La última integrante

25 de Enero de 2006, a las 19:28 - Marah
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Boromir es llevado por Aragorn a una de las barcas, coloca su espada con él, su escudo sobre su cabeza y su cuerno roto a su lado. Empujan la barca que se precipita en las cascadas de Rauros y cae en la bruma de más abajo. Gimli y Marah la ven desaparecer. Aragorn se coloca los brazales de Boromir en su honor. En eso Legolas lleva una de las dos barcas al río.
- Si somos rápidos alcanzaremos a Frodo antes del anochecer. -replica Legolas.
Aragorn permanece quieto y no responde nada.
- No piensas seguirle... -dice Legolas con extrañeza.
- El destino de Frodo ya no son asunto nuestro. -responde Aragorn- Él encontrará la manera de llegar a Mordor, además Sam debe estar con él.
- Entonces todo ha sido en vano... -replica Gimli viendo la posición de los demás- La Compañía ha fracasado.
- No, si nosotros seguimos unidos. -responde Aragorn mientras lleva sus manos a los hombros de Marah y Legolas- No abandonaremos a Merry y a Pippin al tormento y a la muerte. No mientras nos queden fuerzas. Así que dejen todo lo que no sea indispensable, viajaremos de día, vamos a cazar orcos.
Legolas, Marah y Gimli se miran mutuamente sonriendo y cargan con sus armas. Marah coge un atado del bote y lo amarra a su cintura, era algo de provisiones para el camino.
- ¡Eso quería oír! -asiente Marah.
- ¡Bien! -responde a su vez Gimli.
Aragorn corre internándose en el bosque mientras es seguido por Marah, Legolas y Gimli.

Corren a través de parajes, campos, llanos y bosques. Se detienen y Aragorn se echa al suelo escuchando el retumbar de las pisadas de los uruk.
- Apuran el paso. -indica Aragorn- Han captado nuestro olor. ¡Deprisa!
- ¡Vamos Gimli! -dice Marah mientras ve a Gimli resbalarse y caer.
- Tres días persiguiéndolos, sin comida, sin descanso, y ni rastro de la presa, salvo vagas huellas en roca viva. -responde Gimli.
- No te quejes Gimli, porque has estado picando de mi provisión de lembas. -responde Marah mientras continúan corriendo.
Los cuatro continúan su marcha, mientras van corriendo, pasan por campos, rocas y cimas hasta llegar a un claro. En eso Marah ve al suelo y recoge la hoja de Lórien que dejó caer Pippin y se la entrega a Aragorn. 
- Las hojas de Lórien no caen sin razón. -precisa Aragorn.
- Podrían seguir con vida. -dice Marah.
- Están a menos de un día de nosotros, ¡vamos! -incentiva Aragorn.
- Vamos Gimli, estamos ganando terreno. -le dice Legolas. 
- Los enanos no somos veloces en el llano, pero si muy peligrosos a distancias cortas. -advierte Gimli mientras corre detrás de sus compañeros.

Corren a través de los campos y continúan su camino hasta llegar a una colina, desde la cual se ve un gran campo verde, Marah reconoce el lugar.
- ¡Rohan!! -exclama Marah- Hogar de los Señores de los Caballos. Hacía mucho que no pasaba por estos parajes.
- ¿Has estado antes por acá? -pregunta Gimli.
- Así es mi querido amigo enano. -responde Marah- Muchos de nuestros caballos provienen de estas tierras.
Aragorn escucha y luego mira atentamente por donde recorrieron los Uruk-hai.
- Hay algo muy extraño en todo esto. -advierte Aragorn- Es como si su amo espoleara a estas criaturas y pone su voluntad en nuestra contra.
Bajan por los escarpados, Legolas es el primero en bajar y se sitúa en una gran roca para avistar mejor.
- Legolas, ¿qué ven tus ojos de elfo? -le grita desde atrás Aragorn.
- El rastro vira rumbo noreste. -responde Legolas.
- ¡Llevan a los hobbits a Isengard! -exclama Marah.
- ..Saruman... -replica Aragorn entre dientes.
Dicho esto Aragorn baja corriendo detrás de Marah y Legolas quienes se habían adelantado.

En Isengard, Saruman manda a forjar armaduras y armas para los orcos y uruk-hai que siguen naciendo de un gran pináculo de lodo. Un orco le señala que son demasiados uruk y que necesita mas leña para que los fuegos de los hornos no cesen. Así que Saruman propone levantar un dique y detener el arroyo para que los hornos trabajen día y noche y para la leña, que vaya al Bosque de Fangorn, que arranquen todos los árboles del bosque y los quemen para los hornos.

Mientras tanto, siguiendo los pasos de los uruk-hai, se encuentran Aragorn, Marah, Legolas y Gimli, quien siempre rezagado intenta mantenerse a paso firme. Continúan su marcha a través de los campos y rocas hasta ya entrada la noche.

Amanece y los cuatro miembros de la Comunidad siguen recorriendo los campos siguiendo el rastro dejado por los uruk-hai y los orcos. En eso Legolas se detiene y se fija en el sol, el cual ha tornado un tono medio rojizo.
- El sol se alza rojo, se ha vertido sangre esta noche. -indica Legolas.
Continúan su recorrido a paso apresurado. En eso escuchan caballos a lo lejos que se van acercando. Inmediatamente Marah se esconde y Aragorn ordena que hagan lo mismo detrás de unas rocas cerca al camino. De repente llegan un gran grupo de jinetes. Aragorn los ve y sale.
- ¡Jinetes de Rohan! ¡¿Que noticias traen de la Marca?! -grita Aragorn.
Y van descendiendo hasta la planicie. Los jinetes lo escuchan, se acercan y rodean a los cuatro amigos hasta cercarlos. Marah se coloca detrás de Legolas mientras se encapucha por inercia. Entre ellos sale Éomer y los interroga.
- ¿Que asuntos los traen a La Marca? -replica Éomer- ¡Hablen!
- Dame vuestro nombre, caballero, y te daré el mío. -dice Gimli con arrogancia.
Aragorn, mira a Gimli con asombro como intentando callarlo. Éomer se incomoda y baja de su caballo y lo enfrenta.
- Enano, te rebanaría la cabeza si no estuviera tan pegado al suelo. -replica Éomer con disgusto.
En ese momento Legolas, con una rapidez increíble, saca una flecha y apunta a Éomer en la cabeza.
- ¡Estarías muerto antes de tocarlo! -le reta Legolas a Éomer.
Inmediatamente los demás jinetes sacan sus lanzas y apuntan todos a su vez a Legolas. Hasta que Aragorn baja la mano de Legolas e intenta calmar los ánimos.
- Soy Aragorn, hijo de Arathorn. -explica Aragorn- Él es Gimli, hijo de Gloin, él Legolas, del reino de los bosques y... (voltea a ver a Marah quien estaba detrás de Legolas y le saca la capucha descubriendo su cabeza) ... ella es Marah del dominio amazona. 
Éomer queda prendado de la belleza de la joven guerrera y se saca el yelmo.
- Me pregunto porqué tan bella dama, tiene que esconderse. -dice galantemente Éomer.
Éomer se acerca a Marah, coge la mano de ella, la levanta y besa. Marah se queda sorprendida y Legolas la jala hacia atrás con desconfianza. Éomer mira con sospecha a Legolas.
- Somos amigos de Rohan y de Théoden, tu rey. -interrumpe Aragorn.
Éomer cambia de actitud y se dirige a Aragorn.
- Théoden no distingue al amigo del enemigo, ni siquiera a los de su sangre. -dice Éomer- Saruman ha envenenado la mente del rey y reclama la soberanía de estas tierras. Mi compañía que ven acá, son los leales a Rohan y por eso nos desterraron. El mago blanco es ladino, vaga aquí y allá según cuentan, como un anciano encapuchado, y por doquier sus espías escapan a nuestras redes.
- No somos espías. -reclama Aragorn- Seguimos a una partida de uruk-hai por el llano rumbo este. Tienen cautivos a dos amigos nuestros.
- Los uruks ya no existen, -explica Éomer- los abatimos durante la noche.
- ¡Pero había dos hobbits! -exclama Gimli- ¿No vieron a dos hobbits con ellos?
- Son muy pequeños, -explica Marah- como unos niños ante nuestros ojos.
- No quedó nadie con vida. -responde con un tono de lástima Éomer- Apilamos los cadáveres y los quemamos.
- ¡Muertos? ... No puede ser. -dice Marah con un hilo de voz.
Legolas se sostiene de Aragorn y Marah siente que un nudo en la garganta se le forma. Éomer al ver la actitud de ellos, se da cuenta que dicen la verdad y no son espías.
- Lo lamento. -dice Éomer.
En eso silva y llama a tres caballos y se los entrega a ellos.
- Que estos caballos les traigan mejor suerte que a sus antiguos amos. -les dice Éomer mientras monta el suyo- ¡Adiós! Busquen a sus amigos, pero renuncien a toda esperanza. Pues ésta ha abandonado esas tierras. (dirigiéndose a los demás Rohirrim) ¡Rumbo al norte!
Y salen cabalgando los jinetes hacia el Norte, Éomer voltea y queda mirando a Marah, sonríe mientras hace una venia y continúa su marcha junto con los demás.

Marah se acerca a su caballo, lo acaricia y le susurra en el oído, el caballo lanza un ligero relincho, entonces de un salto se sube al caballo. Aragorn y los demás la quedan mirando.
- Nos llevará donde quemaron a los Uruks. -les dice Marah al ver sus rostros de sorpresa.
Aragorn inmediatamente monta, mientras Legolas ayuda a Gimli a subir a su caballo y salen cabalgando hasta llegar donde se encuentran apilados un gran grupo de cuerpos calcinados. Todos desmontan y se acercan, Gimli intenta buscarlos entre las cenizas con su hacha y Aragorn con su espada separa los cuerpos buscando. En eso Gimli encuentra entre las cenizas uno de los cinturones de los hobbits.
- Es uno de sus pequeños cintos. -explica Gimli.
- Hiro hyn hîdh ab`wanath (Encuentra la paz después de la muerte) -reza Legolas con tristeza.
Aragorn en un arranque de desesperación patea con furia un casco y cae arrodillado al suelo gritando. Marah se acerca a Gimli a ver el cinturón.
- Les hemos fallado. -replica Gimli mientras le entrega el cinto a Marah.

Marah coge el cinto y cierra los ojos, de un momento a otro varias imágenes recorren por su mente y empieza a respirar agitadamente, Aragorn se asusta al verla en ese estado y Legolas la sujeta. De repente Marah abre los ojos y ven que sus ojos cambiaron del color verde a un gris casi plateado.
- ¡Está en trance! -exclama Legolas.
- Suéltala. -pide Aragorn.
Marah comienza a visualizar lo que aconteció cuando llegaron los Rohirrim a atacar a los Uruks, se desplaza como si ella estuviera en ese momento en dicha batalla y empieza a describir lo que ve.
- Es de noche -relata Marah- los orcos y los uruks tienen una discusión. Un orco casi mata a Pippin, pero un horrible Uruk le cercena la cabeza y se lo comen entre ellos (dice con asco). De repente llegan unos jinetes a caballo y matan a todos los Uruks y orcos. Merry y Pippin se arrastran, Pippin llega a cortar sus ataduras con un hacha que estaba en el suelo (Marah se agacha y coge una soga cortada), va en busca de Merry y lo suelta, ambos corren y se alejan de la batalla. Pero son perseguidos por un orco. El orco coge a Merry por el cinturón pero él se lo saca y se llega a liberar de él. (mientras corre en dirección al Bosque) Ambos escapan y se internan en el Bosque y...
En eso Marah ve en su mente una silueta blanca llena de luz con una vara en la mano, se asusta y se lanza hacia atrás, cae de espaldas y reacciona del trance.
- ¡Marah estas bien? -interroga Aragorn- ¿Que viste??
- Si estoy bien ... -responde Marah mientras respira un tanto cansada y asustada- solo que ... me pareció ver ... al mago blanco.
- ¿Saruman...? -dice Aragorn mientras ayuda a incorporarse a Marah.
- Que extraña maldición los habrá echo entrar ahí.... -dice Gimli mientras intenta ver lo que hay en lo profundo del Bosque.
- No nos queda de otra que ingresar y buscarlos. -indica Aragorn- Y hay que tener cuidado en especial si Saruman está cerca.

Los cuatro compañeros entran al Bosque de Fangorn a buscar a los hobbits. Gimli descubre sangre de orco en las hojas de un arbusto y Aragorn distingue huellas muy extrañas en el suelo, huellas que no puede identificar. Marah camina junto a ellos y siente un ambiente muy cargado y muy extraño. 
- El aire esta muy cargado aquí. -dice con cierto fastidio Gimli.
- Este bosque es viejo, muy viejo, -indica Legolas- colmado de recuerdos... y de cólera.
En eso escuchan como retumbos de árboles, como unos susurros.
- Los árboles están hablando unos con otros. -dice Marah asombrada.
Gimli se asusta y levanta el hacha. Los ruidos comienzan a sentirse mas fuertes.
- Gimli, baja el hacha. -advierte Aragorn.
- Tienen sentimientos, amigo. -indica Legolas- Los elfos se los dieron. Despertaron a los árboles y les enseñaron a hablar.
- Árboles parlantes. ¿De qué hablaran los árboles? -exclama con incredulidad Gimli- Excepto de la consistencia de los excrementos de ardilla.
Marah se ríe para sus adentros mientras continúan con el recorrido. De repente siente la presencia de alguien.
- Aragorn, nad no ednas (algo se mueve ahí) -indica Marah señalando hacia delante.
Legolas se adelanta y se sube a una gran raíz.
- Legolas Man cenich? (¿Legolas qué ves?) -pregunta Aragorn.
- El mago blanco no anda muy lejos. -responde Legolas.
- No le dejen hablar o nos embrujará. -advierte Aragorn- Debemos ser rápidos.
Aragorn inmediatamente coge su espada, Legolas y Marah sus arcos y Gimli su hacha, y justo en el momento que se disponían a atacar, una figura que emitía una luz blanca los ciega y desvía las flechas disparadas por Marah y Legolas y bota el hacha de Gimli y hace que la espada de Aragorn se recaliente y la suelta.
La figura de luz se dirige a ellos, quienes aún se encuentran sorprendidos.
- Están siguiendo el rastro de dos pequeños hobbits. -replica el extraño personaje.
- ¿Donde están? -interroga Aragorn.
- Pasaron por aquí, antes de ayer. Le responde detrás de la luz- Se encontraron con alguien que no esperaban. ¿Eso te reconforta?
- ¿Quién eres? ¡Muéstrate! -grita Aragorn.
De repente la intensidad de la luz se baja y aparece Gandalf, con una túnica blanca, el cabello largo, completamente blanco y con un rostro benévolo. Los demás no lo pueden creer, se encuentras atónitos.
- No puede ser. -dice asombrada Marah, mientras cae de rodillas ante Gandalf- ¡Maestro!!
- Perdóname. -pide Legolas y se hinca ante Gandalf- Te confundí con Saruman.
- Soy Saruman. -responde Gandalf- O como Saruman debería de ser.
- Tú caíste -le dice asombrado Aragorn.
- Así fue mis queridos amigos. -responde Gandalf- Entre fuego y agua. Desde la abismal mazmorra hasta la más alta cumbre hice frente al Balrog de Morgoth. Hasta que al final abatí a mi enemigo y esparcí sus restos por la ladera de la montaña. La oscuridad me llevó y perdí la noción del tiempo. Las estrellas recorrían el firmamento y cada día era largo como una edad en la tierra. Pero no fue el fin. Sentí vida de nuevo en mí. Se me han devuelto aquí para completar la tarea.
- ¡Gandalf!! -replica Aragorn.
- ¿Gandalf? Sí... así solían llamarme, Gandalf el Gris. -responde Gandalf con una sonrisa- Ese era mi nombre.
- Gandalf... -repite Marah con emoción.
- Mi niña, ahora soy Gandalf el Blanco. -responde Gandalf sonriendo a Marah- (dirigiéndose a los demás) Y ahora vuelvo con vosotros al cambio de la marea.
Los cinco ahora, recorren el Bosque hacia la salida de éste.
- Una etapa de vuestro camino ha terminado, otra comienza. -les indica Gandalf- La guerra ha llegado a Rohan, debemos cabalgar a Edoras a galope tendido.
- ¿Edoras? No es distancia corta. -reclama Gimli.
- Rohan está en problemas. -comenta Aragorn- Su rey padece una enfermedad.
- Lo sé. -responde Gandalf- Y no es de fácil curación.
- ¿Y los hobbits? -pregunta Gimli- ¿Los abandonaremos acá a merced de este bosque?
- No fue mera casualidad lo que trajo a Merry y a Pippin a Fangorn. -responde Gandalf- Un gran poder ha dormido aquí durante años incontables. La llegada de Merry y Pippin será como la caída de pequeños guijarros que dé paso al derrumbe de las montañas.
- En algo no has cambiado, maestro. -le dice Marah sonriente- Aún sigues hablando con acertijos.
Gandalf ríe y todos continúan el recorrido. En eso se escucha un ruido desde lo profundo del bosque, Gandalf se detiene y se dirige a Aragorn.
- Algo esta a punto de ocurrir; algo que no pasaba desde la Edad antigua. -precisa Gandalf- Los Ents despertarán y descubrirán su fortaleza.
Gimli empieza a mirar de un lado a otro un tanto asustado, Marah intenta calmarlo.
- Abandona tu desazón maestro Enano. -le dice Gandalf a Gimli- Merry y Pippin están a salvo. De hecho, más seguros de lo que estarán ustedes.
Marah y Aragorn se miran y siguen a Gandalf hacia las afueras del Bosque de Fangorn. Se detienen y Gandalf silba y de entre los campos surge una figura de un hermoso caballo blanco como la nieve que cabalga hacia donde están ellos. Por su parte Legolas trae los caballos de los demás y se da cuenta del caballo que viene.
- Es uno de los mearas, a menos que algún hechizo engañe a mis ojos. -dice con asombro Legolas.
- ¡Sombragris!! -replica Marah con alegría.
Gandalf recibe con cariño a Sombragris.
- Es el señor de todos los caballos, y ha sido mi amigo a través de muchos peligros. -dice Gandalf mientras acaricia a su caballo.
Sombragris a su vez se acerca a Marah y coloca su hocico en su mano.
- Te ha reconocido. -dice Gandalf sonriente- Sombragris nunca olvida a aquellos que lo han tratado con afecto.
- Con él aprendí a cabalgar. -responde Marah- ¿Se acuerda?
- ¡Como olvidarlo! -responde a su vez Gandalf- Tu padre se molestaba mucho cuando te desaparecías días enteros cabalgando.
Ambos ríen y se disponen a montar junto con los demás de la Comunidad. Ahora los cuatro caballos van a galope a través de los campos de las tierras de Rohan, hacia Edoras.

Gandalf y los demás acampan al llegar la noche en una caverna al pie de la montaña. Todos se disponen a dormir. Gimli es el primero en pegar los ojos. Marah dormita pero se da cuenta de lo que pasa a su alrededor. Legolas está echado pero no duerme. Aragorn se levanta y sale de la caverna, Gandalf lo sigue.
- La furtiva sombra que aviesa tiñe el este, adquiere forma. -advierte Gandalf- Sauron no sufrirá rival alguno. Desde la cúspide de Barad-dûr, su Ojo vigila sin tregua, pero no es tan poderoso, aún no es inmune al miedo. La duda le carcome, el rumor le ha llegado, el heredero de Númenor aún vive. Sauron te teme, Aragorn. Teme en lo que te has convertido. Por eso atacará sin reservas al mundo de los Hombres. Usará su marioneta Saruman para destruir Rohan. La guerra está próxima. Rohan debe defenderse solo, y ese es nuestro primer desafío; Rohan está débil y a punto de caer. El rey poseído y esclavizado, sirve ahora a Saruman. Su presa sobre Théoden es ahora muy poderosa. Sauron y Saruman tensan juntos el nudo. Pero contra todas sus argucias nos resta una ventaja. El anillo sigue oculto, y que queremos destruirlo no ha sido concebido ni en sus más oscuros sueños. Es por eso que el arma del enemigo avanza hacia Mordor en manos de un hobbit, cada día mas cercano a los fuegos del Monte del Destino. Debemos confiar en Frodo. Todo depende de la presteza y el secreto de su misión. Que no te apene haberlo dejado a su suerte. Frodo debe cumplir su misión solo.
- No está solo. -responde Aragorn- Sam partió con él.
- ¿De verdad? -pregunta Gandalf.
- Así es, ese pequeño hobbit tiene una gran fuerza en el corazón. -responde Aragorn.
- Lo sé. -dice Gandalf con una sonrisa- Prometió cuidarlo y se que lo hará.

Legolas escucha la conversación y voltea a ver a Marah, un sentimiento encontrado surge en su corazón, el amor que siente cada vez más hacia ella y la promesa que le hizo a Haldir de cuidarla por él, que por una razón equivocada piensa que Marah jamás podría corresponderle a Legolas, teniendo a Haldir esperándola en Lórien. Marah por su parte, no entiende el porqué cada vez que Legolas se le acerca, ella siente que su corazón late con fuerza, pero de repente como si algo dentro de él lo obligara, se aleja de ella.



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