La última integrante

XXXII

Pasaron los años y los hijos de Marah crecían lentamente como todo eldar, Haldir se parecía cada vez más a su padre y Aredhel a Marah, solo que el color del cabello era un tanto mas rubio. Marah que había llevado semillas de la flor de Elanor hacia Ithilien llegaron a florecer y ella en recuerdo a su padre y a su niñez, adornaba los hermosos cabellos de su hija con aquellas flores.

Marah le pide a Legolas visitar a Aragorn y a Arwen, así que ambos parte con sus hijos hasta Minas Tirith, quien son recibidos con alegría por la gente de la gran Ciudad. Son llevados hasta el Salón del Trono en el cual estaba Aragorn y su hijo Eldarion. Aragorn se levanta y abraza a Legolas y a Marah y ve a sus hijos. Les presenta al suyo y los tres pequeños se van jugando hacia el patio empedrado. Al rato llega Arwen y los cuatro amigos de siempre se quedan conversando. Marah y su familia se quedan un corto tiempo en Minas Tirith y luego regresan al Bosque de Ithilien.

Al llegar al Bosque, les da la bienvenida Orophin, hermano de Haldir y tío de Marah. Marah se sorprendió muchísimo al ver a su tío pues le hacía en Lothlórien junto a Rúmil. Orophin al fin conoció a sus sobrinos nietos Haldir y Aredhel. Una vez instalados, Orophin les dijo a lo que venía.
- Les traigo noticias.... -les comunicó Orophin- El Caballero Celeborn, luego de tantos años sin la Dama Galadriel, comenzó a sentirse solo a pesar de tener a todo su pueblo con él. Así que decidió partir hacia Rivendel. A nosotros nos pidió ir con él, dado por la gran amistad que tiene con nosotros y por mi hermano Haldir.... pero Rúmil se fue con él y ahora ya deben estar en Rivendel junto a los hijos de Elrond quienes se quedaron custodiando Imladris. En cambio yo preferí venir acá con mi sobrina (dijo mientras cogía las manos de Marah) y de paso conocer a sus hijos.
- Pues bienvenido seas Orophin de Lórien. -responde Legolas.

Durante el reinado de Aragorn, gran parte de los Elfos que aún habitaban en los Bosques de la Tierra Media, comenzaron a marchar hacia las Tierras Imperecederas, pues su tiempo ya había culminado y su desaparición era cada vez mayor. En el Bosque de Ithilien aún permanecía la colonia formada por Legolas y Marah viviendo en completa armonía, pero algunos de los elfos silvanos comenzaron a partir en barcos hacia el mar.

En algunas oportunidades, Marah viajó a Rohan a visitar a las amazonas, quienes ya habían formado sus familias casándose con los Rohirrim. Mayormente iba sola, solo en dos oportunidades su hija Aredhel la acompañó, pues ella prefería quedarse con su hermano Haldir en el Bosque. Legolas por su parte cansado de tanto viaje, dejaba que Marah fuera sola y conversara tranquila con sus amigas, quedándose a cuidar el Bosque. Daba la casualidad que las veces que Marah iba sola, Éomer siempre la observaba desde el castillo. Ambos tuvieron muy pocas oportunidades de cruzar palabras. Y cuando lo hacían Éomer siempre miraba a Marah como un dulce recuerdo, pues ella no cambiaba nada a través del tiempo, mientras a él se le iban pasando los años, pero aún mantenía su porte majestuoso. Ahí Éomer pudo entender lo que Marah le dijo cuando rechazó su propuesta de matrimonio, que ambos tenían destinos muy diferentes y cada uno tenía que seguir el suyo.

Marah continuó visitando a las amazonas hasta que la última falleció, siendo ésta, Saria. En la última visita, Marah le pidió a Aredhel que la acompañara, quien ya estaba convertida en toda una bella doncella elfa. Ambas se apersonaron al Castillo a despedirse de Éomer. Las recibe el hijo de Éomer, Elfwine quien ya era todo un hombre y las hace pasar hasta el trono. Elfwine al momento de recibirlas, se quedó prendado de la belleza que irradiaba Aredhel. Marah se acerca con su hija, hacia Éomer.
- Venimos a despedirnos Éomer. –replica Marah- Ya no queda ninguna de mis compañeras... y ya no tengo motivo de regresar otra vez a Rohan.
- ¿Ni siquiera por tu amigo el rey de Rohan? –pregunta Éomer.
- Siempre lo serás Éomer... –responde con dulzura Marah- ... siempre.....
Éomer da cuenta de la joven muy parecida a Marah que la acompañaba.
- ¿Ella ... es tu hija? –pregunta Éomer
- Así es, es hija mía y de Legolas... –responde Marah- Mi hijo Haldir se quedó con su padre en el Bosque de Ithilien.
- Me alegro mucho por ti... –responde Éomer con una sonrisa tratando de ocultar su pena- Tiene mucho de ti, tus ojos, tu mirada....
- Veo que tienes un hijo muy apuesto. –interrumpe Marah sonriendo tratando de cambiar los ánimos.
- Gracias pero creo se parece más a su madre... –responde Éomer mirando a su hijo con picardía.
- Y al padre también... –dice a su vez Marah riendo. 
Éomer y Marah ríen mientras Elfwine no dejaba de observar a Aredhel, entonces Marah se dirigió hacia él, quien intentó disimular.
- Serás un buen rey Elfwine, hijo de Éomer... lo llevas en tu sangre... –le dice Marah sonriente.
Elfwine agradece con una venia, mientras se mostraba un tanto nervioso ante la presencia de la hija de Marah. Marah se da cuenta del nerviosismo del joven.
- ¿Sucede algo joven Elfwine? –pregunta Marah de una manera muy curiosa.
- No, nada mi señora... –responde abochornado Elfwine- ... solo que la belleza de vuestra hija me ha perturbado.
Éomer y Marah ríen de muy buena gana, pues ambos se acuerdan de cómo actuaba Éomer cuando Marah estaba cerca de él. Mientras Aredhel se siente halagada de recibir semejante cumplido de un caballero tan apuesto. Marah deja a los jóvenes a un costado y se dirige a Éomer.
- Saluda de mi parte a Merry y a Pippin cuando vengan a Edoras... –replica Marah- Y diles que siempre los recordamos.
Éomer se acerca a ella y la abraza, Marah lo mira con dulzura.
- Adiós Éomer ... que las bendiciones de los elfos te acompañen de acá a la eternidad.... –le dice Marah.
Marah se despide de Elfwine con una venia y Elfwine corre hacia ellas cuando se estaban retirando ante la mirada sorprendida de su padre. Aredhel voltea y Elfwine coge su mano y le da un beso. Aredhel sonríe sorprendida, y va hacia su madre que la estaba esperando en la puerta. Ambas se alejan del Castillo cabalgando para nunca más regresar. Éomer y Elfwine se quedan en la puerta viendo como se alejan. Elfwine le da la razón a su padre cuando le dijo que antes de conocer a su madre se había enamorado de una hermosa dama elfo, pues él desde el momento que vio a Aredhel sintió lo mismo. Pero ambos sabían perfectamente que ellas tenían un destino muy diferente al de ellos. Y que sólo serían un grato y dulce recuerdo.

XXXIII

Pasaron mas de cien años desde el fin de la Guerra del Anillo y la paz continuaba reinando en la Tierra Media, pero la vida de Aragorn se iba consumiendo y decide morir voluntariamente como lo hacían los antiguos reyes de Númenor y su hijo Eldarion lo sucede en el trono de Gondor. Legolas recibe la noticia y va junto a su esposa Marah hacia la tumba donde lo enterraron, colocaron un ramo de flores en su tumba y regresaron hacia el Bosque.

Es en ese entonces que ambos deciden partir hacia las Tierras Imperecederas, pues el dominio del hombre se va acentuando aún más y los Eldar van desapareciendo poco a poco en el mar. Así que Legolas junto a otros elfos construyen un barco gris en el Puerto de Ithilien para poder partir junto a su gente. Una vez terminado el barco, Legolas ordena preparar todo para la partida y le pide a Marah que espere hasta su regreso pues aún tiene un asunto pendiente por terminar.

Legolas cabalga junto a una pequeña comitiva de elfos hasta las Cavernas Centelleantes y le pide a Gimli que lo acompañe hacia las Tierras Imperecederas, pues Galadriel por ser una Noldor muy poderosa entre los altos elfos, había concedido aquella gracia para él, especialmente por ser amigo de Legolas. Gimli acepta de muy buena gana, pues ansía volver a ver la belleza de la Dama Galadriel. Legolas regresa con Gimli, quien al ver a Marah se alegra muchísimo y en especial al conocer a los hijos de su mejor amigo.

Antes de partir, lo último que supieron de Arwen fue que al morir Aragorn, ella se despidió de sus hijos y amigos y se marchó a Lórien, donde se acostó a descansar para siempre en la colina de Cerin Amroth, donde tiempo atrás había prometido casarse con Aragorn, encontrando así de esta manera el Destino de los Hombres.

Al fin los pocos elfos que quedaban en el Bosque de Ithilien llegaron a embarcar, pero aun no salían, pues esperaban a sus señores, quienes abrazados junto a sus hijos miraban con melancolía a la Tierra Media y a su Bosque que por mucho tiempo los cobijó. Al fin subieron Haldir con su hermana Aredhel quien llevaba consigo un gran ramo de flores. Detrás subía Marah con los ojos humedecidos por la melancolía de dejar aquellas tierras. De la mano iba su esposo Legolas y detrás subía Gimli, quien fue el penúltimo mortal que puso sus pies en el barco que zarparía hacia las Tierras Imperecederas.

Navegan por el Anduin, hasta llegar al mar. Legolas manda navegar por el norte hasta los Puertos Grises, en el cual embarca Celeborn, Elladan, Elrohir y Sam a quien, por la gracia del mismo caballero Celeborn, se le concedió un lugar para reunirse con su mejor amigo Frodo que lo estaría esperando en Valinor.

Una vez a bordo, el barco zarpa y navega hacia el mar y en el borde del barco se instalan Legolas y Marah abrazados, mirando como va desapareciendo en el horizonte la Tierra Media. Mientras que en su corazón, Marah sentía una inmensa paz y tranquilidad por estar con su familia y de saber que ya nunca más iba a estar sola, pues al fin había encontrado la felicidad y el amor.

FIN