La última integrante

25 de Enero de 2006, a las 19:28 - Marah
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V

La mañana siguiente Marah se levanta muy temprano y junto a Elrohir van hacia el lugar donde se celebraría el concilio. Llega la hora pactada y los invitados al Concilio de Elrond se situaron en sus asientos en semicírculo alrededor de un pedestal de piedra. Elrond estaba con sus consejeros, al costado estaba Glorfindel y Aragorn, de ahí Elrohir y Elladan, seguía Marah con su consejera Tharia y Saria su segunda capitana al mando, al costado de ellas estaba Boromir y dos hombres de Gondor, de ahí seguían tres enanos, frente a Marah estaban tres elfos del Bosque Negro y de ahí seguía Gandalf con Frodo.

Aragorn al tomar asiento fijó su vista en Marah, pues le era conocida, recordaba su rostro y sus ojos pero la ropa amazona que llevaba lo confundía. Marah por su lado no reparó Aragorn hasta ese momento. En eso Elrond se dirigió al Concilio.
- Forasteros de tierras lejanas, amigos de siempre. -comienza Elrond- Habéis sido convocados para atajar la amenaza de Mordor. La Tierra Media se encuentra al borde de la destrucción. Nadie puede escapar a ella, debéis uniros o pereceréis. Toda raza de esta tierra se enfrenta a este destino, a ésta maldición.
En ese momento Marah levanta la mirada al sentir que unos ojos la miraban con detenimiento y se dio cuenta que un joven elfo de dorados cabellos la estaba observando, era Legolas hijo del Rey Thranduil del Bosque Negro. Marah como nunca se ruborizó y volteó a un costado, el joven elfo hizo lo mismo. En eso Elrond se dirigió a Frodo.
- Frodo, muéstranos el Anillo.
Frodo se incorpora, deja el Anillo en el pedestal y retorna a su asiento junto a Gandalf. Los miembros del Concilio miran al Anillo y parece que éste comienza a susurrarles a cada uno. Cada miembro lo oye de forma diferente. A Marah le parece haber oído esa voz anteriormente.. tal vez en sus sueños.
- Así que es ese el Anillo de Sauron.. –le dice Marah a Elrohir mientras evoca en su mente el Anillo que veía en sus sueños. 
- Entonces era cierto lo que decían –replica Boromir.
- Ese es el Anillo de poder.... la maldición del hombre.... –interrumpe Gimli, el enano que estaba con su raza casi frente a Marah. 
- En un sueño vi el cielo oriental oscurecerse... Pero en el Oeste persistía una pálida luz, una voz gritaba "tu maldición está cercana, el Daño de Isildur ha sido hallado." El Daño de Isildur... –repite Boromir como si estuviera encantado.
Se acerca al pedestal de piedra, alcanza el Anillo. Gandalf y Elrond intercambian miradas. Los dedos de Boromir están sobre el Anillo. Marah se levanta para impedir Boromir cogiera el Anillo, en eso Elrond se levanta rápidamente y grita.
- Boromir..!!!
El Anillo suelta un encantamiento. De repente Gandalf se pone de pie y también comienza con un canto en Lengua Negra. El Cielo se vuelve oscuro y empiezan a sonar truenos. El concilio se muestra confuso ante tal espectáculo.
- ¡Ash nazg durbatulûk, ash nazg gimbatul, ash nazg thrakatulûk agh burzum-ishi krimpatul! (Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos, y atarlos en las Tinieblas)
La voz del Anillo desaparece. Marah se sienta, mientras siente que algo le aprieta el pecho, Elrohir la coge de la mano preocupado por el estado de ella, y Marah sonríe indicándole que esta bien. Elrond reprime a Gandalf fuertemente.
- Jamás antes una voz dijo palabras en esa Lengua aquí, en Imladris -replicó Elrond.
- No he de pedir perdón, maestro Elrond, -responde Gandalf con voz áspera- pues la Lengua Oscura de Mordor puede ser oída en cualquier rincón del Oeste. El Anillo es el mal en sí mismo.
En eso Gandalf le dirige una mirada dura a Boromir antes de sentarse. Boromir permanece impasible, en eso se levanta.
- Esto es un regalo.... un regalo para los rivales de Mordor. ¿Por qué no usar el Anillo? Por mucho tiempo mi padre, el Senescal de Gondor ha contenido las tropas de Mordor. Gracias a la sangre de nuestro pueblo vuestras tierras fueron seguras.
- ¿Seguras? –pregunta Marah retadora- No te tomes todo el crédito Boromir. Mucha gente acá presente ha defendido con la sangre de su gente, sus propios dominios.
- ¿Y quien te crees que eres tu para hablarme de esa manera? –pregunta Boromir sobresaltado.
Marah se levanta para contestarle, pero en ese momento Elrond hace lo mismo.
- ¡Es suficiente! –interrumpe Elrond mirando a ambos- Lo último que queremos es una confrontación entre nosotros...
Marah se sienta, pero Boromir continúa de pie.
- Yo lo único que pido es que entreguen a Gondor el arma del enemigo. –responde Boromir- ¡Podemos usarlo contra él!
- ¡No puedes usarlo! -interrumpe Aragorn- ¡Ninguno de nosotros puede! El Anillo Único solo responde ante Sauron. No tiene otro señor.
- ¿Qué puede saber un Montaraz, sobre estos asuntos? -interroga con arrogancia Boromir.
El elfo que cruzo miradas con Marah se pone en pie de repente.
- No es un simple Montaraz. - replica Legolas- Es Aragorn, hijo de Arathorn. Y le debes lealtad.
- ¿Aragorn? -dice extrañado Boromir- ¿El heredero de Isildur?
Al oír aquello, Marah voltea y ve a Aragorn y evoca en su memoria a Estel cuando estuvo en Imladris hace como ochenta años atrás.
- Y heredero al trono de Gondor. -responde Legolas.
- Havo dad, Legolas. (Siéntate, Legolas) -replica calmado Aragorn.
Boromir vuelve a su asiento mientras va mirando a Aragorn.
- Gondor no tiene Rey. Gondor no necesita Rey -dice Boromir.
- Aragorn está en lo cierto. -dice Gandalf- No podemos usarlo.
- Solo les queda una opción. -indica Elrond- El Anillo debe ser destruido.
De repente se levanta un enano y si dirige al pedestal con su hacha.
- ¡Y qué estamos esperando! -dice el enano.
Y golpea con todas sus fuerza el anillo pero es repelido, siendo lanzado al suelo. Al mismo tiempo, Frodo y Marah ven el Ojo de Sauron en sus mentes. Pero Frodo se encoge de dolor. El Anillo permanece intacto con los restos del hacha a su alrededor. De repente se escuchan susurros en la lengua negra que vienen del Anillo
- El Anillo no puede ser destruido Gimli, hijo de Glóin, -indica Elrond- con las artes de las que tenemos todos aquí. El Anillo fue forjado en los fuegos del Monte del Destino. Solo allí puede ser destruido. Debe ser devuelto al corazón de Mordor y arrojado al abismo de donde salió. Uno de vosotros, deberá hacerlo.
Todo se miran y nadie dice nada, hasta que Boromir replica.
- Uno no entra así como así en Mordor. Sus puertas negras están vigiladas por más que orcos. En él habita un mal que nunca duerme. Y el Gran Ojo, permanece alerta. Es páramo desolador, lleno de fuego, cenizas y polvo, y el aire que se respira es vapor venenoso. Ni con diez mil hombres podría hacerse. ¡Es una locura!
En eso Legolas se levanta y se dirige a Boromir.
- ¿¡No has escuchado nada de lo que el señor Elrond ha dicho!? -le increpa indignado Legolas- ¡El Anillo debe ser destruido!
- ¡Y supongo que eres tú quien tiene que hacerlo! -interrumpe Gimli.
- ¿¡Y si fracasamos qué!? -interrumpe levantándose a su vez Boromir- ¿¡Qué pasará si Sauron recupera lo que es suyo!?
- ¿Acaso no se dan cuenta que es la única opción que tenemos? -interrumpe Marah- ¡No hay otra manera!!
- ¡Antes muerto que ver el Anillo en manos de un elfo! -interrumpe acalorado Gimli- ¡Nunca confíes en un elfo y mucho menos en una amazona!
Marah se indigna al escuchar a Gimli y le responde, en eso todos se levantan en una acalorada discusión, cada uno tratando de defender su posición. Marah por su lado discutía con Gimli. En ese momento una llamas comienzan a marcar el Anillo mientras la discusión continúa cada vez mas fuerte, pues tal pareciera que el Anillo se alimentara del odio. Frodo que había estado sentado viendo todo eso, se levanta y grita tratando de que lo escuchen.
- ¡Yo lo llevaré! ¡Yo lo llevaré! ¡Yo llevaré el anillo a Mordor! -dice Frodo.
Marah escucha la voz de Frodo, y deja de discutir al igual que el resto del Concilio quienes se miran sorprendidos.
- Aunque... no sé como voy a hacerlo. -dice Frodo con inocencia.
- Yo te ayudaré a llevar esta carga, Frodo Bolsón. -dice Gandalf- Mientras sea tu deber hacerlo.
Aragorn se acerca a Frodo y se arrodilla.
- Si con mi vida o mi muerte puedo protegerte, lo haré. -le dice Aragorn- Cuentas con mi espada.
- Y cuentas con mi arco. -le dice Legolas acercándose a Frodo.
- ¡Y con mi hacha! -replica Gimli tratando de no quedarse atrás.
- Si me lo permiten, -dice Marah- tienes mi apoyo y de las amazonas.
Gandalf esboza una sonrisa a Marah y mira a Elrond quien se siente complacido que el Concilio al fin tomó una decisión.
- Tu cargas con el destino de todos, pequeño. -irrumpe Boromir- Si es esta la voluntad del Concilio, Gondor apoyará.
En ese momento de los arbustos sale Sam amigo de Frodo y corre hacia él.
- ¡Eh! El señor Frodo no se va a ningún lado sin mí. -interrumpe Sam.
- ¿Y este pequeñín de donde salió? –pregunta Marah mirando a Gandalf quien sonreía divertido.
- Veo que es difícil separarlos, -dice Elrond un tanto divertido- Aún cuando él ha sido convocado a un concilio secreto y a ti no...
De repente Merry y Pippin, otro hobbits que habían venido con Frodo y Sam salen de detrás de unos pilares de donde estaban escondidos y corriendo se unen al grupo.
- ¡Eh! Nosotros también vamos! -dice Merry.
Gandalf y Elrond se miran complacidos.
- Diez.... diez compañeros -indica Elrond reflexionando- Así será, ¡Serán la Comunidad del Anillo!

En el transcurso de la tarde todos los miembros de la Comunidad del Anillo se disponen a prepararse para el largo viaje. Marah se encuentra en su habitación con sus guerreras , en eso Tharia trata de disuadir a Marah que vaya con ellos a dicha misión.
- ¡No puedes tomar esa decisión por tu cuenta Marah! -le increpa Tharia- Sabes que tienes que pedirle permiso a la reina, además sé que ella no estaría de acuerdo, sabes que no confía mucho en los elfos.
- No tengo por qué pedirle permiso a nadie -responde Marah mientras alista sus cosas- es mi decisión y lo voy a hacer, si en algo puedo ayudar para destruir el mal para siempre, lo voy a hacer, además tu hermana Saria es mi mano derecha y ella se queda, cuidará bien de ustedes, tienen muy buenas guerreras. Creo que Vlasta debe de aprender a confiar su propia gente y no depender tanto de mi.
- No puedes hablarme así Marah -le increpa Tharia- Sabes que Vlasta me envió para tomar decisiones por ella.
- Lamento mucho que no te pueda hacer caso Tharia -responde Marah- pero yo voy a ir. Siento que es mi deber hacerlo. Y no quiero seguir discutiendo sobre lo mismo. No vas a hacer que cambie de opinión.
Tharia enojada se sale de la habitación y Marah se queda con sus guerreras.
- Gracias por confiar en mi -le dice Saria a Marah.
- No hay nada que agradecer. -responde Marah- Solo he dicho la verdad y ya es hora que la reina se de cuenta que los elfos quieren el bienestar de toda las razas de la Tierra Media y no su propio bienestar como piensa ella. Y bueno tu eres la indicada para quedarte al mando de las guerreras, pues eres la mejor.
Saria agradece la confianza y ayuda a Marah con sus pertenencias.



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