Los secretos del jardín

Al salir de Lórien, Aragorn, Gimli y Éomer se preguntaban hacia dónde había ido. Aragorn reparó un poco y miró fijamente al suelo. Se detuvo al ver unos pequeños puntos brillantes, sin duda eran míos, los reconoció porque recordó que mi cabellera brillaba intensamente la noche de la boda. Dio algunos pasos mas y vio una botella de vino élfica.

-No tengo dudas, Ireth pasó por aquí-dijo el dúnadan.
-Sí, esa es la misma botella que ella tenía en las manos cuando la vi por última vez-dijo Éomer, que se alegraba, por lo menos ya tenían una pista.
-Entonces ha ido hacia el noroeste, eso, la llevaría a Fangorn-dijo Gimli.
-Lo cual no sería nada raro, pues ella muchas veces me habló de las ganas que tenía de conocer a Barbol-dijo Aragorn-¿Por qué no pasó a Lórien? No lo sabremos hasta encontrarla.
-Entonces iremos hasta Fangorn-dijo Éomer.

Decidieron seguir el curso del Anduín hasta la desviación del río Limclaro; de ahí, entrarían en Fangorn. Llevaban seis días buscándome; Aragorn trataba de comunicarse conmigo pero le era imposible y terminaba exhausto en el intento. Cada vez temían más por mi vida. El hálito negro era la influencia maligna de Nazgûl, que provocaba desesperación, inconsciencia y malos sueños, y, después de una exposición prolongada, la muerte. Aragorn todas las mañanas me hacía respirar el vapor de athelas (hoja de reyes), pero ahora, sin saber de mí; se preocupaba sobremanera. En Fangorn tampoco me encontraron pero sí había pasado por allí y Barbol se los hizo saber.

-Hmmm, hmmm, sí, ¿es esa chica elfa con mucha prisa?-les preguntó.
-Esa misma y algo engreída-dijo Gimli.
-Hrum, hrum, sí, engreída pero muy hermosa según vuestros cánones-dijo Barbol.

Aragorn se alegró de que Barbol me hubiera visto.

-¿Cómo está ella?-quiso saber el dúnadan.
-Humm, no la vi muy bien. Durmió dos noches aquí y parecía tener pesadillas. Una vez la encontré inconsciente. Le pedí que se quedara, pues es una compañía muy agradable, inteligente, pero estaba apurada. Aún no la puedo entender-dijo el ent.
-¿Cuándo se fue?-preguntó Éomer.
-Ayer por la mañana. Se alimentó y tomó camino.

Tuvieron suerte de que Barbol estuviera con ganas de hablar o les habría hecho perder mucho tiempo. Descansaron un poco. Dieron de comer a los caballos y se despidieron como los buenos amigos que eran. Barbol les recomendó visitarlo pronto. Ahora sabían que me dirigía hacia Gondor, pero no conocían el motivo. Pronto estuvieron en Rohan. Galadriel les aviso que el mago estaba en camino. Gandalf llegó un día después a Rohan. Pronto se reunió con el resto, entre los cuales, se hallaba Théoden, rey de Rohan.

-¿Qué sabéis, Gandalf?-preguntó Aragorn.
-Creo que Ireth se dirige a Amon Dîn-dijo preocupado Gandalf.
-¿Amon Dîn?-exclamó Éomer-¿Para qué iría a allí?
-Una vez, Ireth me hizo prometerle que en caso de que ella intentara dañar a alguno de vosotros, yo la..., la destruiría-contó el mago.
-Pero...-interrumpió Gimli.
-Shh, pienso que ella ha sentido que nos dañó. Me refiero a todos, en algún punto siente que nos falló-dijo Gandalf.
-Sí, pero, ¿por qué  iría a Gondor?-apuró Aragorn.
-Estoy tratando de explicaros. Ella, fue allí a morir-dijo en tono seco Gandalf.
-¡¿A morir?! ¡Por todos los dioses!-gritó Gimli.
-Sí, mi melda (querido) casar (enano). Ella sabe, por Celeborn que el contacto prolongado con el lugar donde derrotó al Nazgûl; tarde o temprano, la haría sucumbir-continuó el mago.

Aragorn no creía lo que estaba escuchando. Prácticamente lo mío era un suicido y todo por los anillos, o quizás por Legolas. Éomer sentía que todo era a raíz del incidente de los anillos, él sabía como me había afectado eso y no ser la madrina en la boda de Aragorn. Gimli se sentía tan culpable como Gandalf, que, dejaba notar si tristeza en el profundo azul de sus ojos. Aragorn no quiso esperar más. Se pondrían en marcha ya mismo. Antes de marcharse, Théoden les habló.

-Espero que encontréis pronto a vuestra amiga. No hay nada que yo pueda hacer, pero les entrego mis mejores caballos, los más rápidos-dijo el rey de los rohirrim.

Se despidieron y marcharon en silencio sepulcral. Temían no llegar a tiempo.

Legolas estaba preocupado. Callado ante las aguas del río. Removió un poco el agua con su mano derecha y llamó a Galadriel.

-¡Oh! Señora de Lothlórien, lamento molestaros-dijo él al ver a Galadriel aparecer en el agua como un espejismo.
-No os preocupéis, Legolas, hijo de Thranduil. Sé por qué me habéis buscado. La compañía de Aragorn y Gandalf saben dónde está Ireth y van camino a ella.
-Pero, ¿dónde? Necesito saberlo por menos-dijo Legolas.
-Aún no sé dónde está ella y tampoco sé como estará, pero lo sabremos pronto-dijo la dama blanca con una sonrisa.

Legolas aún seguía angustiado por mí. Pero estaba seguro que Aragorn y los demás me encontrarían. Ahora debía presentarse ante Elrond y tratar de comprobar su inocencia. Él sabía que había sido una estupidez dormir con Amarië pero ahora ya no era momento de arrepentirse. Entró en la sala y Amarië ya estaba al lado de Elrond.

-Legolas Greenleaf, ¿qué tenéis que decir?-preguntó Elrond.
-Tengo que deciros que Amarië no ha sido mía...-dijo Legolas.
-¡Mentira!-dijo ella.

Elrond la hizo callar.

-Ella durmió en mi alcoba esa noche, pero nada pasó-continuó Legolas.
-Entonces, ¿aceptáis qué durmió con vos?-preguntó Elrond.
-Si, mi señor. Pero juro que no le toqué ni un pelo-dijo Legolas.
-Yo no puedo estar seguro-dijo Elrond.
-No permitáis que os engañe-lloraba Amarië.
-Debo tomar una decisión. Dejadme solo y volved en un termino de dos horas-concluyó Elrond.

Legolas salió y Amarië le siguió.

-Legolas, Legolas, habladme-pidió ella.
-¿Para qué? ¿Qué ganáis con ilqua (todo) esto, Amarië?-preguntó Legolas.
-Te amo y quiero estar a tu lado, ¿es qué no entendéis?-dijo Amarië.
-Vos no me amáis. No se lastima a quien se ama-dijo él.
-Os haré feliz. Lo prometo-dijo Amarië.
-Me niego y me seguiré negando. Antes que casarme con vos, moriría-Legolas dijo esto y se alejó.

Amarië estaba consternada pero decidida a tener a Legolas a como diera lugar. Sus ojos se llenaron de una rabia infinita y en su cara pudo verse una terrible oscuridad.

Elrond cavilaba al respecto. Había algo muy extraño y encima de todo eso mi desaparición. Que trabajo le estaba costando todo esto. Tomó una decisión tajante. Hizo volver al palacio antes de lo previsto a Legolas y Amarië. Estaba listo para tomar una decisión.

-Os he hecho venir antes para haceros pasar una última prueba-dijo él-Acercaros Amarië hija de Fëanor, miradme a los ojos.

Durante dos minutos o más, Elrond se miraba en los ojos de la elfa, pronto hizo una mueca y apartó la mirada.

-Acercaros, Legolas, miradme-Elrond repitió el proceso y una leve sonrisa se dibujo en su rostro-Vosotros dos no tenis que casaros, si alguno de los no lo quiere así-concluyó Elrond.
-¡¿Qué?!-gritó Amarië.

A Legolas le habría gustado saltar de alegría, pero no lo hizo.

-Lo que habéis oído. Vos cerrasteis vuestra mente para que yo no pudiera leer y no vi nada. Pero Legolas que es de corazón tára (noble), me ha dejado entrar y he corroborado sus palabras. Él no te ha hecho suya hace diez días, la noche de la boda; por lo tanto, no hay ningún daño que reparar-finalizó Elrond.
-Ya verán quien soy-murmuró Amarië y salió del palacio.
-Gracias Elrond, no tengo palabras-dijo Legolas.
-No tenéis que agradecer. habéis sido vos mismo que me  dejasteis ver la verdad. Os felicito, ese amor que tenéis, -quiso decir: "si Ireth sobrevive" pero no lo hizo-os llevará vaháya (muy, muy lejos).

Legolas esperaba el momento de contárselo a Aragorn, quizá esa misma noche ya tuviera noticias mías. Ahora tenía un problema menos. Fue hasta el lugar donde practicábamos puntería; encontró una de mis flechas, se arrodilló y cubriéndose el rostro lloró por mí. No sabía dónde estaba, pero presentía que no estaba bien.