Los secretos del jardín

-Merry, ¿volvió?-preguntó el mago.
-Aún no-contestó Sam.
-Es tarde, quizá ese tonto hobbit se perdió en el bosque-dijo Gandalf.

Empezamos la búsqueda de Merry. Todos ayudaban, excepto Amarië que dijo estar cansada. No fue fácil buscar en el bosque, pero Aragorn encontró algunas huellas. Mi herida dolía cada vez más y la de Frodo también. Gandalf nos seguía de cerca. Arwen y Cirnellë llamaban a Merry dulcemente. Seguimos hacia el norte, hasta que Aragorn lo encontró.

-¡Símen (Aquí)! ¡Utúvienyes! (¡Lo he encontrado!)-nos gritó.-Merry, Merry, habladme-dijo eso, mientras veía las distintas heridas en su pecho. Ocultó sus lágrimas como una vez lo hiciera con Boromir.
-Ir...eth...-dijo Merry con esfuerzo.
-Venid Ireth, quiere hablar con vos-dijo Gimli.

Me agaché sobre su rostro; yo trataba de contener el llanto. Él sólo dijo un nombre y después murió.

-¡Nooooooo!-grité y no contuve más el llanto.

Lo abracé con fuerza, no dejaba a nadie acercarse hasta que Pippin me lo pidió. Los abracé a ambos. Legolas lloraba mirando al cielo con los puños cerrados. Aragorn apoyaba un brazo en un árbol para no caer. Arwen y Cirnellë lloraban abrazadas a Gandalf y Éomer palmeaba el hombro de Gimli que, hacía un esfuerzo por no llorar.

Llevamos a Merry lentamente hasta la ciudad. Yo no podía parar de llorar, al igual que Frodo que venía abrazado a mí. No hablábamos pues era doloroso. La mañana nos sorprendió dando sepultura a Merry; cada uno de los que lo queríamos fue poniendo una flor blanca y regalando unas palabras a nuestro amigo querido. Gandalf fue el primero en arrodillarse y dejar la flor.

-Adiós, Meriadoc Brandigamo; éste viejo no os olvidará-dijo el mago.
-Descansad ahora, pequeño. Siempre estaréis entre nosotros-dijo el enano.

Sam se acercó llorando y después Arwen. Siguieron Éomer, Cirnellë y Lenwë. Llegó el turno de Frodo.

-Amigo, habéis pasado muchas cosas, habéis vuelto a La Comarca. Te extrañaremos-dijo Frodo.

Yo aguardaba sentada en el suelo, sollozando. Legolas cantó:

A través del pasto verde
que crece en La Comarca,
te recordaremos...
Meriadoc Brandigamo.
Tus sonrisas,
serán nuestros recuerdos...

Dejó de cantar por que el llanto se hizo presente. Aragorn continuó.

Ni mil años,
nos harán olvidaros.
Vuestra sonrisa
quedará grabada
a través del cielo azul...
Y de tus ojos de niño.

Pippin se acercó, temblaba al hacerlo.

-Merry, Merry... ¡No!-lloró.

Gandalf tomó a Pippin en sus brazos y yo tomé valor para darle mis últimas palabras a Merry.

-Os prometo...-mis lágrimas caían sin parar.-Que encontraré a quien os hizo esto y pagará. No permitiré que quede sin venganza vuestra muerte...-besé la flor y la puse sobre las demás.

No me levanté, lloraba desgarradoramente. Cirnellë y Legolas trataron de abrazarme, pero les hice retroceder. Tapé mi cara con ambas manos y grité de impotencia, de dolor, tenía el corazón en mil pedazos. Aragorn me levantó y me abrazó con fuerza. Legolas, Frodo y Gimli lloraban contagiados. Así fue como despedimos a Merry.

-¿Qué os ha dicho Merry?-preguntó Gandalf una vez que estuve más calmada.
-Dijo: Aredhel-dije extrañada.-Pero no sé quién pueda ser.
-Yo sí sé. Es la bruja del Bosque Negro-dijo Gandalf.
-Entonces ella lo hizo-dije.
-No lo creo, es bruja, pero no es mala-dijo el mago.
-Pero entonces, quizá ella sabe algo-dije con desgano.
-Quizá..., en eso podéis tener razón-dijo Gandalf.

Continuábamos aturdidos por la muerte de Merry y aún se nos escapaban algunas lágrimas. Gandalf habló del poder de Aredhel, nos dijo que había sido una elfa buena, hasta que su único hijo murió. Sin embargo ella no obraba nunca en bien del mal; no voluntariamente. No sería difícil encontrarla, vivía en un claro del bosque, unos pasos mas adelante de donde encontramos al hobbit. Teníamos que tener cuidado pus si Aredhel se sentía amenazada, era muy probable que intentara atacarnos llamando a las grandes arañas que habitaban en esa parte y que eran sus amigas; animales mortalmente venenosos.

-Así, es mi obligación...-dijo Gandalf.-Daros la libertad de venir o quedarse.
-¡Yo iré!-dijo Frodo.
-Y yo-dijeron Sam y Pippin al mismo tiempo.
-Cuenten con mi hacha-dijo Gimli.
¡Y con Andúril!-gritó Aragorn.

Incluso Legolas se decidió a ir.

-Faltáis vos, Ireth-dijo Gandalf.
-No iré...-dije tímidamente.

Todos me miraron asombrados y decepcionados. Yo era quien le había prometido a Merry, venganza y ahora no quería ir con ellos. Gandalf asintió de mala gana. Los miré a todos, no podían evitar mirarme molestos, yo les estaba abandonando y eso no era común. Incluso Frodo se notaba triste. Aragorn pasó cerca de mí y susurró:

-Cobarde.

No contesté, me quedé mirándolo a los ojos por unos segundos y luego busqué un punto en el horizonte. La hosta (reunión) terminó con la decisión de viajar a la mañana siguiente a buscar a la bruja, Yo, no esperaría tanto tiempo. Tomé el carcaj y fui al establo a buscar a Brisa. Legolas estaba allí, cabizbajo y pensativo.

-¿Qué hacéis?-preguntó él.
-Iré a buscar a Aredhel, ya mismo. Y vos no diréis nada-dije.
-No puedo permitírtelo. Es muy peligroso, vos no pensáis en nadie cuando hacéis estas cosas-dijo Legolas molesto.-No sé de qué manera haceros entender tantas cosas.
-Me importa muy poco lo que penséis permitirme, me iré aún si lo queréis o no y no busquéis más maneras de hacerme entender; soy una terca como dice Gandalf. Namarië-dije.
-Iré con vos entonces-gritó él mientras montaba a Arod y corría tras de mí.
-Si os place acompañarme, está bien. Pero no creo que a Amarië le guste mucho-dije apremiando a Brisa.

Me gustaba no tener que ir sola, aunque hubiera preferido la compañía de Gandalf, no porque Legolas no fuera bueno, sino porque la situación en que estábamos nos ponía nerviosos, pero si Varda nos reunía debía ser por algo. Nos adentramos en el bosque, en silencio; Legolas y yo no teníamos mucho que decirnos, yo esperaba encontrar más elocuencia en la bruja esa que entre Legolas y yo. Pensaba en la forma tan dura en que Aragorn me llamó cobarde. Y el resto de la compañía pensaba en mí.

-¿Por qué la elfa engreída no habrá querido ir con nosotros?-preguntó Gimli en general.
-No lo sé y me parece muy raro-dijo Gandalf, acariciando su barba con aire pensativo.
-Quizá no se siente bien-dijo Frodo tratando de encontrar un explicación a mi comportamiento.
-¡Patrañas! ¡Es una cobarde!-dijo Aragorn.
-Creo que Ireth, nos ha demostrado ser muy valiente-decía Frodo.-No es justo que habléis así de ella, yo también estoy decepcionado que no haya querido ir, pero...
-Frodo tiene razón-dijo Gandalf.-Últimamente, Aragorn e Ireth han estado distanciados, pero no dudo que se quieren mucho.

Amarië interrumpió.

-¿¡Dónde está Legolas!?-les gritó.
-Pensé que estaba con vos-contestó Gimli.
-¡No está! ¿Qué os pasa, lo cubriréis para qué salga con esa elfa?-les preguntó Amarië.

La compañía se quedó perpleja, no sabían nada de Legolas desde hacia un rato y mucho menos de mí, que me había ido muy molesta.

-Mejor os calmáis, no sabemos nada, ni de Legolas, ni de Ireth-dijo Aragorn.
Gandalf sonrió mientras Amarië se alejaba furiosa.

-¿De qué os reís, Gandalf?-preguntó Sam.
-Yo sé dónde está Legolas-dijo Gandalf.
-¿Dónde?-preguntó Frodo ansioso.
-Tië (Camino) a la coa (casa) de Aredhel en el bosque-dijo el mago.
-¿Por qué haría eso? Se suponía que vendría con nosotros-dijo Aragorn.
-No ha sido decisión de Legolas-dijo Gandalf calmado.
-¿Ah, no?-dijo Gimli.
-No, Ireth está con él-dijo Gandalf.-Acabo de recibir su mensaje.

Aragorn agachó el rostro, de pronto sintió pena por haberme llamado cobarde, pero no cambiaba de opinión, en cuestiones de amor, yo era una cobarde. No se trataba de luchar por los amigos o con ellos; se trataba de Legolas. Aragorn deseaba que yo sacara las agallas ve (como) una vez lo hizo Arwen, pero ella y yo éramos muy distintas.