Laureth

Capítulo 7: En la taberna “La Gran Alianza”

La taberna llamada “La gran Alianza”, estaba abarrotada de gente que bebía y hablaba de las nuevas. En esa taberna se juntaban, tanto los campesinos como los rohirrim, aunque eran muy pocos los que entraban. Laureth sonrió al acordarse de esta taberna, cuando conoció a su tabernero. Derufod le señaló con la cabeza unas personas que no se podían calificar ni campesinos, ni rohirrim propiamente dichos.
Continuaron hasta la barra y pidieron en la barra tres cervezas. Laureth se pidió un poco de agua. El tabernero subió las cejas y la saludó, disimulando su alegría.
- Me han preguntado por ti esta mañana...
- ¿Quién ha preguntado?- Laureth sentía que el cuerpo le hervía por dentro, que la sangre quemaba.
- ¿Veis esos señores de ahí?- señaló con el trapo con el que limpiaba los vasos- Son de Edoras, pero nunca había visto algún rohaniano así...
- No son rohanianos... No tienen ropa, ni pinta de serlo.
- Ellos dicen que vienen de parte del Rey, pero no lo sé. Se comenta que vienen de parte de Grima...
- ¿Me están buscando? Pero...
- Parece ser que eres un peligro público para todos. Ya sabeis que yo no pienso eso..- Sonrió y se fue a servir más cerveza y mandar las tareas a los mozos.
- ¿Qué dicen por allí, Derufod?- Elfhild, ya sentado preguntó sobre las nuevas.
- Hay movimiento en las Fronteras y un descuido de Edoras de los pueblos pequeños. Dicen que se ven lobos que se comen en el ganado y que son más veloces que los propios caballos, y que (según se cuenta) ese Grima está haciendo lo que le da la gana en la Corte...
- Pamplinas de campesinos...- Arod subió los hombros.
- No son bromas, mira sus caras. Estan asustados. Los de este pueblo no se asustan tan facilmente.
En ese mismo instante se movieron los extraños hombres y Laureth se tapó más con su capa. Sería fácil encontrarla: más baja de lo normal, con el cabello ligeramente ondulado, su cuerpo pequeño y ese traje... No podía negar que era de su família. Maldijo en voz baja.
Se acercaron a la mesa y miraron a los que ahí estaban. Elfhild le devolvió la mirada y saludó a la forma rohaniana.
- Buenas. Estábamos buscando a una tal Laureth por aquí, y nos habían informado de que vosotros estábais vigilando las Fronteras.
- No hemos observado nada extraño estos días, ni hemos visto a nadie salir de las Fronteras.- Elfhild lo dijo convencido, como si no la hubiesen visto nunca. Laureth pestañeó y sonrió. Elfhild siempre fue así.
- ¿Y quien es la dama que os acompaña?- Otro de los hombres dio un paso enfrente. Derufod se interpuso. Este puso la mano en le empuñadura de su espada, y el hombre venido de Edoras tambien la puso, en forma desafiante.
Laureth tocó a Derufod haciendo que soltase la empuñadura, pero al ver que el extraño no lo soltaba, volvió a colocarla ahí.
- Derufod...- Arod se puso en medio y le quitó de ese sitio, sentándolo en una silla cerca.- Escúchame, no empeores las cosas más de lo que están. Elfhild sabe que hacer, y no harán nada a Lau... a ella.
- ¿No has visto como la miraba?- Derufod miró a Arod con una de sus miradas más agresivas.
- Ella se sabe cuidar...
- ¡No lleva armas!
- ¿Cómo crees que aguantó todo el tiempo que estuvo en la Marca? ¿Peleando con los rohirrim con las armas? No, Derufod. No seas tan protector de Laureth, al final Laureth acabará mal.
- Derufod, mi compañero. Aun es joven y un poco impetuoso, pero está aprendiendo a comportarse.- Elfhild subió los hombros.
- Cuide los modales de su compañero, pues le pueden causar problemas.- El extraño señaló a Elfhild- Bien, ¿quién es?
- La hija de un compañero. Su padre se murió y me tocó cuidar de ella.
- ¿Porqué se tapa?
- Cuando murió su padre también la hirieron a ella, y las heridas de su cara no las quiere mostrar, por miedo que los demás salgan corriendo al verla...
- No puede ser tan malo...
- ¡NO!- Arod se interpuso- Respetad su intimidad. Todo el mundo tiene derecho a esconderse cuando no quiere causar dolor a los demás...
- ¡Apártese!- Empujaron a Arod, tirandolo al suelo. Laureth se preocupó. Si conseguían tirar así a Arod, ¿qué harían con ella que medía mucho menos que él y era mucho menos corpulenta...?
- Perdonad, pero es mi esposa. Y yo le he dicho que no se quitase la capucha de encima. Si intentáis quitársela, me estareis faltando el respeto...- Derufod se levantó de un golpe. El que anteriormente le plantó cara desenfundó su espada. Derufod también lo hizo.
- Sabeis que atacar a alguien al servicio del Rey, es como atacarle a él.
- Y sabeis que atacar a una persona que está defendiendo lo suyo, es como atacaros a vosotros mismos, pues también estais defendiendo a vuestra opinión en cierta medida.
- Vamonos.- Dieron media vuelta y salieron de la taberna.
La gente pestañeó y al final hasta vitoreó a Derufod. Este guardó su espada y hizo como si no hubiese hecho nada. Ayudó a levantarse a Arod.
- ¡No te había visto nunca con esa cara!- Arod se rió y Derufod con él. Derufod miró a Elfhild que estaba junto a Laureth y bajó la cabeza.
- Lo siento...- Derufod se acercó a Laureth.- Ya sé que no era lo mejor que podía hacer, pero no encontraba nada mejor...
- Bueno, al menos les has hecho irse.- Laureth subió los hombros.
Derufod bajó la cabeza, sabiendo que había hecho mal tratándola como un objeto. Laureth pasó por su lado y le acarició la cintura y susurró:
- Gracias. No te preocupes...- Le rozó todo lo que pudo y subió a las escaleras.
- Te quiere más de lo que crees.- Arod le tocó el hombro.- Ves con ella y dile algo...
- Bueno, tendré que decirle que no es un objeto...
- Sí.
Derufod subió las escaleras, para ir con Laureth.