La última integrante

IV

Ya había pasado sesenta años desde que Marah regresó de Rivendel y tuvo aquel extraño sueño. Cuando un buen día Vlasta, la reina amazona, regresaba de Eregion, luego de haber echo una transacción con los enanos, a quienes terminó embaucando, por una considerable cantidad de oro y plata. Marah había ido a darle el encuentro al Sur de Eriador y estaba por el río Greyflood, cuando se encuentra con Gandalf, quien iba en una carreta jalada por un caballo. Marah y su comitiva se detienen delante de Gandalf y lo saludan.
- ¡Maestro! -exclama Marah- ¿Se dirige a Rivendel?
- No Marah. -responde Gandalf- Voy al cumpleaños de un gran amigo mío, que vive en la Comarca.
- Nunca permitirás que te acompañe a conocer la Comarca y a su gente ¿verdad? -pregunta Marah alegremente.
- No mi niña.... -contesta Gandalf- .. bien sabes que es mejor dejar en paz a ese pueblo.
- Como guste Mithrandil -responde Marah con una sonrisa mientras apea su caballo.
- ¿Y a donde te diriges? -pregunta a su vez Gandalf.
- Vamos a ir a darle el encuentro a Vlasta que viene desde Eregion... ojalá que no haya hecho de las suyas con los enanos. -responde Marah un tanto preocupada.
Gandalf se ríe y se despide de Marah. Las amazonas se vuelven a encapuchar y cabalgan alejándose del Istar. Al fin se encuentran con Vlasta y ésta les cuenta con mucha soberbia la manera como por enésima vez los enanos se dejaron embaucar por ellas. A Marah no le hizo mucha gracia las acciones de Vlasta y tan solo la escucha mientras van cabalgando de regreso a las Montañas Blancas.

Caía la noche y en las Montañas Blancas, Marah estaba paseando junto a su amiga y capitana Saria, cuando aparece un halcón y éste les avisa que unos jinetes negros habían salido de Mordor y están rondando los parajes cercanos y que tengan cuidado por las noches, pues esto no presagiaba nada bueno. Por lo que Marah ordena a sus guerreras a resguardar las fronteras del dominio amazona para prevenir cualquier posible ataque. Vlasta por su parte ordena que ninguna guerrera puede salir de sus fronteras hasta que la cosas se calmen. Aún así Marah está muy intranquila, pues siente el poder del mal que va creciendo poco a poco.

Pasaron unos días y de repente Marah, comenzó a tener sueños extraños muy seguidos y todos eran iguales, soñaba a los Nazgûl que perseguían a un niño, y este niño llevaba el Anillo en una cadena en el cuello pero tenía el rostro de Aragorn cuando aún era niño, y cada vez que ella veía el Anillo colgar del cuello del niño, el Ojo de Sauron se aparecía y se daba cuenta que alguien lo observaba y buscaba con su mirada a Marah, pero antes que el Ojo la divisara, ella despertaba como si alguien la despertara a la fuerza. Marah estuvo preocupada por dichos sueños muy seguidos y constantes, pero no podía contárselo a nadie, y mucho menos a la nueva reina Vlasta quien ya no tenía la sangre que había dejado la gran Valkyria, y ya no se preocupaba por alimentar su sabiduría ni sus conocimientos, sino que más estaba preocupada por acrecentar riquezas y poder. Pero aún había algunas guerreras, que le eran fieles a Marah y eran dignas de ser llamadas amazonas. Por eso y muchas razones Marah no contaba lo que le sucedía ni de las visiones que tenía, y tampoco lograba ubicar a Gandalf para pedirle consejo.

Por otro lado en Rivendel, Elrond recibió al hobbit Frodo, casi moribundo, pues había sido herido por el Jefe de los Nazgûl cuando iba en compañía de Aragorn y tres hobbits, Sam, Merry y Pippin, en dirección a Rivendel para poder entregar el Anillo a los elfos. Y gracias a Asfaloth el caballo de Glorfindel cabalgado por Arwen, lograron escapar de los Nazgûl y llegaron a tiempo para que Elrond sanara sus heridas. Pero Elrond sabía que en cualquier momento el enemigo podría llegar a vislumbrar el Anillo en Rivendel, y por ello mandó a llamar a todas las razas a un Concilio para definir el destino del Anillo Único. Convocó
a los hombres, enanos, los elfos del Bosque Negro y a las amazonas.

Elladan y Elrohir por orden de su padre, fueron a avisar a las amazonas. Ambos gemelos llegan a las Montañas Blancas y al acercarse al dominio amazona, son interceptados por un grupo de éstas, al ver sus ropajes extraños, inmediatamente los condujeron al templo, donde ahí encontraron a Marah y a la reina Vlasta.
- Venimos a nombre del Señor Elrond de Imladris, para convocar a vuestra raza a un Concilio en Rivendel -dijo Elladan en presencia de la reina- El Anillo Único de Sauron ha reaparecido y necesitamos la ayuda de todas las razas para decidir el destino de todos en la Tierra Media.
Vlasta lo escuchó en silencio, ella no confiaba mucho en los elfos a pesar que durante años las amazonas gracias a Marah dejaron el resentimiento sembrado por la gran Valkyria hacia los elfos.
- ¿Y por qué habríamos de participar en dicho Concilio? – interrogó Vlasta.
- Hace miles de años -interrumpió Marah- Valkyria sembró el resentimiento hacia la raza de los elfos porque Celebrimbor no consideró a las valquirias y menos a las amazonas dentro de las razas al momento de otorgar los Anillos de Poder. Pero eso fue hace mucho tiempo, ahora todo es diferente, sabes que el espíritu de Sauron aún guía al enemigo contra cada pueblo libre de la Tierra Media, y nosotros necesitamos su ayuda y por lo visto, ellos la nuestra, y me parece muy sensato que el señor Elrond nos convoque a este Concilio, así podremos formar alianzas y ser mas fuertes. Y si tu no quieres participar, lo lamento mucho, porque yo si lo haré.
Luego de haber dicho aquello con cierta dureza, Marah se dispone a dejar el recinto, cuando la reina la detiene.
- Esta bien Marah, durante muchísimos años, ninguna reina ha podido pedirte que hagas su voluntad...  (en tono despectivo) solo porque eres una valquiria... (cambiando de actitud, pero dudando un poco se dirige a los elfos).. Está bien... las amazonas van a participar, pero Marah no irá sola, la acompañará mi consejera.
- Como digas Vlasta -responde Marah- Pero sabes que el paso de Rohan está muy cerca de Isengard y por lo tanto esta lleno de enemigos, así que llevaré a mis guerreras.
- Esta bien Marah, como gustes -le respondió la reina, mientras se retiraba del salón del templo.

Marah se quedó a solas conversando con Elladan y Elrohir.
- Así que al fin apareció el dichoso anillo? -exclamó Marah- me lo suponía, pues durante estas últimas semanas he estado teniendo .... bueno no se si llamarlas pesadillas o visiones.
- Y que has visto? -interrumpió Elrohir- Tu puedes ver... tienes el don.
- Un don que se aparece cuando quiere... –responde Marah- Y bueno...no lo se... pero vi encapuchados negros a caballo tras en Anillo (dijo tratando de recordar sus sueños)... lo estaban buscando... era como si sus vidas dependieran el encontrarlo... vi un niño... me acuerdo de su rostro... (sonriendo y recordando cuando cuidaba a Aragorn en Imladris) era Estel.... o bueno eso parecía, él tenía el Anillo colgado en el cuello,... y también vi el gran Ojo de fuego sin párpados que también lo buscaba y cada vez que ese ojo se daba cuenta que alguien lo observaba se volteaba a buscarme, pero inmediatamente me despertaba como si alguien o algo no quisiera que ese ojo me viera, .... y bueno felizmente nunca me llegó a ver.....
- Has llegado a ver lo que esta pasando en estos momentos Elanor - dijo Elladan - Tienes que ir a Rivendel y me imagino que tienes esos sueños porque eres descendiente directa de Isildur y sabes que tu destino está atado al Anillo, al igual que Aragorn.
- No me llames Elanor acá, Elladan. -le pidió Marah- A la reina no le agrada mucho los elfos como te podrás haberte dado cuenta y no quiero problemas con ella, pues no quiero recordarle que soy una de ustedes.
- Esta bien Marah, no te preocupes. -le dice Elladan - Nos vemos en Rivendel.
Marah se despidió de Elrohir y Elladan y partieron de regreso a Rivendel. A su vez Marah preparó sus cosas para partir a Rivendel lo más antes posible. Reunió a sus seis mejores guerreras, pues cuatro la acompañarían en el viaje y dos se quedarían a cargo de las fuerzas amazonas.

Vlasta, mando con Marah a su prima y consejera Tharia para acompañarla y contarle todo lo que acontecería en el Concilio. Así que Marah partió con sus cuatro guerreras y Tharia en dirección de Rivendel. Por el camino cuando cruzaban Eriador se encontraron con un grupo de caballeros de Gondor comandados por Boromir, hijo del Senescal de Gondor, que iban a galope al igual que ellas. Marah y sus amazonas quienes iban encapuchadas se adelantaron, Boromir reparó en Marah por la manera de cabalgar de ella y sus amazonas.

Al fin Marah y las amazonas llegan hasta Rivendel, y son recibidas por un grupo de elfos, quienes las hacen pasar con sus caballos hasta un claro donde esperarían a que sean recibidos. Cuando llegaron al claro vieron a un grupo de elfos que estaban desmontando. Detrás de ellas llegaron los hombres de Gondor y al rato un grupo de enanos. Los elfos de Rivendel se encargan de guardar sus caballos mientras otros dirigen a los invitados a sus habitaciones.

Marah va hacia la casa de Elrond y se encuentra con Elrohir en la puerta. Ambos se saludan muy fraternalmente.
- Gandalf está acá... por si necesitas verlo –le dice Elrohir.
- ¿En serio? ... ¿Dónde está? –pregunta Marah con inquietud.
- Está con mi padre en su estudio. –responde Elrohir.
Marah agradece y corre escaleras arriba hasta el estudio de Elrond. En el momento que ingresa, ve a Gandalf con Elrond conversando un tanto preocupados, Marah, al ver a Gandalf, corre hacia él.
- ¡Maestro..!! -dice Marah mientras lo abraza con alegría- ¡Estuve buscándolo!
- Lo sé mi niña. -responde Gandalf- Supe por Elrond que convocaron a tu pueblo al Concilio... Y siento que algo te está pasando y te preocupa mucho.
Marah inmediatamente voltea a ver a Elrond y se disculpa por la entrada tan apresurada.
- Perdón mi Señor Elrond. -dice Marah mientras saluda a Elrond- Necesitaba tanto ver a Gandalf...
- No te preocupes Marah -responde Elrond- me alegra mucho que hayas venido. Pues Elladan nos ha comentado de los sueños que has tenido últimamente.
- Así es Marah. Desde cuando has tenido esos sueños? -interroga Gandalf.
- Desde creo que hace unas tres semanas aproximadamente... -responde Marah.
- Es el tiempo que el Anillo, estuvo en poder de Frodo y está siendo buscado por Sauron, -dice Gandalf- pero dices que el Ojo nunca te llega a ver no?
- Así es Maestro, -responde Marah- siempre que siento que ese horrible Ojo voltea a verme, inmediatamente algo hace que me despierte y nunca llega a verme.
- Eso nos dice que Sauron presiente que un heredero de la sangre de Isildur está cerca -dice Elrond- es como si tu, inconscientemente trataras de proteger al heredero desviando la mirada del Ojo de Sauron ...
- Tal vez -dice Gandalf- pero sería prudente que te cuides Marah.
- Si Maestro -responde Marah.
- Es mejor que descanses en tus aposentos -indica Elrond- ya cae la noche, y mañana por la mañana se celebrará el Concilio.
- Con vuestros permisos -dice Marah mientras hace una reverencia con la cabeza.
Ambos le responden sonrientes. Marah sale de la habitación y se dirige a la recámara donde antes vivió en el tiempo que estuvo en Rivendel, hace muchísimos años atrás.