Los secretos del jardín

01 de Junio de 2004, a las 00:00 - Melîreth
Relatos Tolkien - Relatos basados en la obra de Tolkien, de fantasía y poesías :: [enlace]Meneame


Capítulo XXXV Un hechizo

Logré empujar a Cirnellë sobre la cama antes de buscar a awanthrë, mi espada. Lenwë empujó a Legolas y pudo retenerlo, de esa manera yo sólo peleaba con Amarië. Estaba intentando blandir mi espada cuando ella sacó un arma conocida por mí. La daga del Nazgûl, me sorprendió verla en su mano. No me detuve, era ella o yo. Había logrado paralizarla, la puerta de la alcoba se abrió violentamente.

-¡Ireth, no!- gritó Gandalf.

Yo me descuidé un segundo que ella aprovechó para clavar la espada del Nazgûl sobre la antigua herida. Gandalf la detuvo demasiado tarde pero yo estaba consciente. Aragorn entró con los hobbits corriendo tras de él y el enano.

-¿Por qué me habéis detenido?-pregunté mientras Aragorn sacaba la daga de mi cuerpo.
-Por él-dijo Gandalf señalando a Legolas que permanecía inmóvil.
-¿Por él, por él? Juro que no entiendo nada; ella mató a Merry, a Arwen, estuvo cerca de matar a Lenwë y a Cirnellë, casi me mata nin (a mí)-dije con esfuerzo.
-Sí, habéis contado bien-dijo Gandalf.-Pero si vos la matáis en este momento, Legolas morirá.
-¿Por qué?-pregunté poniéndome de pie.
-Por el hechizo que Amarië hizo-dijo Aragorn.
-Así es, quendi (mujer elfa)  estúpida. El alma de Legolas me pertenece, está unida a mí ahora; si yo muero, él muere conmigo-dijo Amarië.

Miré a Gandalf con suma preocupación.

-No os preocupéis, hay manera de revertir el encantamiento. Hay que esperar hasta la Isil (luna) nueva. Faltan atta enquië, hasta ese momento, debemos mantenerlos encerrados-dijo el mago.-Y afortunadamente a vos no os pasará nada, ella no puede herirte físicamente, ni a nadie que lleve la luz de Eärendil consigo.
-Eso pensáis, pero no podrán conmigo. Escaparé de vosotros-dijo Amarië.
-¡Llevádsela!-dijo Gandalf a Lenwë y Gimli.

Noté que la herida no sangraba. Aragorn parecía perdido lejanamente. Sus ojos azules se veían tristes.

-Venid, Cirnellë, dejemos a estos dos hablar-dijo Gandalf llevándose a mi hermana y a los hobbits que aún estaban ahí.

Me acerqué despacio hasta el dúnadan.

-Lo siento mucho, señor de Gondor-dije.
-¡Oh, Ireth! ¡Abrazadme! Por Valar os lo pido-dijo el Aragorn derrumbándose.

Lo abracé con fuerza, lloré con él Parecía más desvalido que en cualquier otro momento. Lo sentía temblar mientras acariciaba su cabello. Ver a un hombre tan fuerte, llorar, me quebraba el alma, pero en especial verlo así a él. Pensar que Arwen ya no estaría más entre nosotros me doblaba, pero trataba de que él no se diera cuenta, ahora yo tendría que ser su soporte como muchas otras veces lo hizo él.

Pasamos horas sin hablar, sólo abrazándonos. No había nada que pudiera decirle y tampoco quería hacerlo. Se fue calmando poco a poco hasta que rompió el silencio.

-Perdonadme-dijo Aragorn.
-¿Qué? ¿Por qué?-pregunté extrañada y secando sus lágrimas.
-Por haberte llamado cobarde, estaba molesto con vos por no luchar-dijo el dúnadan.
-No os preocupéis, ú-moe edhored, Aragorn (no hay nada que perdonar, Aragorn) -dije.-Sé por qué lo decíais. No me importa.
-Pero os lastimé-dijo él.
-Puede ser, pero hemos de dejarlo atrás, hay cosas mas importantes ahora-dije volviéndolo a abrazar.

Él se separó un poco y me miró a los ojos como siempre lo hacía cuando había algo importante que decir.

-Vengaremos su muerte-dijo por fin.
-Por supuesto que lo haremos-dije segura.

Esa noche Aragorn y yo no dormimos en nuestras alcobas. Montamos guardia frente a la de Amarië y Legolas. Cada uno pensando en sus dolores y pensando en el otro. Aún no era tiempo, pero seguro que el señor de Gondor, reharía su vida, de ser posible con...Arwen.

-¿A...Ar...Arwen?-no podía creer lo que veía.
-Shh, y aprended a decir mi nombre-sonrió Arwen.
-Pero..., yo creí, que tú...-yo estaba muy nerviosa.
-Sí, ya sé lo que creyeron. Nadie sabe que puedo desvanecerme por diez horas y parecer muerta, lo hice para protegerme de Amarië-dijo Arwen con dulzura.
-¿Cómo sé qué sois vos? ¿Qué esa elfa no quiere engañarme?-pregunté temerosa aún.
-Mirad-dijo ella,

Junto sus manos y sopló levemente entre ellas, una lluvia de pétalos blancos se esparció sobre mí. Recordaba ese olor exquisito, toda mi infancia conviví con él; primero lo hacía para nosotros Elrond y luego Arwen cuando creció. Sólo ellos podían hacerlo. La abracé emocionada, por un día había tenido de todo, pero quería ver la cara de Aragorn, ahora.

Desperté hecha un mar de llanto, todo había sido un hermoso sueño, donde Arwen vivía, la tristeza de la realidad me invadía de nuevo.



Capítulo XXXVI Descendiente de Nazgûl

Pasamos días cuidando a los prisioneros, nos relevábamos pero aún así la tarea era cansada. Yo dormía muy poco, volví a tener pesadillas y Frodo también. Estábamos agotados de estar en Bosque Negro, era mi casa (coa) y era hermoso pero los acontecimientos de días antes nos perforaban el alma. ¡Cuánto extrañaba Rivendel! Estaba segura de que los demás también.

Empecé a sospechar de un nuevo peligro, las pesadillas no nos dejaban tranquilos ni a Frodo ni a mí. Las heridas dolía levemente; ambos estábamos pálidos, ojerosos, ambos custodiábamos la alcoba de Amarië la mayor parte del tiempo.

A veces cuando nos tocaba guardia a Aragorn y a mí, nos reuníamos en el pasillo a conversar. Yo siempre trataba de hacerle reír; en ocasiones sólo lo abrazaba y le cantaba o imitaba a Gandalf y Aragorn reía mucho.

-Las damas no fuman-dijo pasándome su pipa y sonriendo.
-Pero yo no soy una dama-dije.-Soy una elfa, jovencito.
-Ah, ¿ahora soy un jovencito?-dijo pausadamente Aragorn.
-Tengo noventa años más que vos, soy una vieja de bastón y arrugas incluidas-dije y le guiñé un ojo.
-Ja, ja, ja ¡Ay! Ireth, con vos es imposible no reírse-dijo acariciando mi cabello.
-Hantale señor, me postularé para bufón de vuestro reino-dije intentando controlar el dolor de mi herida.
-¿Qué sucede?-preguntó Aragorn alarmado.
-Nada, nada, no os preocupéis-dije más tranquila.
-No me pidáis que no me preocupe-tomó mi rostro con ambas manos y siguió hablando.-Siempre..., seréis importante nin (para mí) y también procuraré cuidaros el tiempo que pueda...

No sabía que estaba pasando, pero escuchando a Aragorn y con la atmósfera que nos rodeaba, la noche iluminada por Isil, sus ojos perfectos, sus palabras; estábamos en problemas.

-Hmm, hmm, hmm-Gandalf llegó sin que nos percatáramos. Aragorn soltó mi rostro y se puso de pie inmediatamente. El mago me lanzó una mirada recriminatoria.

-Creo que estáis muy aburridos-dijo.-Les traigo noticias y pido disculpas si os interrumpí.
-Claro que no lo hicisteis-dije yo, para terminar el tema.
-¿Qué noticias tenéis?-preguntó Aragorn.
-Mañana, trataré de deshechizar a Legolas-dijo el mago.-Si lo consigo, podríamos volver enseguida a Rivendel.

Aragorn y yo nos miramos ilusionados, por fin volveríamos a nuestras vidas; con grandes pérdidas, pero nuestras vidas al fin. Gandalf se marchó a descansar. Yo sabía que sólo tendríamos que sobrevivir esa noche y después intentaríamos seguir adelante. Yo con Legolas quizá y el dúnadan..., no lo sabía, pero de algún modo lo lograría. En ese momento me di cuenta de cuánto extrañaba a Legolas.

Frodo vino hasta nosotros, no lucía bien, su palidez era extrema; sus ojos no brillaban, me horroricé al verlo y Aragorn susurró:

-Vos te veis igual, por eso me preocupo.
-¿Os sentís bien, Frodo?-le pregunté.
-No más que vos-dijo Frodo.
-Ilqua (todo) es muy raro-dijo Aragorn volviendo a sentarse en el piso.- ¿Cuándo se sienten peor?
-Cuando estoy símen (aquí)-dijo Frodo y yo asentí.
-¿Cerca de la puerta de Legolas o de la de Amarië?-dijo Aragorn.
-De Amarië-dije yo.
-Yo también-dijo Frodo.
-Es como si ella causara en vosotros lo mismo que un Nazgûl-dijo Aragorn.
-Puede ser, pero también podría ser una desgraciada coincidencia-dije yo.
-No lo creo, ella les está haciendo esto-dijo Aragorn con ira.
-¿Pero, cómo?-preguntó el hobbit.
-No lo sé, hablemos con Gandalf-dijo Aragorn.

Aragorn y Gandalf no tardaron mucho en volver.

-Bien, Aragorn me ha comunicado sus dudas. Creo que es hora de entrar allí y ver qué tiene que decir Amarië, espero que nos dé una respuesta lo suficientemente buena como para tranquilizarnos y como estamos todos los interesados aquí; será mejor entrar de una vez-dijo Gandalf decidido.

Todos fuimos tras Gandalf, Frodo, yo y Aragorn cerrando la fila. Por primera vez en mi vida, tuve miedo. La alcoba de Amarië estaba helada, miré a Frodo y lo tomé de la mano. Él también tenía miedo, podía sentirlo; Aragorn puso una mano sobre mi hombro; Gandalf golpeó dos veces su báculo en el piso y se encendió una cárë (luz) potente. Los cuatros nos quedamos asombrados de la vista, jamás imaginamos encontrarnos con eso. Mirando hacia el este, Amarië montaba un Nazgûl. Eso era, ella era algo de ellos o yo me estaba volviendo loca. Tomé una flecha y le apunté, pero Aragorn me detuvo y con una voz casi suplicante, dijo:

-Acordaros de Legolas.

Gandalf rompió el silencio.

-Sí (Ahora) decidnos quién sois y qué queréis-dijo el mago.
-¿Aún no lo saben?-dijo Amarië con una voz que se parecía muy poco a la suya.
-De hecho que no lo sabemos-dije con esfuerzo.
-Estúpida, tuve una familia, tuve un padre-dijo Amarië.
-¿Qué tiene eso que ver con nosotros?-preguntó Gandalf.

Amarië rió diabólicamente, sus ojos se iluminaron. Frodo y yo retrocedimos, estábamos aterrados. Aragorn dio un paso y se puso delante de nosotros; él no temía, nosotros sí.

-Hablad ahora-dijo Gandalf enérgicamente.
-Os diré algo para evitar mas preguntas. El Nazgûl que hirió al hobbit y que esa elfa estúpida mató: era mi padre-dijo Amarië con mucha rabia.

Gandalf nos miró a Frodo y a mí, noté aprehensión en su rostro. Amarië nos miraba, sabiendo que no le mataríamos por su unión con Legolas. Pero Gandalf empezó a recitar un conjuro en una lengua desconocida para nosotros, incluso para Aragorn. Conforme el hechizo de Gandalf iba avanzando, ella se retorcía y sus ojos cambiaban de color. Frodo y yo caímos contra la pared, al igual que Amarië al escuchar una palabra fuerte de Gandalf. La bestia alada parecía desvanecerse, absorbido por una luz blanca; Aragorn se cubría el rostro con un brazo.



1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30

  
 

subir

Películas y Fan Film
Tolkien y su obra
Fenómenos: trabajos de los fans
 Noticias
 Multimedia
 Fenopaedia
 Reportajes
 Taller de Fans
 Relatos
 Música
 Humor
Rol, Juegos, Videojuegos, Cartas, etc.
Otras obras de Fantasía y Ciencia-Ficción

Ayuda a mantener esta web




Nombre: 
Clave: 


Entrar en el Mapa de la Tierra Media con Google Maps

Mapa de la Tierra Media con Google Maps
Colaboramos con: Doce Moradas, Ted Nasmith, John Howe.
Miembro de TheOneRing.net Community - RSS Feed Add to Google
Qui�nes somos/Notas legalesCont�ctanosEnl�zanos
Elfenomeno.com
Noticias Tolkien - El Señor de los AnillosReportajes, ensayos y relatos sobre la obra de TolkienFenopaedia: La Enciclopedia Tolkien Online de Elfenomeno.comFotogramas, ilustraciones, maquetas y todos los trabajos relacionados con Tolkien, El Silmarillion, El Señor de los Anillos, etc.Tienda Amazon - Elfenomeno.com name=Foro Tolkien - El Señor de los Anillos