada.- No llores. Menos ahora...
- Te mereces que te cojan en un eored. Tienes las habilidades suficientes.
- Laureth, no me quiero separar de ti tan pronto. No sé qué voy a hacer sin ti cerca.- Derufod bajó la cabeza, abrumado.
- Lo mismo que yo sin ti... - Laureth le acarició los brazos, y apoyó su cabeza en el hombro de Derufod.
- ¿Por qué pienso que te conozco de sobras si solo nos hemos hablado dos o menos veces?- Derufod estaba abrumado. Laureth se dio la vuelta y le besó en los labios.
- Yo también pienso eso. La verdad es que es extraño... Yo no sabía que te conociese... Pero me alegro de haberte conocido.- Laureth se abrazó a él.
- Echaré de menos tus abrazos y tus besos.
- Yo tu calor... - Le tocó el collar que le quitó hace apenas dos noches.- Quédatelo. Seguro que te recuerda a mí... Y toma esto: - Laureth le pasó un tipo de hacha rohaniana, pequeña y dorada.- lánzalo a los cuellos de los orcos e intenta recuperarla, pues la necesitarás mucho... - Derufod la miró, cogiendo el hacha.- Sí, también utilizo las armas. Soy una persona extraña. Me lo decía mi madre al verme con pinta de rohirrim y sin peinar. Decía que era una hombrecito...
- Gracias, parece ser buena.- Derufod la guardó cerca de su espada. Laureth se acercó y le besó amorosamente. Derufod continuó el beso.- Laureth, - dijo entre besos- gracias por todo.
- ¡Shhh!- Laureth le calló y siguió besándole.- Derufod, - Laureth paró de besarle.- todos los humanos necesitan compañía femenina de vez en cuando, y tu no era algo extraño, así que... Yo no te voy a negar que vayas con otra mujer, ni mucho menos. Eres libre, ya que lo necesitas... Yo sé que me amas, así que no tengo problema.
- Demasiada bondad tienes, Laureth- Derufod la abrazó y le besó la frente. Nainel pasó por su lado y les miró.
- Me tengo que ir... - Laureth besó a Derufod una última vez y le mordió el labio ligeramente. Subió a su yegua. Eoreth apareció por ahí y le dijo algo a Nainel, el cual asintió. Se dirigió a Laureth y le dijo adiós. Después colocó la capa de Derufod en la montura de su yegua y un estandarte de Rohan escondido debajo de ésta.

Laureth se alejó junto con Nainel de la cuadra. Acababa de salir el Sol, y la figura de Laureth se observó bien. Les dijo adiós: puso su mano en su pecho y la tendió a los que ahí estaban. Solo Eoreth supo lo que era, y tendió su mano, como cogiendo su mensaje y la puso otra vez en su corazón. Laureth miró a Derufod y le mandó un beso desde allí. Derufod se emocionó y no lo cogió. Laureth se marchó con lagrimas en los ojos.
- Tranquilo, tu capa está con ella y tú tienes su collar. Tienes algo en qué pensar.- Eoreth bajó la cabeza, cómo recordando algo.- Monta en tu caballo, nos vamos. Estate siempre a mi lado.



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