Los secretos del jardín

01 de Junio de 2004, a las 00:00 - Melîreth
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]Meneame


Capítulo XXXVII Legolas, Frodo y yo, volvimos

Frodo sollozaba, yo no soltaba su mano. Gandalf continuaba el conjuro. Aragorn corrió a buscar a Legolas, volvió con él. Legolas estaba paralizado, ni siquiera se cubría la enceguecedora luz que emanaba del báculo del mago y que estaba dando fin a Amarië. Ella me levantó un poco sólo con la mirada y me hizo desasirme de Frodo; Aragorn y Frodo me miraban estupefactos, después levantó a Legolas un poco más alto que a mí. Gandalf gritó más fuerte y entonces Amarië perdió fuerza dejándonos caer a Legolas y a mí. Yo caí golpeando sólo la espalda en el piso, porque aún estaba consciente pero Legolas, cayó de forma alarmante. Amarië desapareció por fin, llevándose el miedo de Frodo y mío con un alarido.

-¡De prisa, tómense de las manos!-nos dijo Gandalf.-Tomen a Legolas también.

Miré entonces a Aragorn y lo descubrí horrorizado, entonces fijé la vista en nosotros que formábamos un círculo; todos nos estábamos poniendo transparentes, dirigimos miradas de súplica a Gandalf porque no podíamos hablar.

-¡No les dejes ir, Gandalf, por Varda! ¡No les dejes ir!-gritaba Aragorn.

Las voces de ambos se escuchaban cada vez más lejanas, hacía mucho frío en ese lugar. Legolas me miró, sus ojos aún permanecían celestes pero vacíos. Vi a Frodo mirarme tiernamente y luego ambos miraron hacia mi pecho. ¡Eärendil! No lo había pensado, debía soltar el trapito que la cubría, pero no podía deshacer el círculo. Buscaba a Aragorn fuera de este para pedirle ayuda, no me había dado cuenta que estaba en el medio tratando de quitar el trapito a Eärendil; Gandalf continuaba tratando de soltarnos de las garras de Eärendil.

-Un poco más-susurró Aragorn y por fin desató el trapo.

La luz de Eärendil sacó del medio a Aragorn con un ligero empujoncito y llenó de luz el circulo; una luz que nos hizo soltarnos y luego lentamente caer en el piso. El primero en abrir los ojos fue Frodo. Corrió hasta nosotros dos, aún estaba ninquë (pálido) y un poco frío mas no transparente.

-Ireth, Ireth-Frodo me movía dulcemente mientras el dúnadan acariciaba las cabelleras de Legolas y mía.
-Shh, han vuelto, como vos Frodo-dijo Gandalf.
-No os librarán de mí tan fácil-dije pausadamente y todos sonrieron.
-¿Él está bien?-preguntó Aragorn refiriéndose a Legolas.
-Lo está, tanto como ellos. Abrirá los ojos...-el mago miró al cielo.-Ya.
-¿Legolas, me escucháis?-dijo Frodo.
-Claro que os escucho, ¿por qué tanto escándalo?-dijo Legolas aturdido.
-Elfo obstinado, no importa nada de eso. Lo importante es que estáis bien-dije.

Nos fundimos en un abrazo, uní a Frodo, a Gandalf dándole las gracias. Quise unir a Aragorn pero no estaba allí, se había ido. Me pareció extraño pero en ese momento no quise pensar más allá. La felicidad del momento nos hacía casi olvidarnos de los amigos perdidos. Amanecía cuando Legolas y yo, por fin nos quedamos solos. Me miré en sus ojos y me eché a llorar. Él acarició mi mejilla y preguntó:

-¿Estáis bien?
-Perfectamente-dije.
-¿Por qué lloráis entonces?-dijo él.
-Han sucedido muchas cosas, melda (querido) mío-le dije con una pequeña sonrisa.
-Lo sé, aunque algunas de ellas no las recuerdo. Tenéis que contármelas-dijo.
-Lo haré, a su debido tiempo. Sí (Ahora) debemos descansar-dije. 
-Pero antes...-tomó mi rostro con ambas manos y me beso largamente. No me resistí. Ya no quería estar separada de él, quería abrazarlo, besarle, cantarle, que él fuera todo para mí. Lo abracé con fuerza y le sonreí.

-Debemos descansar, mi hombro lo reclama-dije saliendo de la alcoba.

Gandalf esperaba afuera.

-¿Qué hacéis allí? Casi me matáis de un susto-dije.
-Esperaba por vos, ¿podemos hablar?-dijo Gandalf.
-Claro, vayamos a mi alcoba-dije más tranquila.

Camino a mi alcoba, sabía, por la mirada del maia que no era nada agradable lo que tenía que decirme. Traté de no ponerme nerviosa. Además, ya no veía ningún peligro cercano. Antes de entrar a la alcoba, vi a Aragorn semioculto en la oscuridad; no sabía si Gandalf lo había visto, pero esperaba que no. No sé por qué me sentía incómoda respecto a ese tema, pero así me sentía. Puse mi colgante de Eärendil sobre la cama y me senté a su lado, Gandalf cerró la puerta.

-Tenéis que entregármela-dijo el mago de súbito.
-¿A quién?-pregunté extrañada.
-A Eärendil-dijo con seriedad.-No me miréis así, por favor.
-Pero, es un anna (regalo), es mía-dije al borde de las lágrimas.
-Lo sé y voy a devolvérosla-dijo Gandalf apoyando su mano en mi hombro.
-¿Por qué? Explicadme-dije confundida.
-Sucede, querida Ireth, que debéis seguir adelante sin la cárë (luz) de Eärendil, por lo menos un tiempo. Quiero ver si lográis sobresalir sin ella-concretó Gandalf.
-Voy a entregárosla, pero no entiendo nada-dije molesta.
-Sé que no lo hacéis con gusto...-dijo él.
-Claro que no lo hago con gusto, pero vos sois sabio. ¿Es ilqua (todo)? Quiero descansar-dije amargamente y sintiéndome desprotegida.
-No, no es todo. Quiero hablaros de Aragorn-dijo Gandalf.
-¿De Aragorn? ¿Qué le pasa? ¿Está bien?-pregunté.
-Tranquila, él está bien. No es eso lo que me preocupa. Es... vuestra cercanía-dijo Gandalf.
-¿Nuestra cercanía? Vaya, creo que lo de Amarië me dejó tonta, porque no entiendo nada-dije.
-Temo que la situación que ambos están viviendo, los lleve mas haiya (lejos)-dijo el mago.-Y no me preocuparía si fuera amor, pero lo de Arwen está muy reciente y no creo que lo sea. Por otro lado, sé que vos amáis a Legolas, pero últimamente quien ha estado con vos es Aragorn.
-No hay de que preocuparse, no habrá confusiones. Las cosas estarán bien. Sólo no me pidáis que me aleje del dúnadan-dije seria.-Somos amigos y me da fuerza.
-Espero que no os equivoquéis, ahora descansad-dijo cerrando la puerta tras él.

Me tiré boca abajo en la cama, No podía creer lo que me acababa de decir Gandalf. Primero me despojó de mi luz de Eärendil  y además desconfiaba de mi amistad con Aragorn. Pensaba en dormir cuando llamaron a mi puerta.

-Oh no, ¿y ahora que os ofrece, Gandalf?-dije abriendo la puerta.

Para mi sorpresa, no era Gandalf, era Aragorn.

-¿Puedo pasar aunque no sea Gandalf?-preguntó Aragorn.
-Adelante-dije.

Sentada en la cama, con las manos sobre las rodillas, le invité a sentarse. Él cerró la puerta y dio largos pasos hasta llegar a la cama.

-¿Qué es eso tan importante que no puede esperar a que descanse un poco?-pregunté sonriendo.
-Ireth, tuve miedo-dijo el dúnadan.
-Lo sé, yo también. Pero ya veis, todos estamos bien-dije.
-Lo sé, por eso no quise esperar. Porque aún vosotros que sois inmortales, estuvieron a punto de morir, como Arwen-dijo casi llorando.
-No os pongáis triste, todos hemos de cumplir nuestro destino-dije.
-Tenéis razón, quizá por eso estoy símen (aquí)-calló un segundo.-Tal vez, hoy me di cuenta cuál es mi destino y quisiera decíroslo.
-No, no digáis nada, no hoy-dije abrazándolo.
-Debéis dejarme hablar, Ireth. Después, después veremos qué pasa-dijo con la altanería de un rey.

Tomó mi mano, me miró a los ojos. Estaba a punto de hablar cuando alguien más, llamó a la puerta.



Capítulo XXXVIII Una puerta maldita

Aragorn me miró con desilusión y luego con un gesto de su cabeza me dejó abrir, yo temía que fuera Gandalf, claro, no hacíamos nada malo, pero seguro que esa situación acrecentaría sus sospechas.

-Legolas, ¿qué queréis? Pasad-dije sorprendida-Aragorn está símen (aquí).
-Ya veo; no he podido dormir y vine a veros-dijo Legolas.
-Quizá sea mejor que me vaya-dijo Aragorn bastante incomodo.
-No, no os vayáis, sois amigo nuestro, podéis quedaros-dijo Legolas amablemente.
-Bueno, como ambos prefieran-dije yo.-Pero eso sí, yo me voy a meter en la cama.

Una vez en la cama, me acomodé y los escuché hablar, alguna que otra vez acotaba algo, pero estaba muy cansada para intervenir de modo coherente. Me fui quedando dormida, antes de hacerlo recuerdo que hablaban de Rivendel.

-Se durmió-dijo Legolas.
-Sí, tal vez debamos dejarla descansar y hacerlo nosotros también-dijo Aragorn.
-Tenéis razón, salgamos-contestó Legolas.

No sé cuánto dormí antes de que llamaran a mi puerta otra vez. Estaba cansada, sólo atiné a decir: adelante, pase.

-Ireth, despertad dormilona-dijo Cirnellë radiante.
-No, no, no quiero salir de la cama-dije sonriéndole.
-Más vale que lo hagáis; ésta noche habrá una cena especial, Lenwë y yo vamos a daros una noticia-dijo Cirnellë.
-¿De qué se trata?-pregunté.
-Lo sabréis como todos-dijo divertida.
-Está bien, tomaré un baño y bajaré con los demás. ¿Están todos listos?-dije.
-No penséis en los demás, poneros hermosa-Cirnellë me besó y salió de mi alcoba.

En mi mente rodaban sus palabras, noticia, cena especial, poneros hermosa. Hum, mi hermana estaba rara, muy rara. Pero ya averiguaría que le pasaba. Elegí un vestido tulca (amarillo) con mangas largas, sin escote; no quería que se notara la herida. Dejé mi cabello libre, calcé mis botas y me dirigí al gran salón. La cena estaba siendo servida. Entonces pude verlos a todos, sonreían y se respiraba una profunda paz. Gimli estaba vestido de gala y tomaba cerveza animosamente. Los hobbits ahora devenidos en trío, conversaban con calma y estaban muy elegantes. Gandalf conversaba con Aragorn y Éomer, ambos con trajes de batalla, pero lucían como lo que eran: dos grandes reyes. Legolas los miraba pensativo y sonreía de vez en cuando, estaba hermoso también con un traje azul oscuro. Lenwë y Cirnellë aguardaban a lado de Legolas.

-¡Mirad!-dijo Éomer.-Por fin habéis salido de la cama.

Todos rieron, incluso yo.

-¿Qué hacéis símen (aquí)? Creí que os habíais casado-dije abrazando a Éomer.
-Aún no ha nacido la mujer que pueda cazarme, mi señora-dijo él.
-Bueno, basta de conversación, pasemos a la mesa-dijo mi hermana. Sus ojos brillaban de una forma extraña.

La cena transcurrió tranquila, mencionando la posibilidad de volver pronto a Rivendel. La mayoría se mostró ilusionado, menos mi padre y mi madre. Ya habría tiempo de que lo entendieran. Frodo sonreía nuevamente, e incluso Aragorn lo hacía con menos esfuerzo. Pippin era fuerte y como Sam, lo superaría. Extrañamos a Merry y a Arwen. Pedimos a Eru por ellos y Gandalf dijo una oración a los Valar. Cirnellë se puso de pie.

-Amigos, la noticia que les tenemos...-calló para dejarnos en suspenso.

Lenwë sonreía a su lado, era tan perfecto, tan hermoso. Igual que Legolas. Aragorn me sorprendió escrutando a la pareja y me guiñó un ojo.

-Vamos, decidlo de una vez-dijo Gimli.
-¿Qué secreto esconden vosotros dos?-preguntó Legolas.
-Estamos...-dijo Lenwë volviendo a callar.
-Embarazados-dije yo sin pensar.

Todos se sorprendieron, incluso yo. Cirnellë me miraba atónita.

-¿Cómo lo sabéis?-preguntó mi hermana.
-No lo sabía, sólo se me ocurrió decirlo-dije apenada.-Lamento haber echado tu sorpresa a perder.
-No lo lamentéis, estamos felices-dijo Lenwë.

Todos fueron felicitando a la pareja. Una nueva vida entre nosotras. Tocó mi turno, abracé fuerte a mi hermana y le dije lo feliz que estaba por ella, luego abracé a Lenwë. Me topé de frente con Legolas que terminaba de hacer lo mismo que yo y me abrazó.

-¡Seremos tíos!, ¿no os parece maravilloso?-dijo Legolas.
-Sí, me lo parece-dije contenta.

Aragorn nos miraba sin parpadear, pero también sin ningún gesto, parecía que no estaba allí.

-¡Atención! No hemos dicho lo mejor-dijo Lenwë.
-Sí es niño, se llamará: Legolas II-dijo Cirnellë.
-Y sí es niña, se llamará: Ireth II-dijo Lenwë.-Pero esperemos hasta Essercamë (imposición del nombre).

Legolas y yo nos sonrojamos. El resto parecía contento. Como pudimos nos fuimos a sentar. Aragorn vino por mí.

-¿Aceptaríais este baile?-preguntó el dúnadan.
-Claro, mi señor-dije sonriendo.

Ahora sabíamos que la fiesta se prolongaría hasta entrada la noche. Me gustaba bailar con Aragorn. Era muy buen bailarín, yo nunca había bailado con Legolas, pero le había visto y sabía que era bueno también.

-Sí (Ahora) seréis tía. Tenéis que madurar-dijo Aragorn en tono de broma.
-¿Madurar?, ¿yo? No os equivoquéis, yo no me enfermo de esas cosas-sonreí.
-Lo he notado, vaya que sí. ¿Qué haréis ahora?-dijo él.
-¿Acerca de qué?-pregunté.
-De Legolas, de vuestra vida-dijo acercándose a mi oído.
-No lo sé, supongo que haremos algo..., juntos-dije dudando. Era una decisión de dos, no sólo mía.
-Espero que lo sepáis pronto, me gustaría saberlo-dijo él.-Bailad con Frodo, tengo algo que hacer.
-Esperad mi señor, ¿a dónde vais?-pregunté.
-No os lo puedo decir. ¡Frodo!-le gritó al hobbit mientras se alejaba.
-¿Qué le pasa?-le pregunté a Frodo.
-No lo sé. Mirad-dijo señalando tras de mí.
-¡Oh! Por Eru-dije y corrí hacia ellos.

Legolas y Éomer discutían acaloradamente. Yo no reconocía el motivo de la disputa, pero no podía permitir que discutieran de esa manera. Temía que llegaran a los golpes. Los ojos de ambos echaban chispas, pero el elfo parecía más sarcástico. Intenté ponerme en medio de ambos pero Legolas me empujó, me sorprendió que lo hiciera. Miré a Gandalf que parecía tan sorprendido como yo. Le grité a Éomer que dejará de discutir pero seguí enfrascado en el debate.

-¡Bien! Me iré, peleen ilqua (todo) lo que quieran-dije furiosa y me fui de allí.



1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30

  
 

subir

Películas y Fan Film
Tolkien y su obra
Fenómenos: trabajos de los fans
 Noticias
 Multimedia
 Fenopaedia
 Reportajes
 Taller de Fans
 Relatos
 Música
 Humor
Rol, Juegos, Videojuegos, Cartas, etc.
Otras obras de Fantasía y Ciencia-Ficción

Ayuda a mantener esta web




Nombre: 
Clave: 


Entrar en el Mapa de la Tierra Media con Google Maps

Mapa de la Tierra Media con Google Maps
Colaboramos con: Doce Moradas, Ted Nasmith, John Howe.
Miembro de TheOneRing.net Community - RSS Feed Add to Google
Qui�nes somos/Notas legalesCont�ctanosEnl�zanos
Elfenomeno.com
Noticias Tolkien - El Señor de los AnillosReportajes, ensayos y relatos sobre la obra de TolkienFenopaedia: La Enciclopedia Tolkien Online de Elfenomeno.comFotogramas, ilustraciones, maquetas y todos los trabajos relacionados con Tolkien, El Silmarillion, El Señor de los Anillos, etc.Tienda Amazon - Elfenomeno.com name=Foro Tolkien - El Señor de los Anillos