La última integrante

XI

Amanece y los cinco miembros de la Comunidad, se dirigen a galope hacia Edoras, pasan por los campos hasta llegar a una colina que se sitúa frente a Edoras, en el cual se divisa del Castillo Dorado de Meduseld.
- Edoras y el casillo dorado de Meduseld, hogar de Théoden rey de Rohan, cuya mente ahora se halla perturbada. -dice Gandalf- El lazo con el que Saruman ata a Théoden es muy poderoso. Y cuiden lo que digan, pues no esperen ser bienvenidos.
Y retoman el viaje hacia su destino.

En el interior del Castillo Dorado de Meduseld, se encuentra el Rey Théoden junto a su sobrina Éowyn, ella está muy preocupada por el estado en el que se encuentra su tío. Le habla sobre la muerte de su hijo Thréodred pero el Rey ni hace nado alguno y continúa como hechizado. Ella al ver que su tío no reacciona, se aleja de él y va hacia la recámara de Théodred, hijo del Rey, quien está muerto encima de su cama. Éowyn llora agachada en la cama de su primo, mientras por detrás ingresa Grima Lengua de Serpiente. Grima intenta seducir a Éowyn pero solo recibe desprecio por parte de ella, quien sale apresurada de la habitación.

Éowyn sale del Castillo, y se queda en la puerta de éste, respira y se dirige hasta el borde de la entrada que da hacia el pueblo. Mira apenada hacia el horizonte y de repente baja la vista y llega a divisar a los cinco jinetes que se dirigen hacia la puerta principal de Edoras. En eso de un asta de la entrada del castillo, se desprende la Bandera de Rohan y sale volando por los aires.
Gandalf, Marah y Legolas ingresan, por la puerta, Aragorn retrasa su paso y al instante de atravesar la puerta, el estandarte de Rohan cae a sus pies, como si fuera un mal presagio.

Marah cabalga la lado de Gandalf seguidos de los demás e ingresan por el medio del pueblo de Edoras y cabalgan de subida hacia el Castillo del Rey Théoden. Pero denotan cierto pesar, desesperanza en los corazones de los habitantes del lugar. Aragorn mira hacia la entrada del castillo y ve a Éowyn, con quien cruza miradas. Marah los mira con curiosidad, pues hacia muchísimo tiempo atrás que no había pisado Edoras, pero en aquellos tiempos todo era diferente, hasta se respiraba otro ambiente, más cálido y acogedor, en cambio el ambiente que sentía era fúnebre. Aragorn vuelve a mirar hacia el castillo pero Éowyn había desaparecido.

Al fin legan a las puertas del castillo y desmontan. Se dirigen hacia las puertas de la ciudad y son recibidos por Háma y tres guardias del castillo.
- No puedo llevarlos ante el rey Théoden armados, Gandalf el gris. -dice Háma dirigiéndose hacia Gandalf- Son órdenes de Grima, Lengua de Serpiente.
Gandalf asiente con la cabeza hacia los otros aceptando entregar sus armas. Gimli entrega su hacha, Legolas sus cuchillos y su arco, Aragorn su espada, su arco y su daga regalada por Celeborn y Marah entrega a su vez sus cuchillos, su arco, un lanza dardos que tenía colgado en la cintura y una daga que extrajo de su bota. El guardia al ver que sacaba armas de varios sitios se quedó frente a ella mirándola.
- ¿Eso es todo? -le pregunta el guardia mirándola de pies a cabeza.
- ¿Qué acaso deseas que me saque algo mas? -pregunta Marah retadora al ver la cara del guardia.
Legolas al escuchar eso la mira con seriedad, y Aragorn por su parte da un paso hacia el guardia. Marah lo sujeta de la mano.
- Es suficiente -le dice Háma a su guardia.
Háma se dirige a Gandalf y se da cuenta de la vara que tenía en la mano.
- La vara por favor. -le pide Háma.
- No querrás privar de su bastón a un anciano... -dice Gandalf con un rostro bonachón.
Háma no ve peligro alguno y los permite ingresar, se da la vuelta y los demás lo siguen. Gandalf se apoya del brazo de Marah y camina como si de un anciano se tratase, apoyándose a la vez en su vara.

Dentro del castillo, se encuentran varios guardias de seguridad y algunas personas del pueblo. Al fondo se divisa el trono del Rey Théoden, quien denota facciones muy extrañas. Grima Lengua de Serpiente se encuentra a su lado dándole consejos y ordenándole a su antojo.
- Mi señor, Gandalf el Gris se presenta. -replica Grima- Es un heraldo de infortunios.
Gandalf continúa caminando apoyado en Marah, seguidos de los demás por medio de la sala del Castillo hacia el trono. Mientras los guardias atrancan la puerta principal del Castillo y se sitúan alrededor de ellos, Marah se empieza a poner alerta pues no le gusta nada la reacción de los hombres del castillo. Marah se aleja de Gandalf y se coloca a un costado en guardia ante cualquier eventualidad.
- La cortesía de tu castillo ha disminuido últimamente, rey Théoden. -replica Gandalf al Rey.
- No es bienvenido. -susurra Grima a oídos del Rey Théoden.
- ¿Por qué habría de darte la bienvenida, Gandalf, Cuervo de la Tempestad? -pregunta Théoden manipulado por su consejero.
Grima se levanta del costado del Rey y se dirige hacia Gandalf.
- Tardía, es la hora, en que decide aparecer el conjurador. -replica Grima- Lathspell te nombro, malas nuevas de un indeseado. Y encima viene acompañado de una bruja. (mirando a Marah)
- ¡Silencio! -le grita Gandalf- Mantén tu lengua bífida tras tus colmillos. No he vencido al fuego y a la muerte para intercambiar falacias con un gusano sarnoso.
Y en ese momento lo apunta con su vara. Grima ve la vara, no sabe que hacer y se desespera.
- ¡La vara! -grita Grima- ¡Les dije que le quitaran la vara!

Los guardias del Rey empiezan a atacar a los miembros de la Comunidad en eso Aragorn, Marah y Legolas los van despachando uno a uno con sus propias manos. Gamelin se dispone a apoyar a sus hombres pero Háma lo detiene.
- Théoden, hijo de Thengel, por mucho tiempo has vivido en las sombras. -dice Gandalf mientras avanza hacia Théoden.
Grima intenta escapar pero es detenido por Gimli quien lo tira al suelo y lo mantiene sujeto.
- ¿Necesitas ayuda Gimli? –pregunta Marah al ver a Gimli intentando que Grima no se le escape.
- Muy graciosa Marah... –responde Gimli en tono irónico.
Marah voltea y ve a Gandalf sacarse la capa y su figura blanca se ilumina mientras sostiene en alto su vara.
- Te sacaré, Saruman. -dice Gandalf- Como se saca al veneno de la mordedura.
Y apunta a Théoden con su vara y el Rey comienza a retorcerse. Los guardias y la gente del palacio ve con asombro lo sucedido pero nadie se atreve a interferir. En ese momento Éowyn aparece desde atrás y va corriendo a auxiliar a su tío. Pero Aragorn la detiene y la sujeta.
Gandalf insiste en liberar a Théoden.
- Si salgo, Théoden morirá. -dice Saruman dentro del cuerpo de Théoden.
- No me mataste a mí, ni tampoco lo matarás a él. -precisa Gandalf.
- Rohan es mío. -le grita Théoden con la voz de Saruman.

Gandalf hace un intento más con su vara y hace que Saruman salga del cuerpo de Théoden. El rey se desvanece en su silla y Éowyn se suelta de Aragorn y sale corriendo a ayudar a su tío, en ese momento las facciones del Rey Théoden comienzan a cambiar, pues de lo que parecía un viejo enfermo, ahora la lozanía volvía a cubrir su cuerpo. Hasta que vuelve en sí mismo y ve que su sobrina lo tiene de la mano mientras llora de alegría.
- Reconozco tu rostro. -dice Théoden- Éowyn. Éowyn.
La mira con alegría y de repente mira a su alrededor y ve a Gandalf y a su compañía que lo están observando.
- ¿Gandalf? -dice Théoden con asombro.
- Vuelve a respirar aire libre, amigo mío. -responde Gandalf. 
- Sombríos han sido mis últimos sueños. -dice Théoden mientras empieza a manipular sus manos.
- Vuestros dedos recordarán mejor su fuerza si empuñaran una espada. -le dice Gandalf.
Grimbold se acerca al rey y le entrega su espada, éste la agarra y la levanta y en ese momento gira y mira a Grima quien está en el suelo sujetado por Gimli.

Aún débil pero enfurecido, Théoden arroja a Grima fuera del castillo, quien rueda por las escaleras. Grima suplica por permanecer a su lado pero Théoden enfurecido levanta su espada para matar a Grima, pero es detenido por Aragorn. Grima quien está tendido en el suelo, Aragorn le tiende la mano para ayudarlo a levantarse pero éste le escupe en la mano y sale corriendo de ahí. Coge su caballo y sale a todo galope fuera de la cuidad. Háma se dirige al pueblo quienes estaban espectando todo lo ocurrido. Marah junto a Legolas y Gimli miran aquel espectáculo.
Todos los habitantes se hincan para saludar a su soberano. Aragorn se hinca a su vez ante el Rey, pero éste no los mira y se vuelve, y comienza a buscar en los alrededores a su hijo.