La última integrante

XXIV

Amanece y los rohir junto a los aliados se preparan a partir hacia Minas Tirith. Éowyn sale de su carpa y se dirige al acantilado donde horas atrás se hubiera encontrado con Marah hablando sobre su pasado mientras se sume en sus pensamientos, recordando con tristeza el último encuentro que tuvo con Aragorn. En ese momento aparece su tío Théoden y se acerca a ella. 
- He dado instrucciones. -dice Théoden interrumpiendo los pensamientos de su sobrina- El pueblo te reconocerá tras mi muerte. Asume mi trono en el Castillo Dorado. Dirige la defensa de Edoras si la batalla se tuerce.
- ¿Qué otro deber me confía, mi señor? -responde Éowyn con una mirada de tristeza en los ojos.
- ¿Deber? -pregunta extrañado Théoden- No. Deseo que vuelva tu sonrisa, ... no la tristeza por aquellos cuyo tiempo ha llegado. (agarra sus manos con dulzura paternal) Vivirás para ver renacer nuevos días. Sin más desesperanza.
Éowyn mira a su tío y esboza una ligera sonrisa, tratando de ocultar el dolor de su corazón.

Mientras, la Compañía Gris encabezada por Aragorn van cabalgando por el sendero de los muertos. Marah comienza a sentir una extraña presencia cerca de ellos. Voltea y mira a Gimli quien lo ve un tanto asustado mirando hacia todos los lados.
- ¿Que venimos a hacer por acá Aragorn? –pregunta Gimli muy inquieto.
- Venimos a convocar a un ejército, mi querido amigo.. –le responde Aragorn.
- ¿Qué ejército habitaría en un lugar así? -pregunta Gimli tratando de disimular su miedo.
- Un ejército maldito. -responde Elrohir- Hace tiempo los hombres de las montañas, prometieron bajo juramento al último rey de Gondor, acudir en su ayuda y luchar. Pero llegado el momento, cuando Gondor los necesitaba con urgencia, huyeron, desapareciendo en la oscuridad de la montaña. Entonces Isildur los maldijo, condenándolos a no descansar hasta no cumplir su promesa. ¿Quién los sacará de su gris penumbra?
- El heredero de aquél a quien profesaron juramento. -contesta a su vez Elladan mientras su voz retumba como un eco en lo profundo- Desde el norte llegará, impulsado por la necesidad. Atravesará la puerta del Sendero de los Muertos.
La Compañía Gris continúa su camino hasta encontrarse en un sendero rodeado por árboles muertos, el cual conduce hacia una puerta hecha de piedra y rodeada por cráneos humanos y en el umbral hay unos escritos.
Todos desmontan y Aragorn se adelanta seguido por Halbarad y Elladan, detrás va Marah, Elrohir y Legolas, un poco más rezagado va Gimli, quien continúa en alerta mirando a todos los lados con desconfianza.
- Siento que me han robado el mismísimo calor de mi sangre. -murmura Gimli.
- Está cerrado. -replica Elladan mientras observa los signos inscritos en el umbral- Lo hicieron los que están muertos ...... y los muertos lo guardan. El sendero está cerrado.
En ese momento de la entrada sale un viento helado y escalofriante, que hace que los caballos se asusten y huyan del lugar. Todos se cubren del viento y Aragorn se adelanta.
- Yo no le temo a la muerte. -replica Aragorn e ingresa a la caverna.
Halbarad le sigue y Marah ingresa detrás de él junto a Elladan y Elrohir. Gimli jala del arco a Legolas, quien lo mira e ingresa detrás de sus amigos. Gimli con el hacha en la mano corre detrás de Legolas e ingresa a la caverna.

En el campamento del Rey Théoden los rohir, soldados aliados y los montaraces van partiendo en grupos mientras los que van saliendo van guardando todo para el largo viaje hacia Gondor. Théoden sale de su tienda junto a su sobrino Éomer dándole instrucciones. Théoden cabalga detrás cuando ve a Merry vestido como un pequeño soldado tratando de alistar su caballo y se acerca éste y hace que se retire de la guerra a lo que Merry no acepta, pero Théoden lo deja atrás. Merry se queda apenado pensando que se quedará solo cuando todos se vayan a la guerra, pero en ese momento pasa por su costado un jinete y de un jalón lo hace subir a su caballo.
- Monta conmigo. -replica en un susurro el jinete.
Merry reconoce la voz y descubre que era Éowyn.
- ¡Mi señora! -exclama emocionado Merry.
- Así es mi querido amigo, soy yo.. pero ahora llámame Dernhelm. -responde Éowyn.
Y ambos cabalgan hasta unirse al grupo de los Rohirrim que van junto al Rey. Éomer dirige otro grupo de hombre y todos ya listos cabalgan hacia Gondor en dirección a Minas Tirith para enfrentar al enemigo.

Mientras miles y miles los orcos ya se están situando frente a Minas Tirith en los campos de Pelennor, los cuales van con trolls y hordas de numerosos orcos marchando a la voz de su comandante. Y da inicio a la Batalla para defender la Tierra Media de las fuerzas de Sauron. Gandalf junto a los gondorianos intentan repeler como pueden a las fuerzas enemigas.

Dentro de la caverna del sendero de los muertos, Marah va avanzando detrás de Aragorn quien tiene una antorcha en la mano y va delante. En eso Elladan, Marah, Elrohir y Legolas comienzan a sentir y ver presencias a su alrededor.  Legolas se encuentra detrás junto a Gimli quien se da cuenta que algo sucede.
- Legolas... ¿Qué ves? -pregunta con suma inquietud Gimli- ¿Qué es lo que ves?
- Veo figuras humanas y de caballos. -responde Legolas mirando a los lados.
- ¿Dónde? -pregunta Gimli mirando a los alrededores sin llegar a distinguir nada.
- Pálidos estandartes como estelas de nube. -contesta Legolas mirando fijamente- Lanzas que se elevan.
Como una espesura invernal a través de una neblina
- Los muertos nos siguen. -replica Marah mirando hacia atrás.
- Han sido convocados.... -interrumpe Elrohir.
Gimli se queda parada mirando hacia atrás y luego a los lados.
- ¿Muertos? ¿Convocados? ..... Lo sabía. -replica Gimli tratando de darse valor a sí mismo- Pues muy bien, perfecto....
En eso se da cuenta que todos ya han avanzado y sale corriendo detrás de Legolas. Continúan caminando cuando Elladan se detiene y mira al suelo y ve que unos brazos hechos de niebla que salen del suelo lo cogen de los brazos, voltea y ve a Marah intentando librarse de ellos al igual que Legolas y Elrohir. Aragorn y Halbarad los quedan mirando pues ellos no logran distinguir nada. Al fin los elfos se liberan de ellos y continúan su camino hasta que de repente Aragorn siente como si algo se quebrara debajo de sus pies.
- No miren abajo -advierte Aragorn.
Marah no hace caso e inmediatamente mira al suelo y ve que están parados sobre cráneos humanos.
- ¡Pero qué..... -exclama Marah mientras se van quebrando los cráneos bajo sus pies.
Los demás se dan cuenta del suelo pero continúan su camino y apresuradamente intentan salir de aquel pasaje. Hasta que al fin llegan a un claro donde se levanta una construcción con unas escaleras que llevan a un gran pórtico y a los costados dos estatuas de animales de piedra. Y cerca de ellos un barranco en el cual no se ve la profundidad. Los cuatro elfos sienten la presencia de algo muy cerca de ellos e inmediatamente sacan sus armas y se colocan el guardia. Aragorn, Halbarad y Gimli al ver la reacción de los otros hacen lo mismo y de repente se escucha una voz estremecedora que viene de las escaleras de la construcción.
- ¿Quién osa entrar en mis dominios? -replica la voz.
Todos voltean hacia la construcción y se visualiza la figura de un fantasma, aquel fantasma que Aragorn vio cuando aún estaba en el campamento. Aragorn se adelanta y se dirige al fantasma
- Alguien que exige su lealtad. -replica con decisión Aragorn.
- Los muertos no toleran que los vivos pasen. -contesta el Rey de los Muertos.
- Me tolerarán a mí. -responde Aragorn.
El Rey de los Muertos lo mira con desdeño a Aragorn y se ríe con sarcasmo mientras de todos los alrededores aparecen miles y miles de fantasmas, y se van acercando a la Compañía mientras éstos se van cerrando poco a poco mientras van colocándose en guardia.
- El sendero está cerrado. -replica el rey de los Muertos- Fue hecho por aquellos que están muertos y los muertos lo guardan.
Y de repente detrás del Rey de los Muertos aparecen más y más fantasmas y se van acercando poco a poco a los recién llegados.
- El camino está cerrado. -insiste el Rey de los Muertos- Ahora deben morir.
Aragorn se adelanta y se dirige hacia el Rey de los Muertos. Por detrás sale Legolas y dispara una flecha hacia el fantasma pero esta lo atraviesa sin hacerle el menos daño, como si la flecha pasara por la neblina. Marah voltea a ver a Legolas.
- ¿Qué haces? -le dice Marah sorprendida.
Legolas solo atina a mirarla y encogerse de hombros. Aragorn se adelanta hacia el Rey de los Muertos.
- Les exijo a cumplir su juramento. -replica con firmeza Aragorn.
- Solamente el rey de Gondor puede darme órdenes. -contesta el Rey de los Muertos.
Aragorn al escuchar eso le muestra la espada Andúril, mientras los demás fantasmas se acercan a ellos con intenciones de darles muerte. El Rey de los Muertos saca su espada y ataca a Aragorn, quien repele el ataque con su espada, el otro se sorprende.
- La espada se quebró. -replica con asombro el Rey de los Muertos.
Aragorn coge del cuello al fantasma y lo desarma.
- La han vuelto a forjar. -responde Aragorn y lo suelta lanzándolo hacia atrás.
Los demás fantasmas y el mismo Rey de ellos se quedan sorprendidos al ver que Aragorn pudo repeler el ataque, cosa que nadie podía hacerlo. Aragorn los mira y los convoca.
- Peleen por nosotros ... -precisa Aragorn- ... y recuperen su honor.
Los fantasmas, bajan sus cabezas y miran a los lados sin saber que decir. Aragorn intenta convencerlos.
- Luchen por nosotros. -replica Aragorn hacia los fantasmas- Recuperen su honor. (mirándolos) ¿Qué dicen a eso? ¿Qué dicen?
- Pierdes el tiempo Aragorn. -dice Gimli mirándolos con desdeño- Si de vivos no tuvieron honor, menos ahora que están muertos.
- Si pero ahora no es momento de ofenderlos Gimli. -le dice Marah intentando callarlo.
Aragorn no se da por vencido y levanta su espada mostrándosela a los fantasmas.
- Yo soy el heredero de Isildur. -insiste Aragorn- Luchen para mí y consideraré sus juramentos cumplidos. ¡¿Qué dicen?!
El Rey de los Muertos se ríe sarcásticamente mientras desaparece y es seguido por los demás fantasmas. Aragorn no quiere aceptar la negativa de los fantasmas e insiste en su petición.
- ¡Tienen mi palabra! -exclama Aragorn- ¡Peleen y yo los liberaré de esta muerte en vida! ¿Qué dicen?
Aragorn ve con desesperación que los fantasmas van desapareciendo hasta que se quedan solos en medio de la caverna. De repente Legolas siente que algo se aproxima, un peligro inminente. Y voltea a ver hacia la construcción que estaba frente a ellos y de repente la caverna comienza a sacudirse y de los costados de dicha construcción se abre unos tajos y salen de ella cráneos humanos en grandes cantidades, como si fueran expulsados de ella. Marah corre hacia el otro lado de la cueva por donde se formó un boquete por causa del derrumbe seguida de los demás. Hasta que al final llegan a salir de la caverna hacia el exterior. Todos al llegar hacia el acantilado ven que la ciudad está en llamas y en el río se divisaba los barcos de los Corsarios de Umbar que iban a apoyar a las fuerzas de Mordor. Aragorn se siente impotente y cae de rodillas al suelo mientras Halbarad se acerca a él y coge su hombro mirando a su primo. Los demás se encuentran estáticos mirando el panorama que se vislumbra en el río, cuando de repente atrás de ellos se siente una brisa helada y una presencia, Marah inmediatamente voltea desenvainando sus cuchillos y ante aquella reacción el resto la sigue. Y en ese momento se visualiza la figura del Rey de los Muertos quien se acerca a Aragorn mientras el resto se tranquiliza y acepta pelear con el heredero de Isildur.

Marah, distingue una bajada hacia el río y todos la siguen, hasta que llegan bajar a la rivera, mientras se van acercando los Barcos de los Corsarios, con una gran manada de hombres y bárbaros que sirven a Sauron. La Compañía Gris va encapuchada y sus figuras lucen misteriosas. Aragorn se adelanta.
- No pueden seguir adelante. -replica Aragorn dirigiéndose al capitán de los Corsarios- Ninguno entrará en Gondor.
El jefe de los Corsarios se levanta de su sillón mientras sus hombres se ríen estrepitosamente burlándose de los siete personajes, que se enfrentaban contra los numerosos secuaces que venían del río.
- ¿Y quién eres tú para negarnos el paso? -pregunta arrebatado el capitán.
Aragorn se dirige a Legolas y Marah.
- Legolas... Marah, disparen una flecha cada uno y que pasen cerca del capitán. -ordena Aragorn.
Ambos se colocan a los costados de Aragorn y apuntan. Gimli se acerca sigilosamente hacia Legolas. Ambos disparan al unísono pero Gimli choca su hacha con el arco de Legolas al momento que éste dispara. La flecha de Marah roza al oído del capitán arrancándole un arete y la de Legolas mata a un corsario que estaba al lado de su capitán. Legolas mira a Gimli y éste para evitar una reprimenda por parte del elfo, se dirige al capitán del barco.
- Te lo advertimos, -replica Gimli- ahora prepárense para ser abordados.
Los Corsarios se burlan de ellos estrepitosamente y el capitán los reta.
- ¿Abordarnos? -grita con sarcasmo el capitán mientras se burla- ¿Ustedes y qué ejército?
Aragorn y los demás se descubren las capuchas y Aragorn se dirige al capitán.
- Este ejército... -dice Aragorn.
Y por detrás de la Compañía Gris se aparecen todos los fantasmas. Los Corsarios gritan de horror pero ya es demasiado tarde para defenderse. Aragorn, Marah y los demás suben a los barcos y los dirigen hasta llegar al puerto de Osgiliath en el cual desembarcarían.

Al fin llegan a Osgiliath y en el puerto hay una gran hueste de orcos que se refugiaron ahí en espera de los Barcos de los Corsarios de Umbar. Cuando ven llegar del río la gran flota de barcos. Uno de los orcos se aproxima al puerto y se dirige en tono amenazante al capitán del Barco.
- ¡Tarde como siempre, escoria! -les grita el orco- ¡Hay trabajo para sus cuchillos! ¡Vamos, ratas marinas! ¡Bájense de sus barcos!
En ese momento del Barco salta Aragorn, seguido por Halbarad, de ahí Elladan con Marah y Elrohir y al final salen Legolas y Gimli. Y se paran delante de los orcos mientras sacan sus armas. Los orcos los miran burlones y todos sacan a su vez sus armas, dispuestos a darles muerte. Aragorn camina hacia ellos y levanta su espada seguido de sus amigos y detrás de él aparecen los fantasmas y éstos arremeten contra los orcos acabándolos en un instante.